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Imagino muchos escenarios, pero ninguno se acercó a lo que, en realidad, el reino estaba viviendo, vio como la botella se llevaba al dueño de su corazón para después quedar colgado en el pecho de quien se autoproclamó rey del mundo, de alguna manera que a Jimin le tomó tiempo entender, logro que todos en el palacio hicieran lo que él quería, cumpliendo hasta el más estúpido de sus caprichos, de forma dolorosa quito el alma de Hanna del cuerpo de Jungkook, encerrándola en una joya que pavoneaba en su dedo, ¿mientras él?

Él se volvió un esclavo cuya misión era atender al demonio que había tomado el poder del genio, semanas en las que el pueblo entró en un pánico colectivo que destruyó lo poco que había sobrevivido después de la tormenta más salvaje, las mujeres y niños fueron casi los primeros en caer, bajo las manos de hombres que solo buscaban saciar sus deseos, los ricos fueron saqueos y los pobres asesinados a sangre fría, Joseon se volvió una tierra sin ley.

—¡Más vino! —todo de ese hombre le era molesto, desde su tono de voz hasta su aroma, no comprendía como aquella mujer pudo traicionar a Yoongi por esos años, cambiarlo por quien no mostraba ni una pizca de bondad en su mirada.

—Aquí está, amo —es que no tuvieron tiempo a nada, en cuanto cruzaron la puerta el mundo pareció dar un vuelco y todo lo que conocían cambio, Tae y Jin se volvieron simples empleados del palacio, destinados a la entretención, Jungkook al no tener un alma se volvió casi que un zombi, deambulando por el lugar siendo tomado por quien quisiera —¿se le ofrece algo más? —noto la mirada lujuriosa y pasó saliva, ya había tenido el desagrado de sentir al demonio aquel entrando en su cuerpo, que la sola idea de hacerlo otra vez se formaba un nudo molesto en el estómago.

—Por ahora no, tal vez más tarde nos divirtamos un rato, Baby —sintió aquella callosa mano, tocarle el muslo, se crispó, mostró respeto y camino lento hasta salir de aquel salón del trono, respirando profundo al verle al fin fuera de ese lugar.

Lo odiaba, pero solo así podía tener una oportunidad de salvar a Suga, un descuido, solo necesitaba un descuido de aquel tirano para tomar la botella y así liberar a su amado y pedir por que todo volviera a la normalidad, aunque claro eso significaba perderlo para siempre.

Jimin no quería ser egoísta, dolía pensar que al pedir aquel deseo que guardo para liberarlo, ya no volvería verlo, pero dejarlo libre en un mundo lleno de caos tampoco era la idea, si Suga sería libre tenía que serlo en donde él pudiera ser feliz así no fuera con él, así no fuera en su tiempo, deseando en el fondo de su corazón algún alma viera lo mismo que él, y le concediera aquel deseo, la libertad,

Semanas, se volvieron meses, el mundo ya no podía con todo el terror y caos, Kim solo veía por él, al menos el de aquellos siglos, velo por un reino más próspero, pero este, este no, no quería un mundo para gobernar, quería ver caos.

—¿Cómo? — se dijo mirando al imbécil dormitar en su trono de oro, como podía quitarle la botella, sabía que cuando el hombre buscaba saciar sus deseos esta parecía desaparecer, no sabía si iba a otro lugar o solo se volvía invisible para sus ojos —No puedo hacer esto solo - susurro, se apoyó en la pared y metió las manos en sus bolsillos, notando como una moneda apareció entre sus dedos, sacándola para mirarla, su deseo aún estaba vigente, notado aquel detalle, los deseos no desaparecen —te extraño Suga -murmuró con nostalgia, escucho pasos que se arrastraban, siendo Kook quien aparecía por el pasillo, con su mirada perdida y sus ropas desarregladas, suspiro suponiendo lo que de seguro había pasado con él.

Balbuceaba, cosas sin sentido, camino hasta él y de forma amorosa arreglo la ropa, de quien sin querer tomó su mano, tocando la moneda, la cual miro.

—Yoongi —detuvo sus manos y miró a Kook.

—¿Qué? —

—Yoongi ...— volvió a repetir, sonriendo —esto te lo dio Yoongi —

—Si él me lo dio, pero como es que tú... —tomo las manos de Jimin.

—Él está siempre allí, durmiendo en su botella, colgada del trono del rey —

—Espera como que en el trono —asintió —siempre está en su cuello —negó, se acercó hasta el oído de Jimin.

—Él siempre está en el trono del rey, Yoongi duerme en el trono del rey —sin decir más se fue caminando feliz de sostener la moneda que Jimin le había dado, dejándolo con la confusión, él veía la botella en el pecho colgando como un dije, a menos que claro que esta fuera solo una distracción.

Para cuando Kim le volvió a pedir ir al salón del trono, miró a detalle el lugar, él veía el dije en el pecho del mayor, sirvió la comida y cuando estaba por retirarse, Kim se levantó, entonces entendió lo que Kook le dijo, allí en el espaldar estaba el dibujo grabado de una botella, desvío rápido la mirada, dejando su asombro para otro momento, ya que si Kim notaba que ya había descubierto donde estaba de verdad el genio podría moverlo o peor aún matarlo.

—¿Algo más, amo? — sintió el jalón y supo que las cosas se pondrían incómodas.

—Sí, a ti —se guardó el asco, la molestia y las ganas de partirle la cara al maldito, dejó que hiciera con él, lo que su retorcida mente quiso, sin chistar, sin decir nada, Kim lo tomo en el absoluto silencio, siendo él quién gimiera y bufara cegado por el placer que violar a un chico le provocaba.

Cuando dejo todo el interior del menor lleno de él, se levantó y caminó así desnudo por el salón, estirándose, dejando que el orgasmo relajaran su cuerpo, mientras Jimin, se sentó pujo un poco, haciendo que los restos salieran mezclados con lo propio de esa zona, el olor fue nauseabundo.

—Limpia eso y después te largas —sin mirarlo, Jimin asintió y lento comienzo a obedecer, lo vio caminar hasta la mesa y tomar la copa de vino, limpio todo y cuando estaba por moverse hacia la salida, trastabilló, soltando las telas manchadas cayendo estás justo en el trono —pero que mierda acaso no puedes hacer algo bien!?- rugió — Limpia eso, antes que apeste todo —

—Si amo —inclinándose, sonriendo para sus adentros, tomó las telas, y antes que Kim notara sus intenciones las dejó caer y con su mano acarició, el grabado, cerrando sus ojos, pidiendo con todo su corazón que Kook tuviera la razón.

—¿Qué estás haciendo!? —rugió, dio dos zancadas para llegar junto a él y tomarlo del pelo, lanzándolo lejos —¿Maldito mocoso que crees que haces!? —

—¡Agh! — la espalda le dolió, la caída había sido fuerte, miró tras Kim, pero nada pasaba, Kook se había equivocado.

—Conoces al genio, no es así — paso saliva, estaba muerto —pues qué pena, pero nadie más que yo puedo pedir que ese maldito regrese, fue mi segundo deseo, solo yo puedo pedir regrese y que crees, no lo haré —sonrió —¿qué es tan gracioso? —

—Solo un idiota pediría un deseo tan tonto, si querías, deshacerte de el, porqué mejor no lo dejaste libre —Kim levantó una ceja —debiste desear que fuera libre así su magia ya no sería un problema y tú serias el único con poderes, pero claro supongo en tu mente cavernícola, fue lo único que se te ocurrió ¿no? — se estaba jugando su última carta, moriría eso era un hecho, solo esperaba que al menos el genio fuera libre —prefieres vivir con el miedo a que alguien lo invoque a resolverlo de esa forma, típico de ancianos resucitados —noto la mirada cargada de odio.

—Suga! —sus ojitos se abrieron de solo pensar que volvería a verle, una última vez, que vería el momento en que fuera libre— ¡aparece ante mí, genio! —la bruma apareció así como la codiciada botella, en segundos la imagen de Yoongi aparecía frente a Kim y frente a Jimin, quien mordió su labio, aguantando las ganas de ir a sus brazos.

—Has pedido por mí, amo — el mayor sonrió y miró tras el genio, quien casi muere al ver el estado de su niño, lloroso, desnudo, triste, con esa mirada que decía tanto, volvió su vista al hombre frente a él.

—Tengo mi último deseo genio —los dos pasaron saliva, sería sin duda la última vez que se verían, y si bien a uno le agobio la angustia, al otro lo hizo la alegría.

Se habían visto, fuera cual fuera el desenlace, al menos la vida y el destino, les había permitido verse una última vez.

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.Pide un Deseo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora