ℂ𝕒𝕡í𝕥𝕦𝕝𝕠 𝟙𝟠 ✹

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Volvía de la escuela, sintiendo una mezcla de cansancio y alivio. Hablar con Sunset siempre tenía ese efecto en mí, era como si pudiera despejar mi mente solo con una conversación tranquila. El día había sido largo, pero ahora que había terminado, lo único que quería era llegar a casa, ponerme cómoda y, tal vez, dormir un poco antes de seguir con mis investigaciones.

Subí al ascensor y, de manera totalmente involuntaria, esperé unos segundos antes de presionar el botón del quinto piso, como si una parte de mí estuviera anticipando que cierto vecino molesto aparecería de nuevo, apresurado, con esa actitud siempre tan arrogante. Pero el ascensor siguió vacío.

"¿Por qué siquiera estoy esperando que aparezca?" pensé, sacudiendo la cabeza mientras finalmente presionaba el botón.

El ascensor subió lentamente, y al llegar al quinto piso, las puertas se abrieron con un suave ding. El corredor estaba vacío, como siempre, y una suave brisa fresca me golpeó el rostro. El corredor del quinto piso daba a una barandilla desde donde se podía ver gran parte de la ciudad. El viento estaba particularmente agradable, pero justo al acercarme, lo vi a él. Sombra.

Por supuesto, estaba fumando, como siempre. Esta vez llevaba el cabello atado en una coleta, lo que dejaba aún más claro sus ojos verdes, que brillaban en contraste con el atardecer detrás de él. Sus ojos estaban fijos en algún punto lejano, como si estuviera pensando en algo más allá de este mundo.

Me acerqué con cautela, aunque una parte de mí sabía que no podía resistir el impulso de decir algo sarcástico.

—¿Sabes que esta no es un área para fumar? —le dije, poniendo las manos en la cintura—. ¿Siquiera tienes pulmones?

Sombra se giró para mirarme, y en lugar de una respuesta irritada, como esperaba, soltó una sonrisa juguetona, entrecerrando los ojos.

—Claro que tengo pulmones —respondió, y antes de que pudiera detenerlo, me sopló el humo en la cara.

Sombra se rió con esa risa baja y casi burlona suya.

—Entonces, ¿por qué te acercas a un fumador? —preguntó, su tono lleno de provocación.

—Porque esto no es un área para fumar, que te quede claro —respondí, cruzándome de brazos mientras lo miraba con el ceño fruncido—. ¿Me vas a obligar a delatarte?

Él se encogió de hombros, tomando otra calada de su cigarro y apoyándose de espaldas contra la barandilla, adoptando esa pose relajada que parecía haber perfeccionado.

—¿Me vas a delatar? —repitió con una sonrisa arrogante, su tono desenfadado, como si no pudiera importarle menos.

Lo miré de arriba a abajo, y de repente, una idea cruzó mi mente. Sonreí de manera astuta, decidiendo darle un pequeño golpe a su ego.

—Vaya, qué arrogante te ves ahora. No como esta mañana, cuando parecías tan nervioso... —dije, con una sonrisa traviesa en el rostro.

Sombra se mordió la lengua, claramente incómodo por mi comentario, y desvió la mirada por un segundo.

—Eso... bueno... olvídalo —dijo rápidamente, antes de volver a su pose "guay" y darle otra calada a su cigarro, como si así pudiera recuperar su fachada de tipo relajado.

No pude evitar soltar una risa. Definitivamente no era tan imperturbable como le gustaba aparentar. Ambos terminamos apoyados en la barandilla, mirando el atardecer. Las nubes estaban teñidas de naranjas y rosas, y por un momento, el silencio fue cómodo, casi relajante.

Algo seguía rondando mi mente: los libros que me había dado esa mañana. Todavía no entendía por qué alguien como él, que parecía más interesado en su música ruidosa y su pose de chico rudo, me habría dado un par de novelas. Era raro, y raro en mi mundo casi siempre significaba interesante.

Deseo [TWIBRA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora