ℂ𝕒𝕡í𝕥𝕦𝕝𝕠 𝟚𝟚 ✹

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En los últimos días, Twilight Sparkle había estado exigiéndose demasiado. Entre las investigaciones interminables sobre los cristales, el no poder dormir bien debido a esos extraños sueños en los que Sombra la acosaba en su mente, y el intento desesperado de mantener sus calificaciones perfectas en la escuela, había llegado a un punto en el que su cuerpo no pudo más. A pesar de su agotamiento, ella seguía empujándose a sí misma, creyendo que podía encontrar un equilibrio entre su vida académica y su investigación.

Era una mañana como cualquier otra cuando Twilight se preparaba para ir a la escuela. Spike, siempre atento, notó que algo estaba mal. Twilight parecía más pálida que de costumbre, y sus movimientos eran lentos, torpes. Apenas podía mantenerse erguida frente al espejo mientras intentaba ponerse los lentes.

—Twilight, ¿te encuentras bien? —preguntó Spike, preocupado.

—Estoy bien, Spike. Solo un poco cansada —respondió, pero su voz sonaba débil.

Spike la observó con desconfianza. No estaba bien. Sabía que no había dormido bien en días, y ahora parecía que su cuerpo le estaba pasando factura. Dio un pequeño salto hacia ella, meneando la cola con un toque de nerviosismo.

—Deberías quedarte en casa, Twi. Descansa. —Intentó convencerla.

Twilight negó con la cabeza mientras terminaba de ajustarse la mochila.

—No puedo, Spike. Necesito ir a la escuela, y... necesito seguir investigando. Tengo que encontrar un equilibrio. —Su tono era determinado, pero sus piernas apenas la sostenían.

Spike suspiró, sabiendo que era imposible detenerla cuando se ponía tan obstinada. Sin embargo, justo cuando Twilight se acercaba a la puerta para salir, algo cambió. Su visión se volvió borrosa, sus piernas comenzaron a temblar, y antes de que pudiera reaccionar, el mundo a su alrededor se oscureció.

Con un golpe sordo, Twilight cayó al suelo.

—¡Twilight! —gritó Spike, horrorizado. Corrió hacia ella, tocando su frente con una de sus pequeñas patitas. Estaba ardiendo de fiebre. Su respiración se aceleró, y empezó a correr en círculos alrededor de ella, completamente en pánico.

—¿Qué hago? ¿Qué hago? —murmuraba Spike, entrando en estado de ansiedad—. ¡Sunset! ¡Rarity! ¡Pinkie! —pensó, pero luego se detuvo en seco. Sus patitas de perro no podían marcar el teléfono, y las chicas vivían demasiado lejos como para que él pudiera correr hasta ellas a tiempo.

—¡Maldición! —gruñó para sí mismo. ¿Qué hago?

De repente, tuvo una idea. No le gustaba mucho, pero era su única opción. Sombra. Aunque Spike no confiaba en él, era la única persona cerca que podría ayudar. Con un ladrido decidido, Spike salió corriendo del departamento, la puerta aún entreabierta. Se dirigió hacia la puerta del 5A, la de Sombra, y empezó a rascarla con sus patas, ladrando desesperadamente.

—¡Guau! ¡Guau!

Al cabo de unos segundos, la puerta se abrió bruscamente y Sombra apareció, claramente molesto.

—¿Qué mierda...? —exclamó, frunciendo el ceño. Al mirar hacia abajo, vio a Spike—. ¿Pero qué...? —Lo observó con desconfianza, pero luego reconoció al perro de Twilight—. ¿No eres el perro de Twilight?

Spike ladró de nuevo y corrió hacia el departamento de Twilight, volviendo a mirar a Sombra como si le indicara que lo siguiera. Sombra parpadeó un par de veces, intentando comprender.

—Twilight... —murmuró, antes de darse cuenta de lo que estaba pasando. Inmediatamente corrió hacia el 5B, siguiendo a Spike.

—¡Twilight! —gritó al entrar en el departamento.

Deseo [TWIBRA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora