CAPITULO 34

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—Feliz primer mes mi amada Ross — le dedica un beso en los labios — ya te he dicho lo mucho que me gustan tus labios, bueno, me encanta todo de ti.

—Feliz primer mes.

—Espero que te haya gustado esta sorpresa.

Se encontraban en un restaurant temático, muy clásico, un sitio que le gustaba mucho a Abril, alrededor habían muchas flores, y rosas, Bel Mondo, situado en Velázquez, lejos de ser un italiano de los de pizza y pasta, Bel Mondo a pesar de emplear productos made in Spain, el resultado es digno de una auténtica villa italiana. Una terraza inmensa, llena de flores, un jardín secreto, y unas salas con una decoración auténtica, nos hizo olvidar, por momentos, que nos encontrábamos en el centro de la ciudad.

—Es precioso de verdad.

—Te amo Ross.

—Igual yo Gael.

Al acabar de comer, Gael paga la cuenta y se retiran, toman un taxi y se dirigen a la casa de Gael.

—¿Qué hacemos aquí? — pregunto Abril.

—Solo vamos a conversar, estamos solos, no haré nada que no quieras. —las palabras de Gael enviaron un mal presentimiento a Abril.

Estaban mirando una película, Cartas a Julieta, trata sobre una chica que sin querer encuentra el amor que siempre anhelo.

—Eres muy hermosa Ross — dijo Gabriel mirándola.

Paso sus manos a su rostro y la acerco a besarla, fue un beso intenso, con mucho deseo depositado, Abril se dejó fluir y lo beso con la misma intensidad. De pronto su mano derecha bajo a su pierna, empezó hacer presión y ella se acercaba a él.

—Te deseo mucho pequeña, seré gentil, lo prometo.

—No debemos — siguió bajando su mano hasta meter dos dedos dentro de ella.

—¿Eres virgen verdad? — pregunto curioso Gael.

—Sí — respondió de miedo.

—Tranquila, seré cuidadoso.

La levanta de golpe cargándola, se dirigen a un cuarto, la deja acostada en la cama y sigue besándola, sus besos bajaban a su cuello, a sus hombros.

—Puedo sacártela — dirige al vestido de Abril —. Levántate.

Abril solo asentía hasta quedar completamente desnuda.

—Eres realmente hermosa — dijo, inmediatamente se quitó la ropa y siguió besándola, al cabo de unos minutos, saco de la mesa de noche un preservativo, se lo puso y le abrió las piernas Abril.

—Alto — dijo Abril —. No quiero hacerlo— intento levantarse, pero Gael la sorprende con un beso.

—Tranquila lo hare lento, despacio, no dolerá, solo dime cuando te haga daño y paro, cálmate, respira — apoya su cabeza en sus pechos y la penetra lentamente—. Esto se siente tan bien — exclamó complacido puso su cabeza al lado del cuello de Abril y siguió penetrándola poco a poco hasta hacer sus movimientos más rápido y bruscos.

—"Quiero que pare, me está doliendo demasiado, acaba de una vez por favor" — repetía en su mente mientras las lágrimas caían en su rostro, Gael seguía gimiendo dentro de ella —. Detente ya, no quiero seguir me duele mucho.

—Lo siento Ross — se levanta Gael y mira las lágrimas en su rostro, con sus manos empieza a limpiarlas, le da un beso largo en los labios y vuelve a emboscarla, pero esta vez con su mano derecha, tapa la boca y la mira a los ojos.

—Por favor déjame ya, no quiero seguir, para — repetía en su mente mientras el hombre la miraba fijamente a la cara—. Piensa Abril, que puedes hacer ahora para librártelo de encima, ¿fingir?, y si finges que te gusta, luego te pones arriba de él y terminas esto — se animaba mentalmente.

EL DESO DE AMARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora