9 Viejo amor.

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Si las miradas mataran había ya dos cadáveres en aquel lugar, siendo Tae el primero y Suga el segundo.

-No sé de qué habla-

Dos semanas les había tomado poder dar al fin con quienes eran hasta ese momento los más buscados de todo el reino, por distintas razones, algunos por la recompensa de Tae y otros por la ayuda que Suga les daba a nombre de Jimin.

-Creo que si lo sabe, se rumorea que usted ha estado dando dinero a los más necesitados de esta parte del reino...- Jimin sonrió, que el mismo consejero real estuviera allí, significaba que el reino estaba peor de lo que él creyó.

-Sigo sin saber por qué está usted aquí y que tiene que ver conmigo-

-El reino de Joseon del este, está pasando por un momento económico delicado- comenzó Jin, haciendo a Tae rodar los ojos, gesto que crispó un poco los nervios de quien ya le tenía bronca- su aporte estos últimos meses no ha dado un poco de esperanza y por eso yo, bueno más bien nosotros- mirando a Tae- queremos pedirle un favor-

-Espere un poco, dice que el reino está mal ...- Jin asintió- pero su majestad - dicho con algo de burla- ofrece cantidades ridículas de oro, como recompensa- Jin miró a Taehyung, quien no podía quitar sus ojos del menor, se veía más hermoso de la única vez que estuvo cerca de él.

-Eso...-

-Las arcas del pueblo y las personales de la familia no se mezclan- intervino Tae- puedo ofrecer lo que yo quiera porque es mi oro, no el del reino...-

-¿O sea que sus caprichos pesan más que el hambre de su gente?- dos segundos le tomó a Jin entender que el jovencito junto a Suga comprendía mejor como ser un buen gobernante que el mismo Tae.

-Porque siempre debe ser la familia real quien calme el hambre de unos pocos, flojos que solo quieren que todo se les dé en bandeja...-

-Flojos!?- Suga cerró los ojos, eso sería feo- le dice flojo a quien se levanta antes que el sol para ir a ver los cultivos, cuidar los animales, darle estabilidad al reino y de paso de comer a dos zánganos que no saben hacer otra cosa que buscarse pelusas en el ombligo, todo el maldito día, aparte de rascarse las pelotas!!- Jin paso saliva, el joven no tenía pelos en la lengua-según como yo lo veo los flojos son otros-

-Sus majestades, aún no están listos, para tomar el trono joven, aún están en formación...-

-¿Casi 28 años y aún están en formación? Perdón, pero se les está yendo la vida tratando de formar a dos imbéciles que no quieren tener responsabilidad alguna con nada-

-Comprendo su molestia, la opinión popular del palacio no es la mejor, pero le puedo asegurar que ellos, se esfuerzan- Jimin soltó la risa- que es...-

-Supongo no sabe que su niño, me llevó al palacio, no hace mucho con la intención de ser su puto personal- y los ojos de Jin se fueron sobre Tae, a quien ya no se le hacía tan gracioso la actitud del menor- si no es por Suga supongo lo habría logrado, ya que, cree que por ser príncipe puede hacer y deshacer a su antojo con las vidas de los demás-

-¿Y no es así?- se levantó- tú mismo me demuestras que el dinero manda, estas con este solo por lo que tiene no es así?- y ahora fue Suga quien sonrió, si solo supiera que él no tenía nada, excepto el corazón del bravo joven junto a él.

-Crea lo que quiera, no me gastaré en explicar algo que jamás comprenderá, majestad...-

-El punto es- intervino Jin- que quería pedirle dinero, el suficiente para inyectarle nueva vida al reino, darle, como dije, estabilidad a las familias- Suga miro a Jimin.

-¿Cómo sabemos que ese dinero terminará en las manos correctas?- pregunto el pálido mirando fijo a Jin.

-Me comprometo a ello, yo mismo lo repartiré-

-Lo haré solo con una condición- dijo Suga sin quitar la vista de Tae, quien ya me medio imaginaba para donde iba la cosa.

-¿Cuál?-

-Quiero a su majestad Taehyung, lejos de mi pareja- el deseo seguía en los ojos del mayor, cada vez que miraba a Jimin, mordía su labio de forma sutil, pero obvia para quien no dejaría que nadie más tocara lo que por derecho y voluntad era suyo- si se compromete a eso le daré todo el dinero que el reino necesite para salir de este mal momento-

Y le bastó solo una mirada de Jin para saber que ya no tenía permitido ni respirar el mismo aire que su capricho, todo por el maldito reino.

-Tiene mi palabra- cerraron el trato y sin importar nada Jimin dejo un beso en los labios de su amado, beso que crispó más los celos de Tae.

Fueron miles de sacos los que Jin trasporto al palacio, veía al fin la oportunidad de volver el reino a su antigua gloria, esa que solo una familia pudo darle ya muchos siglos atrás.

Mismos que el mayor repartió de forma equitativa en el reino, sin discriminar, siendo la misma cantidad para todos, cuando los otros reinos supieron comenzaron a buscar la manera de entrar y tener negocios con el reino.

-Majestad Namjoon un gusto tenerlo aquí-

-Gracias, conejero Jin- siendo Joseon del norte el primero - está todo muy distinto de la última vez que vine al reino-

-Si las cosas han mejorado un poco- emocionado, saber que los otros consideraban el reino lo ponía feliz, él sí quería ver surgir su hogar- y su hijo?-

-Jungkook se quedó con mi escolta visitando el mercado, ese muchacho ama, conocer lugares nuevos-

-Inquieto como todo joven-

-Así es...-

Miraba todo con una curiosidad poco común en un joven de 21 años.

-Majestad, no sé si sea prudente caminar por esos lugares...-dijo uno de sus escoltas.

-Siempre están llenos de ladrones- completo el otro.

-¿No se han dado cuenta verdad?- los hombres miraron a su señor- hasta él más arrepiento carga oro, aquí no hay robos- es lo que noto, lo que tanto llamaba su atención, todos tenían dinero.

-¡Gracias Baby!- escuchó aquel grito proveniente de uno de los puestos.

-¡De nada, compra fruta para tu madre!- viendo a un joven de sonrisa dulce y mirada pura.

-¡Lo haré adiós!- vio al pequeño pasar rápido por su lado cargando otra bolsa con monedas mismas que resonaban en sus manos, el joven aquel se las había dado.

-¿Listo, para irnos?- dijo Suga tomando de forma sutil la mano del menor, que sonrió amplio pegando su cabeza en el pecho del mayor, el corazón de Kook dolió, se quedó quieto viéndolos pasar junto a él.

-Yoongi- susurro, girando lento para poder mirar al pálido que mostraba sus lindas encías, prueba de la felicidad que estar junto a aquel joven le daba, aguanto el llanto -al fin volviste gatito-

Es que hay veces en que el amor traspasa más de una vida.

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