Henry Dedlock estaba hecho una furia, por más que revisaba su armario no encontraba nada decente que vestir para poder asistir a la función de teatro esa noche. Su padre escuchaba desde la sala, en donde leía el periódico, el estropicio que su hijo hacia en su habitación, y como iba y venia del baño, estaba desesperado.
—Papá estás seguro de que no tenía mi smoking aquí.
—Ya te dije, lo llevaste a la tintorería con una mancha de salsa, luego de asistir a esa cena a la que fuiste antes de marcharte a Stratford, pero no me dejaste el recibo para ir a retirarlo.
Henry volvió a su cuarto y revisaba en los cajones, allí en uno de ellos encontró el bendito recibo, confirmando que estaba perdido. Tenía que asistir a esa función para encontrarse con Evelyn, no deseaba esperar, debía verla, no quería perder más tiempo. Así que, frustrado y molesto consigo mismo, por su desatino, se vistió con el traje más costoso en su armario. Por suerte era de color negro, pero a pesar de ello, seguía siendo un traje de tres piezas nada adecuado para la ocasión. Salió raudo, bajando las escaleras del edificio casi sin respirar directo a la calle para conseguir un taxi. Pronto fue victima de otro ataque de desesperación, el tráfico en dirección al centro era pesado y lento.
—Es posible que pueda ir más rápido —le pidió al taxista.
—Me temo que no señor.
Los minutos pasaban lentamente, él cerró los ojos y se recostó en el asiento del auto, tratando de calmarse, no dejaba de ver su reloj, y este no le mentía estaba a tiempo, pero estaba muy ansioso porque no era claro para él si podría entrar al teatro sin invitación y además mal vestido. Estaba tan cansado, que sin quererlo dormitó unos minutos, los que fueron de mucho beneficio para él, porque al abrirlos de nuevo por la violencia del ruido exterior de bocinas sonando pudo comprobar que estaba a punto de llegar. Suspiró aliviado. El conductor se movió en la fila de autos un poco más y le anunció.
—Señor estamos a pocos metros del teatro, si me lo permite, le sugeriría que llegue hasta la entrada caminando, será más eficiente para usted, no se cuánto tiempo nos tome llegar a las puertas al decir por esta fila.
—Me parece bien —Henry sacó su billetera, pagó el servicio y bajó.
Sí, los alrededores del teatro estaban abarrotados de personas dirigiéndose a la entrada principal, y más autos en una larga fila.
Recordó las palabras de Mike debía buscar la calle Suffolk, y con ese propósito caminó entre autos, y transeúntes por unos minutos. Su estómago le cosquilló cuando leyó el letrero, lo había conseguido, y atisbó más allá se dio cuenta de que efectivamente había una entrada vigilada que debía ser la parte trasera del edificio del teatro. Con seguridad continuó caminando, hasta llegar a su destino. Saludó educadamente a la persona que custodiaba la puerta.
—¿Es por aquí que entran los actores?
—Sí, señor, pero me temo que no puede permanecer aquí.
—No se preocupe —dijo alzando las manos, sólo espero a unas personas.
—Nadie más entrara por aquí, ya todos los actores están dentro y también sus familias.
—Puede decirme si la familia del señor Graham ya esta aquí.
—Sí señor, entraron algunos de sus hijos y su padre, su excelencia el duque de Granchester. ¿Es usted de la familia?
—Sí, se supone que los encontraría aquí con ellos.
—Uno de los hijos no ha ingresado... mire, tiene suerte ahí viene...
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Dear Terry: Nosotros en la tempestad
FanfictionTras el estallido de la guerra los Granchester se han asentado en una hermosa Cotswold Cottage en la ribera del río Avon en Stratford. Un sitio ideal para llevar una vida tranquila, pero es mayo de 1941, nadie en Inglaterra podía llevar una vida tra...