2 Reglas.

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Lo veía y no lo creía.

-Quién mierda, de donde saliste!?- 

-Soy el genio de la botella, mi nombre es...-

-¿Si claro y yo soy imbécil- sarcástico, es que el tipo no tenía pinta de genio- un genio? Eso no existe, son cuentos para niños, amigo, así que oh, me dices de donde carajos apareciste o tendremos problemas- el genio suspiro, era obvio, a primeras no le creerían, de hecho ninguno de sus antiguos amo lo había hecho.

Así que tuvo que probar que decía la verdad, miró a su alrededor y sonrió, tronó los dedos, y la pared junto a Jimin se volvió polvo, dejando así una salida a la libertad.

-Me llamo Suga y soy un genio, tú frotaste mi botella así que ahora...-

-Genial, la pared se cayó, ya me puedo largar de aquí!- paso rápido junto a Suga llegando a la calle, donde se pierde rápido entre la gente, el genio volvió a suspirar.

-Como odio, en verdad esto- desapareció justo cuando los guardias venían, notando como en la celda no había nadie.

-Pero cómo escapó!?- el agujero se reparó justo cuando Suga desapareció- da la alerta, Baby volvió a escapar!-

Corría rápido tratando de poner distancia entre él y los guardias, sin darse cuenta de que aún llevaba la botella de Suga en su mano.

Solo cuando se vio a salvo en su guarida se permitió respirar tranquilo.

-Qué lindo, me gusta la decoración- se giró rápido al oír la voz de alguien tras de él notando al pálido chico.

-Pero como mierda, me seguiste?-

-Traes mi casa en tus manos- apuntando la botella- así que no me quedó más que seguirte-

-¿De verdad eres un genio?- a sus ojos era solo un chico falto de luz del sol, ya que era en exceso pálido.

-Mi nombre es Suga y soy el genio de esa botella, al tu encontrarla te vuelves mi amo, por lo que puedo cumplirte 3 deseos...-

-¿De verdad!?- emocionado, creyendo en verdad que eso era un sueño, de esos locos que solía tener cuando se dormía con hambre- wow -

-Sí, pero hay reglas- comentó serio, mirando al joven frente a él- primero, no revivió gente, segundo, no puedo interferir en el amor...-

-Si quieres que una chica se enamore de ti, tendrás que hacerlo a la antigua, yo no puedo hacer que te vea diferente y menos que te ame- 

-Oh- dijo con asombro, es que su sueño se volvía cada segundo más raro- eso es todo?-

-No queda uno más-lo miro serio- no puedo matar, aunque si puedo salvarte si tú matas a alguien-

-Entonces qué carajos puedes hacer?- dijo ya algo cabreado.

-Darte dinero, fama, propiedades, ponerte en algún cargo importante, volverte un artista, ya sabes lo común que la gente quiere...-

-Me puedes conceder tres deseos más a aparte de los que ya tengo?- Suga rodó los ojos.

-No-

-Pero...-

-No, eso sería trampa, tienes solo tres, así que gástalos sabiamente- dijo con monotonía, es que el mismo monólogo cada vez que un humano tenía su botella, y claro que sabía lo que pasaría, ya que todos pedían lo mismo- así que cuál es tu primer deseo?- 

Jimin pensó, si eso fuera la vida real sería sin duda una gran oportunidad para salir del hoyo en el que estaba, pero claro, para él esto era solo un sueño, así que, amplió su sonrisa, Suga ya veía venir el primer desperdicio de deseo.

-Deseo...- preparo sus manos- tener dinero infinito, que me permita ayudar a quien lo necesite- lo miro, y es que si bien era algo que todos pedían, el motivo era el diferente- eso, deseo Suga- 

Levantó su mano y tronó sus dedos, en segundo sintió el peso en sus bolsillos, metió la mano y sacó una moneda de oro, pero el peso no desapareció, volvió a meterla y nuevamente sacó una moneda, pronto ambos bolsillos se sentían pesados, tenía dinero infinito, en ellos.

-Listo, no importa cuantas veces saques dinero, siempre tendrás más- miro al pálido y sonrió, es que de verdad que ese sueño era el mejor que había tenido, lástima que perdería todo eso al despertar.

-Pues en ese caso vamos a gastarlo!- dio dos pasos y luego de meter la botella en un bolso, el cual colgó en su cuerpo, tomo la mano de Suga y salió rumbo al pueblo, tenía, mucha comida que comprar y más aún repartir, ya que si él tenía la posibilidad de cambiar en algo la vida de los sin hogar, claro que lo haría.

Por su parte, el pálido, se erizó un poco al sentir la cálida mano del chico sonriente tomar la suya, y más aún guiarlo de aquella forma tan ágil, por los tejados.

Niño que vio mendigando monedas, niño que ayudo, llenando sus tarros con oro y no conforme comprando comida para que pasaran una buena velada.

-Gracias Baby!-

-De nada, ahora corre a casa-

-Sí!- es que sin duda, si él pudiera ayudar de esa forma en la vida real lo haría sin chistar, sabía mejor que nadie lo que era dormir con hambre y con frío, y más aún con miedo al nuevo día, la incertidumbre.

-Creí que eso de ayudar era broma-

-Jamás jugaría con algo así- suspiró- el pueblo tiene hambre y sus majestades parece no inmortales, cada día más niños quedan desamparados, ya que sus padres no pueden mantenerlos y los dejas a su suerte para ellos irse a otro lugar- es que si Suga comprendió que su nuevo amo era un tanto diferente a los que había tenido, este tenía un poco de bondad en su corazón.

El camino de regreso a casa fue lento, porque Jimin compro algunas cosas para que ellos comieran, al menos soñar que comía algo bueno una vez, y si bien Suga no necesitaba alimento para vivir, probó de curioso un par de platillos, que olían bien.

-Bueno, fue lindo mientras duro- dijo dejando a Suga algo perdido- espero verte en algún otro sueño Suga- fue que entendió el joven, aún no creía que eso era su realidad.

-Claro, yo también lo espero, ya que te quedan dos deseos aún, aunque si quieres pedirlos ahora...-

-No, prefiero esperar a que aparezcas otra vez- bostezo - gracias -

-Por qué?-

-Por todo- se acomodó en la cama y de poco el sueño lo acuno, dejando a Suga sumido en el silencio, notando que desde que el menor había frotado la botella, no había parado el cotorreo.

-Descansa Jimin- camino hasta la ventana y se sentó en el borde, mirando la noche- el aire fresco se siente bien- cerrando los ojos, para disfrutar de la brisa.

Es que para ser su primer día luego de mil años no había estado nada mal

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