CAPITULO 46: DECLARACIÓN 3

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—Díganme que quieren, no tengo dinero, soy músico, no le hago daño a nadie — dice asustado Gustavo.

—Y el daño que me hiciste a mí, ¿acaso no te acuerdas? — dice ella.

—Quién eres y que es lo quieres.

—Lo que quiero es venganza, la justicia lo hará luego.

—Muchachos hagan lo suyo — dice Emilio.

Tres hombres entraron a la sala y lo golpearon durante dos horas y ellos observaron todo.

—Haré que pases en carne propia todo lo que aquellas mujeres sintieron — dijo él.

—¿Pasar qué?, maldita sea quienes son.

—Adelante, hazlo — ordeno desde el fondo Emilio.

—Basta no, no quiero, déjenme — empezó a sacudirse Gustavo, lo lamento de verdad, lo siento, quien sea que seas, lo lamento — decía mientras lloraba.

—Deténganse —grito Abril.

—Conozco esa voz, eres Abril, lo lamento de verdad, pero no hagas esto, lo voy admitir, pero no quiero eso — suplicaba Gustavo.

Abril dejo que Emilio se encargara, pero antes de irse se encargó de darte dos puñetazos en el estómago, y se marchó.

Al cabo de dos meses llego el dia del juicio donde dictarían la sentencia de los tres violares del caso de Abril Ross Heredia.

—Declarando culpable a los acusados, la sentencia es de 20 años cada uno — dijo la jueza.

—Lo logramos — dice Emilio alzando de la emoción a Abril.

—Sí lo logramos— dice ella y se abrazan.

Sus abuelos estaban presentes, su madre y Camila, todas estaban emocionadas y agradecieron a Emilio.

—Vamos a casa todos — dice Abril.

—Tus tías nos esperan en casa — dice su abuela.

—No quiero verlas, si ellas estan en casa yo no iré lo siento — dijo Abril.

Al salir del juzgado, observa de lejos a Cooper con un ramo de rosas blancas.

—Ross — grita él y corre abrazarla y le besa la frente.

—Si viniste — dijo ella.

—No podría dejarte este día — dijo Luis.

Al verlo, ella recordó que no le había dicho nada en esos últimos seis meses de Emilio, y mucho menos que le ayudo, y que ahora eran más que amigos, pero lo iba decir cuando todo pasará.

—Abril yo iré a ver unos asuntos de la oficina, tendré reuniones en todo lo que queda del día, te hablo en noche, ¿sí? — dice Emilio sujetándola de la cintura y despidiéndose con un beso en la mejilla.

—Está bien, cuídate— dice ella.

—Vámonos a mi casa un rato, no quiero estar sola con mi familia y verles sus caras hipócritas — dice Abril a Luis.

—Y ese chico, ¿Quién es? — pregunto Luis.

—Un amigo, luego te cuento, pero tú debes hablarme que tal todo en la universidad, y debemos planear nuestra navidad y más cosas — dice ella.

Abril:

Habían sido los peores meses de mi vida desde que él se marchó, no llamo, no mando ningún mensaje, ni una sola carta, un correo, nada, simplemente a él le daba igual.

EL DESO DE AMARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora