Deseo [TWIBRA]

ℂ𝕒𝕡í𝕥𝕦𝕝𝕠 𝟙 ✨

—"Ven, Twilight"— susurró el Rey Sombra con voz ronca y ardiente, haciendo que un escalofrío recorriera mi cuerpo. —"Sientes la verdad en cada fibra de tu ser..."

—"No... déjame... ¡Ya es suficiente!"— Lo aparté de mí con brusquedad, recuperando mi razón. No permitiré que me engañe una vez más.

Él pareció sorprendido por mi rechazo, pero rápidamente recuperó su confianza y se acercó de nuevo hacia mí.

Retrocedí lentamente, sin desviar la mirada de aquellos ojos que prometían un fuego peligrosamente seductor.

Hasta que mis espaldas chocaron contra una superficie sólida, quedando acorralada. Él se aproximó más, sabiendo que no tenía escape.

—"Mi princesa, no puedes negarme"— susurró con lascivia, atrapando mi atención. 

Sus labios se acercaron a los míos en un beso irresistible. Al principio, apreté mis labios, negándole la entrada. Pero él sabía cómo tentar mis deseos.

Deslizó su lengua por mis labios entreabiertos, rozándolos con intensidad mientras su mano acariciaba mi cintura, apretándome contra la pared. Sentí la opresión, una excitante falta de aire en el ambiente. El calor se intensificaba.

Me sentía aprisionada contra la pared, mientras su entrepierna se acercaba a la mía. Un escalofrío de inquietud recorrió mi cuerpo al sentir un bulto rozar mi pierna, frotándose lascivamente mientras continuaba besándome con una pasión desenfrenada. 

Sus manos, inicialmente en mi cintura, descendían cada vez más, acariciando mis muslos con una precisión eléctrica.

—"Ng... ¡Ah!"— gemí entre el beso, apoyando mis manos en él en un intento desesperado de liberarme de su control, pero era inútil. Él me sometía con su fuerza implacable, y en ese torbellino de sensaciones, sabía que pronto sucumbiría de nuevo.

A medida que la falta de aire comenzaba a ser angustiante para ambos, él no retrocedía. El beso se volvía desesperado, apasionado, como si no quisiera soltarme jamás.

Finalmente, se separó, dejando un hilo de saliva entre nuestros labios mientras ambos jadeábamos agitadamente.

—"Ah... Ah..."— luchaba por recuperar el aliento, mientras sentía cómo la dureza de su excitación se volvía aún más prominente, ansiosa por el contacto de mis manos. No pude resistir la tentación y acerqué mis dedos, rozándola con suavidad sobre la tela de su pantalón.

—"Ng...!"— aquello me desconcertó ligeramente. Lo miré con sorpresa. Jamás habría imaginado que alguien como él podría emitir tales sonidos. Un rubor tímido coloreó mis mejillas, mis manos temblorosas continuaban acariciándolo, incapaces de detenerse.

Él apresó mis muñecas, impidiéndome seguir explorando. Llevó mis manos a sus labios con posesiva devoción.

—"Juegas sucio, princesa"— susurró, mientras depositaba un beso en mi piel. Era como si un leal sirviente adorara a su emperatriz.

Rió suavemente, el ardor abrasador se suavizó un poco.

—"Mira quién habla"— respondí finalmente.

Mis brazos se deslizaron en torno a su cuerpo, envolviéndolo en un abrazo ardiente, que él correspondió sin vacilación. La certidumbre susurraba en mis oídos, sabía con certeza que cedería de nuevo. Aun me cuesta entender cómo empezó todo esto; tendríamos que retroceder unas semanas atrás.

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𝑼𝒏𝒂𝒔 𝒔𝒆𝒎𝒂𝒏𝒂𝒔 𝒂𝒕𝒓á𝒔.