CAPITULO 44

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Ella se mudó a Valencia, las primeras semanas fueron dificiles, paso noches llorando, el insomnio eran su mayor miedo nocturno, se sentía sola, hasta que una tarde decidió salir a una fiesta, y conoció a unas chicas, ellas estaban en el baño muy ebrias, ella les ofreció quedarse en su cuarto, al parecer ellas no podían llegar asi de mal a sus casas.

Durante unos meses, en la universidad seguían frecuentándose, todas empezaron a tenerse confianza, contarse problemas, Abril decidió contarles lo que paso en Madrid, sus amigas le mostraron mucho apoyo y se unían más a ella, y la defendían de aquellos que se burlaban de ella.

—Les juro que yo me voy a vengar de cada uno de esos malditos hijos de puta — dice Abril enojada tomándose un shot de tequila.

Estaban en casa de Arizona una de sus amigas, sus padres estaban de luna de miel, tenía casa sola, estaban las cuatro chicas tomando. Arizona era pelirroja, delgada, con pecas en el rostro, sus ojos eran marrones, era la más alta de todas, delgada, su mirada era seductora, ella estaba estudiando arquitectura, tenía la particularidad de conseguir al chico que quería con solo una sonrisa, siempre usaba vestidos que resaltaran sus curvas, su cabello lacio, largo, era hermosa, la más atrevida del grupo, pero la más romántica.

—La venganza no es algo que apoye, pero esos desgraciados lo merecen — Arizona metiéndose unas palomitas a la boca.

—Yo podría ayudarte, bueno, todas si hay algo podríamos hacer que paguen — dice riéndose Alicia mientras se pone un poco de vino tinto en su copa—. Por cierto, Abi, que ha sido de tu galán guapo, y extremadamente rico — cuando termina se toma la copa de vino de un tirón, estaba medio llena, y se la acaba mientras miraba Abril.

—Muéstranos su foto otra vez — dice Alicia quitándole el teléfono.

Alicia era rubia, era la más bajita del grupo, pero no era tan bajita, media 1.64, era de contextura media, estudiaba negocios internacionales, tenía un buen busto, más que Abril, sus ojos eran verdes, y al igual que Arizona era muy sensual, pero a comparación de Arizona a ella le salía natural, solo que ella no quería nada con nadie, tenía novio desde los quince años, eran la pareja perfecta, ambos eran rubios, ojos verdes y les encantaba el deporte. Luego venia Bela, estudiaba derecho solo que estaba adelantada por un año que todas, ella era castaña, sus ojos eran verdes, su sonrisa era perfecta, su cabello largo y ondulado, era buena en la musica, sabia tocar la guitarra, el ukelele, piano, violín, chelo, batería, con su voz ella encantaba, siempre daba conciertos solo para nosotras, su aura era muy tierno, inspiraba confianza.

—Pues primero devuélveme el móvil — dice Abril quitándole de las manos a Bela —. Pues está en Francia, o eso dicen sus fotos, no me ha escrito hace meses, desde la última vez que nos vimos, no sé nada más, tal vez solo fui un amor de visita.

—Dijiste que padre estaba enfermo, quizá siga así y por eso no ha podido hablarte — sisea Arizona.

—Me alegra que ya estés bien, te dije que sanarías — comenta Alicia —. Ya sabes, con lo de Gabriel.

—Sí, no era para tanto — dice Abril con cara sonriente, pero eso que dijo Alicia le dolió, mucho porque la verdad ella no estaba bien.

—Tranquila Abril, solo suéltalo... — dijo Arizona.

—La verdad es que... he estado actuando como si estuviera bien pero no lo estoy, dicen que es un corazón roto, pero, me duele toda el alma.

—¿Aún lo amas cariño? — pregunto Alicia.

—El que no podamos estar juntos no significa que no lo ame.

—El amor no debería ser complicado — dijo Bela.

EL DESO DE AMARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora