Deseo [TWIBRA]

ℂ𝕒𝕡í𝕥𝕦𝕝𝕠 𝟚 ✨

Miles de fragmentos se dispersaron por el aire, flotando a mi alrededor como diminutas estrellas fugaces. 

Cerré los ojos instintivamente al sentir el polvo danzar en el aire, luego los abrí de nuevo para encontrarme con la devastación: el portal hacia mi mundo yacía destrozado. 

El Rey Sombra, ahora con la apariencia de un humano, había utilizado su magia para destruir la estatua de un solo golpe, sin previo aviso.

La situación me golpeó como una ola repentina. ¿Qué estaba pasando? 

Hacía apenas un momento estaba tranquila en mi habitación, y de repente me encuentro en otro mundo, prisionera de alguien que había roto todas las barreras para llevarme aquí. 

¿Por qué me estaba sucediendo esto ahora? ¿Cómo había llegado siquiera a estar aquí? 

Me volví hacia él, todavía desconcertada.

"¡¿Qué has hecho?!" grité, frunciendo el ceño mientras luchaba por mantenerme de pie en estas extrañas extremidades bípedas. Hacía mucho tiempo que no experimentaba esta sensación de estar erguida.

"¿Qué pasa, princesita? Dije que nos divertiríamos..." se burló, con una sonrisa que exacerbaba mi incomodidad, como si la situación en sí no fuera suficiente, su expresión burlona me irritaba aún más. 

"¿Cómo es que estás siquiera aquí...? No deberías existir..." pregunté, confundida, ya que todos habíamos creído que había sido destruido en aquel entonces.

"Princesita..." dijo, acercándose a mí, y me costaba retroceder con estas piernas. "Solo porque algo ya no esté allí no significa que haya dejado de existir..."

"¡Aléjate de mí!" exclamé, mi voz resonando en la oscuridad, llena de angustia y desesperación.

 Traté de retroceder, pero mis movimientos eran torpes y descoordinados, como si estuviera atrapada en un sueño en el que mis piernas se negaban a obedecerme, o peor aún, como si estuviera envuelta en las sombras de una pesadilla interminable.  Traté de usar mi magia, pero no pude.

"Yo no haría eso si fuera tú, te coloqué un sello, solo por mi seguridad" dijo Sombra.

La confusión me envolvía como un manto oscuro, impidiéndome entender completamente lo que estaba sucediendo. ¿Cómo podía ser real lo que estaba presenciando? ¿Cómo podía estar aquí? Cada latido de mi corazón resonaba con la incredulidad y el miedo que me embargaban en ese momento.

Él, con una sonrisa burlona y maliciosa bailando en sus labios, se acercó a mí con pasos lentos pero decididos. Sus ojos brillaban con una intensidad inquietante en la penumbra, y su presencia parecía llenar toda la habitación con una oscuridad palpable. Era como si la misma sombra se hubiera materializado frente a mí, desafiándome con su presencia imponente y amenazante.

Cuando sus dedos fríos y crueles cerraron alrededor de mi muñeca, un escalofrío recorrió mi espalda y un gemido escapó de mis labios. 

Sentí la fuerza con la que me arrastró hacia uno de esos extraños carruajes que poblaban este mundo desconocido, y el miedo se apoderó aún más de mi corazón, como una garra afilada que amenazaba con desgarrar mi cordura.

Me arrojó en el asiento delantero del carruaje con brusquedad, y apenas tuve tiempo de reaccionar antes de que él se subiera al otro lado y comenzara a manipular extraños controles. La sensación de impotencia y confusión me abrumaba mientras el vehículo cobraba vida con un rugido mecánico, y me aferré a la única certeza que tenía en ese momento: algo terrible estaba a punto de suceder, y yo estaba atrapada en medio de ello, indefensa e indefensa.