Con algo de nervios y sobrecogido por las emociones, Oliver esperaba su turno para entrar al consultorio médico para el examen físico. Ya había pasado un buen rato rellenando formas y consignando los documentos que conformarían su expediente. Observaba con detalle a los demás aspirantes que ingresaban y salían de las oficinas distribuidas a lo largo del corredor. No dejaba de mover sus piernas en signo visible de su estado, pronto supo que eso no funcionaría, así que inclinó su cabeza para dejarla descansar sobre la pared detrás de él, y comenzó a recitar en voz baja sus líneas.
—¡Se burla aquel que nunca ha sido herido de nuestras cicatrices! * —Julieta aparece en la ventana, y no se ha percatado de mi presencia —susurró apenas audible para el mismo, y siguió recitando, con los ojos cerrados.
¡Silencio! ¿Qué ilumina
desde aquella ventana las tinieblas?
¡Es Julieta, es el sol en el oriente!
Surge, espléndido sol, y con tus rayos
mata a la luna enferma y envidiosa
porque tú, su doncella, eres más clara.
No sirvas a la luna que te envidia.
¡Su manto de vestal es verde y triste,
ninguna virgen ya lo lleva, arrójalo!
¡Es ella en la ventana! ¡Es la que amo!
¡Oh, cuánto diera porque lo supiese!
Habla, aunque nada dice; no me importa,
me hablan sus ojos, les respondo a ellos.
¡Qué idea loca! ¡No es a mí a quien hablan!
Dos estrellas magníficas del cielo
ocupadas en algo allá en la altura
les piden a sus ojos que relumbren.
¿No estarán en su rostro las estrellas
y sus ojos girando por el cielo?
El fulgor de su rostro empañaría
la luz de las estrellas, como el sol
apaga las antorchas. Si sus ojos
viajaran por el cielo brillarían
haciendo que los pájaros cantaran
como si fuera el día y no la noche.
¡Ved cómo su mejilla está en su mano!
¡Ay, si yo fuera el guante de esa mano
y pudiera tocar esa mejilla! *
—Julieta dice... ¡Ay de mí! Y Romeo...
Continuaba susurrando, pero ahora por la emoción imprimida perfectamente audible para un hombre tan joven como él sentado a su lado, también esperando a ser llamado.
—¿Es un poema? —preguntó la voz del joven, obligando a Oliver a salir de su ensimismamiento.
—Disculpa...
—Te preguntaba si es un poema, lo que repites... ¿es un poema?
—Ah, no... bueno sí, es casi un poema... tienes razón, son líneas muy poéticas, además de románticas, es Romeo y Julieta... Shakespeare —explicó Oliver.
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Dear Terry: Nosotros en la tempestad
FanfictionTras el estallido de la guerra los Granchester se han asentado en una hermosa Cotswold Cottage en la ribera del río Avon en Stratford. Un sitio ideal para llevar una vida tranquila, pero es mayo de 1941, nadie en Inglaterra podía llevar una vida tra...