CAPITULO 35

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Antes de tocar tus labios quiero tocar tu corazón, y antes de conquistar tu cuerpo quiero conquistar tu amor.

William Shakespeare.

—Está loca usted, no puedes dejarme solo porque se te antoja, yo te amo, vamos Abril te hice mujer, yo y nadie más, eres mía, no puedes pedirme un tiempo, tú me amas yo lo sé, solo es una falla, déjame demostrarte que no podemos terminar, somos el uno para el otro — dijo el, en tono prepotente, con una furia en los ojos.

—Estoy segura que no quiero seguir estando contigo, no me haces bien.

—No puedes dejarme se muchas cosas de ti, puedo cambiar por ti, no seré celoso, si quieres salir sola con tus amigos o compañeros hazlo, quieres salir a solas con Cooper hazlo, pero por favor no me dejes pequeña.

—Es una decisión ya tomada hace mucho.

—Bien no quiero ser paranoico, te dejare, te daré el tiempo que me pides, piénsalo bien, luego vuelve a mí por favor Ross.

Sin embargo, aquel hombre que dijo amarla estaba amenazándola que, si no volvía inventaría mentiras, cuando hace unos instantes decía amarla.

Esa es la verdad la vida está llena de lobos hambrientos en busca de presas frágiles y solas para devorar.

Pasaron meses Gael seguía buscándola, mandando mensajes, iba buscarla fuera del colegio, en su casa no la dejaba en paz, pero ella ya estaba acostumbrada a no darle importancia. Fue entonces, en septiembre cuando el profesor de ciencias tecnológicas puso de pareja de trabajo a Gabriel y Abril, cuando creía que todo estaba mal, ahora tenía que aguantar trabajar con él.

Te van a odiar por cualquier cosa — se decía Gabriel— lo importante es que te mantengas firme en tus convicciones. Si haces las cosas bien solo para que no hablen mal de ti; y luego tienes que dar unas malditas explicaciones cuando las cosas te salen mal... ¡Diablos! ¡Vivirás atado toda tu vida a ellos! Por una vez en tu vida manda todo a la mierda y constrúyete. No eres perfecto y nunca lo serás Gabriel, ella está aquí, miras casi todos los días, miras y escuchas como otros le dicen lo hermosa que es y son solo eso palabras, no puedes decirlas tu por el maldito miedo del fracaso con tus padres. Dile que la añoras, muéstrale que la quieres, tienes la capacidad de hacerla feliz, solo hazlo.

—Debemos hacer bien este trabajo, ya escuchaste que no podemos cambiar de pareja.

—Lamentablemente no podemos — dijo Abril con total incomodidad.

—Mira Abril sé que he sido un completo imbécil, pero, déjame ser amigos, podrías intentar olvidar.

—Te diré algo Gabriel una vez, conocí un chico muy bueno, le conté mi pasado, mi presente, mi futuro. Le susurré mis miedos, le grité mis sueños. Le enseñé mis puntos débiles, y se fue.

—No tienes idea todo lo que fue Abril, es más complicado, olvidar se trata el amor.

—¿Quién te crees tú para juzgarme sobre el amor, tú fuiste aquel que estuvo ausente siempre, no sabes lo devastador que fue, aunque sí porque yo te lo dije, pero solo decidiste no estar, asi que no me juzgues, solo he cumplido lo que has querido? Pero ahora por el trabajo debemos hablarnos, y es todo, concentremos y listo.

—Creo que estamos exactamente donde tenemos estar.

—Yo sé que nos vamos a distanciar, y no debemos enredar las cosas.

—Nadie lo sabe.

—Tranquilo, yo estoy bien.

—Abril yo te conozco, sé que no estás bien.

EL DESO DE AMARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora