CAPÍTULO 3

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Gabriel

Es casi imposible que nos volvamos a enamorar, es imposible que me vuelva a enamorar yo de alguien más que no seas tú, ya nos hemos perdido, es imposible que nos volvamos a encontrar.

Sin embargo, ¿qué sí te amé?, ¿sí te conozco?, ¿sí te soñé? No, tienes razón, lo dudo, no te conozco, sé que te gusta el vino, las olas del mar y su sonido en las madrugadas, el sonido de la lluvia te fascina pero tan pronto como escuchas un rayo tus manos sudas dejándote invadir por el miedo como si te fuera a caer uno encima, admiras el cielo, los relámpagos, siempre dicen que los relámpagos son fotos que desde el cielo Dios nos toma, además, el café frío por las mañanas, amas la noche mucho más que el día, se el género de música que sueles bailar, odias los deportes extremos, en especial el patinaje, sé perfectamente que solo puedes dormirte abrazando tus peluches favoritos, preferí mil veces tener su lugar, y que aprendiste a nadar cuando tuviste quince, que sí nos volvemos a encontrar tu preciosa mirada azul ignoraría la mía, prefieres el romance antiguo, odias las películas de terror, tu color favorito es el blanco, sientes paz cuando miras el cielo, aunque esté algunos días en tonos grises, y que lo que más te gustaba de mí era como te amaba, así mismo, sé que me odias por aquello, porque sabía cómo debía amarte, podía distinguir una mirada de miedo con una de tristeza, el tono de voz cuando mentías o algo andaba mal, te enojabas hasta llorar, tu gusto por no querer perder en las discusiones, que sí por ti fuera, lo nuestro jamás hubiera llegado a su fin, sé que el quererte no es un poder, y por mucho que deseara no es magia, me llegue a memorizar el tiempo que tardabas en lograr componerte, poniendo una armadura para luchar contra los problemas, hasta el tiempo que tardabas arreglándote lo tengo grabado, cuarenta y cinco minutos eran los mejores invertidos de mi vida, llegar media hora tarde siempre era la opción, sé que escuchabas toda una semana la misma canción para grabártela porque te daba pena equivocarte, aprendí canciones para escucharte cantar, me aprendí cada movimiento culposo, cada gesto, cada parte de tus manos, memorice cada fracción de tu rostro mientras dormías, cuando veías la Luna pedias deseos, jamás en voz alta para que puedan cumplirse, que amas el cabello suelto porque te sientes libre, las fresas son tus frutas favoritas, sé que dibujas y pintas la naturaleza, pones carita de niña consentida cuando tienes un día libre porque lo aprovechas leyendo todo el día, tu perfume favorito es de durazno y frambuesa, pero, es mucho más fácil responder que no, nunca te llegue a conocer.

Hoy he leído una frase: A veces dos personas necesitan separarse para ver cuánto necesitan estar juntas. No se trata de arreglar lo que está roto, sino de volver a enamorarse y crear juntos algo aún mejor. ¿Será verdad?

Ella vio lo que nadie vio en mí, y yo solo la hice pedazos, pero es que, cuando amas algo no tienes poder sobre aquello, no puedes simplemente controlarlo, eso es amor, entregas todo tu corazón, su sentir, tu alma, toda tu esencia.

Me agarra la noche, la pienso, me doy cuenta que elegí mal, por las mañanas recuerdo su risa, y anhelo escucharla otra vez, ella me falta, cuando estoy triste escucho canciones, cuando salgo con alguien más al sujetar otra mano la anhelo, y no quiero soltar aquella mano porque pienso que es la tuya, y por mucho que me duela, no querré jamás que esta tristeza llegue a ti, por tu esencia, para que tu alma siga iluminando espacios, nunca más quisiera verte apagada.

EL DESO DE AMARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora