ℂ𝕒𝕡í𝕥𝕦𝕝𝕠 𝟟 ✨

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En la sala de estar

Me sentía furiosa sin razón aparente. ¡Ugh! Como si me importara, en realidad. Que tenga a la mujer que quiera, no me importa en lo más mínimo. Pero ¿para qué raptarme y mantenerme encerrada aquí?

Me dejé caer en el sillón, frustrada. Era tan cómodo que me costaba decidir si estaba enojada o si me estaba convirtiendo en parte del terciopelo. ¿Por qué todo en esta casa parece querer tocarme? Me puse a patalear, como si tuviera cinco años otra vez.

—¡Ni siquiera tengo el número de Sunset! No puedo llamarla —exclamé con frustración—. Y ni hablemos de hacer algo sospechoso, porque me están vigilando.

Miré hacia arriba, ya había contado 15 cámaras. ¡Quince! Una en la cocina, una en la sala de estar, dos en el pasillo, y más en cada habitación de esta mansión gigante. Hasta me aventuré al baño para ver si había alguna ahí, pero no encontré ninguna en el techo. ¡Qué alivio! Al menos no cruzó la línea de la intimidad.

En serio, ¿Qué viene después? ¿Un detector de movimientos en la ducha?

Miré hacia la cámara con una rabia que se podía casi sentir. Me imaginaba a él al otro lado, donde fuera que estuviese, observándome y disfrutando de mi sufrimiento. 

- Necesito ayuda! - exclamé para mi misma. con toda la rabia contenida desde a dentro. 

Dijiste:

De repente, escuché un ruido raro, como si fueran pitidos. Me detuve, con las orejas más alertas que un gato que escucha abrir una lata de comida. Silencio total. ¿Qué rayos fue eso? ¿Es posible que esta casa también tenga fantasmas? ¡Como si no fuera suficiente con él! Ahora tenía que aguantarme a seres paranormales también. ¡Fantástico!

Me levanté del sillón con determinación. Decidí intentar abrir la puerta de nuevo. Las ventanas estaban selladas, tapadas con alguna especie de magia que dejaba ver hacia afuera, pero no dejaba que los curiosos mirones vieran hacia adentro. Claro, la privacidad, ante todo, ¿verdad? Caminé esquivando las tablas del suelo que chirriaban como si fueran parte de un coro desafinado.

Al llegar al vestíbulo, mis ojos se posaron en la puerta principal, una estructura más pesada que un rinoceronte en hibernación.

"Seguro que está cerrada con llave, como todo en esta casa," murmuré. "Pero quizá pueda encontrar algo para romper la cerradura. Siempre fui buena para los acertijos... y para los líos."

Entonces, se me prendió la bombilla: ¡La cocina! ¡Había cajones en la cocina que no revisé! Me distraje con lo de las cámaras, pero era la única habitación que me faltaba explorar. ¡Seguro que hay algo puntiagudo ahí! O al menos algo con lo que pueda rascarme la cabeza mientras pienso en mi próximo plan brillante.

Tan pronto como entré en la cocina, intenté abrir uno de los cajones, pero estaba completamente atascado.

—¿Pero qué...? ¿Por qué no puedo abrirlo? —dije, mientras tiraba con más fuerza, pero el cajón seguía sin ceder, como si estuviera sellado.

De repente, una voz resonó desde el techo.

Buenos días, por favor, identifíquese —dijo una voz femenina, que parecía emanar de todas partes de la habitación.

Me quedé paralizada, mirando frenéticamente a mi alrededor.

—¿Qué... quién eres? —pregunté, mi voz apenas un susurro.

Deseo [TWIBRA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora