7 Si o no.

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No importo cuanto preguntaran o insistieran, nadie delata a quien estaba siendo el soporte de tantas familias, por lo que al llegar el ocaso del siguiente día, el hombre aquel tubo que ver de frente la ira del príncipe Taehyung, quien por primera vez dio una orden, esa que causó el castigo en el general.

-¿Me puede explicar por qué?-

-No necesitas saber todo Jin-

-Claro que sí, en años jamás ha mostrado interés por el reino y ahora castiga a uno de los generales- Tae rodó los ojos, por momento su concejo y aún niñero era molesto- muero por saber joven Taehyung-el menor suspiro.

Que lo buscaban pronto llegó a sus oídos, y claro que lo intuía, el reino estaba sumido en la pobreza, que los más necesitados surgieran causaría revuelo, eso era obvio.

Miro la botella y sonrió, saber que el pedido estaba allí, lo ponía de alguna forma feliz, su corazón se sentía lindo al pensar en él, y más aún al verle u oírle, tomó aquella tela y se dispuso a salir a su rutina matutina, el arroyo.

Se quitó todo incluso antes de llegar y se lanzó de forma hermosa dentro del agua, esa que lo acaricio, cuando salió a tomar aire, movió su cabello y nado un poco disfrutando el momento, su momento.

Por su parte, Tae se vio embelesado con la imagen, era incluso más lindo de lo que recordaba, sé delito con la danza que el menor ejecutó en el agua, así como sus risas.

Había ido, sin esperanzas, al arroyo, siendo hoy el día que volvería a ver a Baby; Salió del agua y envolvió la tela alrededor de su cintura, sin esperar nada, comenzó a caminar, de regreso a su guarida, sin notar la presencia de quien no le perdía rastro.

Se quedó lejos al ver al fin el destino de su capricho, sonrió ladino y se alejó.

-Despertaste ya Suga!?- dijo suave, sabiendo bien que el pálido aparece con solo decir su nombre.

-Tan temprano y ya mojado?- sonrió coqueto al oír la ronca voz del mayor a su espalda, este jamás apareció frente a él.

-No me gusta estar sucio- se quitó la tela, dejando a la vista, eso que a Suga le causaba un extraño escozor cada que lo veía, la desnudez de Jimin, es que esas gotas que se perdían en el trasero del menor, no las podía dejar de ver- cierra la boca, se te meterá un búho- risueño, sacando al mayor de su ensoñación.

-Un poco de decoro no te caería mal- 

-La vergüenza no sirve de mucho, además- girando solo un poco, para poder mirar los oscuros ojos de Suga- odio ser mezquino- dándole un guiño, es que sí, pudo vestirse antes de llamar al genio, pero no él quería sentir esa potente mirada en su persona, esa que solo Suga tenía.

Y sí, muy genio, con poderes fenomenales y todo, pero contra la belleza y picardía de Jimin no había poder en el universo que pudiera, y Suga no estaba pudiendo.

Volvió a girar, sin perder la sonrisa, quería saber si había alguna posibilidad de llegar al corazón de quien estaba día a día, ganado el suyo, porque si bien no tenía experiencia, tampoco era tonto, sabía que eso que crecía en su pecho era un cariño especial por quien no podía quitar sus ojos de él.

Relamió sus labios y reprimió con todo esas ansias por saber si el menor era tan suave como se veía, apretando sus manos con fuerza para no atacar, es que si Jimin no pedía sus dos deseos pronto, cometería una locura.

-¿Bien listo para hoy?- 

-¡Estoy a tus órdenes- le sonrió de esa forma que causaba más estragos que cualquier otra cosa en el mayor y coqueto paso por su lado, mordió su labio y cerró los ojos, el chico era tremendo, aunque rápido los abrió- Jimin espera!- 

-He?- dio un paso para llegar junto al menor, pero no logró evitarlo- que!? Suéltenme, esperen...-

-¡Hasta que al fin dimos contigo Baby!- 

-No déjame, no me toques maldito!- y si bien Suga quería ayudarlo, no podía ir en contra de sus reglas, Jimin tenía que pedirlo- Deja... Suga!- 

-Solo dilo!!- grito mirando al menor, que solo mordió su labio, no lo haría, no gastaría algo tan valioso- solo dilo maldita sea- susurró.

Uno de los guardias noto la presencia del pálido dentro de la guarida, y caminó hasta él.

-Tú, también vienes!- lo tomo con fuerza, y si bien se resiste un poco, al final se dejó llevar, no sin antes tomar su botella, y guardarla en su cacheta- camina!- a empujones, lo saco y luego de atar sus manos lo subieron a la carreta, donde Jimin aún luchaba por liberarse.

-Gracias- dijo molesto.

-Sabes bien lo que tienes que hacer, para que...-

-Ash, mejor ni me hables traidor- se acomodó lejos, evitando tener algún contacto con el pálido que solo soltó el aire en un suspiro, de frustración.

Que no lo llevaran a la guardia no le sorprendió, o sea, esa cosa estaba en ruinas aún, que lo llevaran al palacio eso sí fue sorpresa, y es que solo había una razón para hacerlo, y esa era que lo ejecutarán.

Lo bajaron de la carreta y antes de poder decir pío, uno de los guardias lo aturdió, llevándolo en brazos dentro del palacio.

-Donde lo...- 

-Lo único que necesitas saber es que tu amigo no saldrá de aquí- dijo con prepotencia- camina, tú, por otro lado, vas derechito al calabozo- y por alguna razón a su mente llegó la imagen del menor abusado por esos hombres, y pico, la molestia en su pecho pico fuerte.

Lo dejaron en aquella lujosa habitación, donde las mucamas lo lavaron y arreglaron, cortaron un poco el negro cabello y decoraron con accesorios propios de la realeza, lo vistieron con las telas más finas que el reino poseía y perfumaron con las esencias más puras, del joven de calle no quedo nada, ahora parecía de verdad un concubino del reino.

Lo llevaron a aquella habitación y lo dejaron con cuidado sobre la cómoda cama, para cuando abrió los ojos se vio en aquel lugar, vestido y arreglado de aquella, para él, ridícula forma.

-Dónde mierda...-

Lo miraba y mordía su labio, si así natural el chico era lindo, arreglado era sin duda único, su pene sé ergio de golpe, de solo pensar que en poco tiempo, todo eso que ahora veía un poco a la distancia, sería solo suyo, es que en cuanto supo dónde se escondía corrió hasta la guardia y les indico los pasos a seguir, pudiendo así, al fin tener su capricho.

Camino un poco, sin notar que aquellos ojos que hace ya un tiempo lo seguían estaba allí a solo pasos, miro por la ventana notando el imponente reino de Joseon de Este, lo que quedaba de él al menos.

-¿Qué mierda hago aquí?- pregunto al viento.

-Estás aquí porque así lo quise- giro buscando aquella voz notando al fin la figura de Taehyung- Baby- 

Y no tenía que ser un genio para saber, lo que le esperaba, la prominente erección del hombre frente a él se lo dejaba en claro, nuevamente viviría ese infierno, pasó saliva.

-Príncipe Taehyung- y claro que saciará todos sus deseos, haría con ese todo lo que su mente imaginaba, así este quisiera o no.

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