ℂ𝕒𝕡í𝕥𝕦𝕝𝕠 𝟚𝟘 ✹

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Había sido un día largo en Canterlot High, y mientras subía al quinto piso de mi edificio, no podía esperar para llegar a mi departamento, dejar mis cosas y no pensar en nada más que en dormir... o quizás investigar un poco más los cristales. Mis pensamientos estaban perdidos en ese ciclo interminable, cuando de repente, lo vi.

Sombra, apoyado en la barandilla del corredor, mirando el atardecer otra vez. Su clásica chaqueta de cuero negra y esa coleta despreocupada que le caía justo en la nuca. Bufé para mis adentros, no tenía ni el más mínimo interés en hablar con él. Ni mirarlo, ni hablarle, ni siquiera respirar cerca de él.

Aceleré el paso, dispuesta a ignorarlo por completo. Si no lo veía, no existía, ¿verdad?

Estaba a punto de pasarlo de largo cuando, por supuesto, decidió abrir la boca.

—¿La escuela es divertida? —dijo con un tono entre burlón y neutral, sin girarse del todo, pero claramente dirigiéndose a mí.

Rodé los ojos, ¿En serio? No iba a dejar que me molestara. Le lancé una mirada de reojo, y con un toque de sarcasmo, respondí.

—¿Y tú? ¿El desempleo es divertido? —le solté, cruzándome de brazos y sonriendo levemente.

—Ha-ha. Muy graciosa. —Luego añadió, con un tono más serio—. Lo que yo haga o deje de hacer no te incumbe.

—Exactamente lo que yo iba a decir. —Lo miré de reojo, dándole a entender que lo mismo aplicaba para mí y mi escuela. Él no tenía derecho a preguntarme nada.

Ambos nos quedamos en silencio un momento, el viento fresco del atardecer soplando suavemente a nuestro alrededor. El cielo se teñía de colores naranjas y rosados, pero el silencio entre nosotros era incómodo. O al menos, lo era para mí. Me preparé para continuar hacia mi departamento, 5B, cuando, de repente, Sombra habló otra vez.

—Lo siento.

Paré en seco, sin entender bien lo que acababa de escuchar. Me giré lentamente.

—¿Qué? —pregunté, dudando de lo que había oído.

Sombra me miró por un segundo, claramente irritado por tener que repetirlo.

—¿Eres sorda? —espetó, con un tono que me hizo fruncir el ceño. Ya estaba molesta de nuevo.

Me giré de inmediato, retomando mi camino hacia el departamento, pero antes de que pudiera dar un paso más, sentí su mano en mi brazo, deteniéndome.

—Espera, espera —dijo, su voz un poco más suave—. Lo siento, de verdad.

Me detuve, pero no lo miré, todavía con esa sensación incómoda en el pecho. ¿Por qué siempre tenía que complicar las cosas?

—¿De qué exactamente? —pregunté, sin ocultar mi molestia, los brazos cruzados mientras seguía mirando hacia mi puerta.

Sombra soltó un largo suspiro, como si el solo hecho de disculparse fuera un esfuerzo titánico.

—Por... por lo de esta mañana. Ese estúpido libro. —Lo dijo casi a regañadientes, pero lo dijo.

Ah, sí. El libro. Volví a fruncir el ceño, recordando la sensación de haber intentado conectar con él y haber recibido una burla como respuesta.

—Oh, sí. Eso —respondí, con un tono molesto, mirando hacia el horizonte.

Sombra suspiró nuevamente y se apoyó en la barandilla, mirando el cielo.

—¿Cuál es tu problema? —preguntó, esta vez con un tono más serio.

Mi ceja se arqueó por reflejo. ¿Mi problema?

Deseo [TWIBRA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora