6 Amor?

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Es que cada día que pasaba Suga descubría lo extraño que era Jimin, él como buscaba hacer lo correcto a pesar de la situación que vivía.

-Gracias Baby, ya no he vuelto a tener hambre desde que tú nos regalas dinero- 

-Es la idea, que nadie más tenga hambre- dijo alegre, antes de darle la bolsa de monedas, para después mirar al pálido que estaba tras de él y darle esa sonrisa que estaba sacando una tímida en él-ve a casa y dale eso a tu madre, para que compre lo que necesita para su bebé-

-Si-

-¡Adiós Baby!-

-¡Hasta mañana no olviden volver y traer a quien necesite dinero!- 

-¡Si lo haré!- 

-¿Hasta cuándo seguirás con esto?-

-¿Alguna queja?- 

-Llevas días siendo altruista, pero no veo que trates de gastar tus deseos sobrantes- 

-¿Y el problema es?- mirándolo serio- acaso tienes algo que hacer o te pagan por deseo?- sonrió, es que las ocurrencias de su amo eran infinitas-no verdad?-

-La idea es que los pidan rápido, por eso solo son tres-

-Pues me vale, no pediré cosas que no necesite de verdad, entiende que gastar algo tan valioso en cosas que no podré conservar no tiene sentido-

Era un niño, pero pensaba como un anciano de mil años, es que nada en Jimin era como el común de la gente que había conocido, él era especial y su barrera no estaba sirviendo contra eso.

-¿Pretendes tenerme junto a ti toda tu vida?- dijo en un tono algo juguetón pero también un poco coqueto, lo vio pensar haciendo ese puchero que se volvía más tierno cada que aparecía.

-¡Puede ser- le sostuvo la mirada, de esa forma algo coqueta también, esa que despertó un poco el dormido corazón de Suga, haciéndolo pasar saliva, esa que apareció en su boca de repente- vamos a comer algo y ni me digas que no comes porque bien que te tragas la carne asada!- se acercó y como siempre tomó aquella tibia mano, esa que apretaba la suya, haciéndolo sonreír tímido, le gustaban las manos del genio.

-Lo que tú digas Jimin- es que luchar contra él, era solo esfuerzo en vano.

Pronto en el reino todos comenzaron a notar que los niños sin hogar y vagabundos, tenían siempre dinero en sus manos, como también notaron que la economía de esa parte del reino subió un tanto, ya que muchos adultos adquirieron casas, o abrieron negocios, algo que comenzó a llamar la atención de quien no le perdía detalle al reino de Joseon del Este.

-¿Es solo en este sector?-

-Así es señor Jin, la delincuencia bajó casi un 80%, y todos parecen tener dinero hasta el más pobre de ellos- 

-¿Será que algo pasó y no nos dimos cuenta?- 

-Según cuentan, alguien regala bolsas de dinero a diario a los sin hogar...-

-¿Diario? -asintió- y de donde saca tanto, en el reino no hay tanto dinero, las arcas quedaron casi vacías, con la redada- recordando aquel día que los antiguos, empleados del palacio, robaron todo lo que pudieron cuando el padre de Tae y Hoseok murió- averigua lo que puedas, y cuando sepas a ciencia cierta qué es lo que está pasando, me avisas, puede que todo eso tenga relación con el ataque a la guardia de hace semanas- 

-Sí, señor Jin- mostró respeto y se fue dejando al mayor, pensando, el reino se caía a pedazos, eso lo sabía, aunque esta inyección le daba alguna esperanza, si podía llegar a un acuerdo con quien regalaba dinero, podrían traer la antigua gloria al reino.

Por días, las cosas siguieron igual, Jimin ayudaba al reino desde la sombra, siendo Suga finalmente quien fuera la cara, más bien el multi caras que entrega el dinero a quien fuera a pedirlo, fuera pobre o no, a los únicos que les negaba, era a los guardias, por obvias razones.

-Gracias, señor-dijo la mujer mirando al anciano aquel.

-Úsalo sabiamente- la vio caminar, y suspiro- al fin - se giró para comenzar a caminar, pero una mano en su hombro lo detuvo.

-Dame todo el oro que tengas gusano!- levantó las cejas, no pudiendo esconder su asombro.

-Déjalo por favor, ya nos dio oro, con eso tenemos- miro tras el hombre notando a la mujer que solo hace segundos había visto, al parecer el hombre frente a él, era su esposo- vamos con esto tenemos, no pidas más...-

-¡Cállate!- la empujo y no conforme le dio una patada en las costillas, a pesar de que la mujer se veía visiblemente embarazada- porque conformarme con una bolsa cuando puedo tener todo!- sonrió ladino, los humanos eran seres que jamás estaban conforme, siempre quería más, solo su amo, salia de esa regla- ahora dame el maldito dinero!-

De sus ropas sacó la última bolsa y se la tiró a los pies, abriéndose desparramando las monedas en el suelo.

-Es todo lo que tengo- comenzó a caminar para llegar junto a la mujer, que lo miraba con vergüenza, el hombre se agachó y comenzó a tomar las monedas de forma casi desesperante, mientras Suga levantaba a la mujer del suelo y revisaba de forma discreta que el ser que crecía dentro de ella estuviera bien- no crees que es la señal más clara para que sigas tu camino sola con tu hijo? - lo miro.

-Hey! No le estés diciendo cosas, ella sabe lo que pasa si tan solo piensa dejarme!- miedo, eso vio Suga en los ojos de la mujer.

-¡Claro que lo sabe- los tres oyeron aquella voz y miraron a la entrada del callejón donde la imponente imagen de Jimin aparecía- será feliz y vivirá dignamente, podrá criar a su hijo sin miedo, sin violencia!- y no lo pudo evitar, por más que trato aquel suspiro salió sin permiso de su cuerpo-si quieres alejarte de él te ayudaré- dijo mirando a la mujer- la decisión es tuya- 

-Te dije que la dejes...- dio dos pasos grandes para llegar junto a Jimin, pero no lo logró, de dos golpes Suga lo dejó en el suelo, retorcido de una manera poco común, pero dolorosa-suéltame maldita sea!-

-Por favor...-rogó ella.

-Lo amas, no es así?- dijo Jimin mirando a la mujer, esa qué lento asintió- ya déjalo, no vale la pena- lento lo dejo y el hombre se levantó como pudo para llegar junto a la mujer y a tirones llevarla con él.

-No entiendo-

-No hay nada que entender-

-La lástima, y ella de igual forma quiere seguir?-

-El amor a veces nos hace ciegos, nos hace ver el mal trato como una muestra de afecto y nos aferramos tanto a ellas, que las volvemos de verdad amor- Suga lo miro, Jimin al verse observado también busco la mirada de su genio- el amor nos hace tontos, y muchas veces cometemos las peores locuras por eso- que si lo sabía? Claro que sí.

-Ya veo- 

Mientras en otra parte del Reino.

-Cabello negro, labios lindos, ojos verdes, delgado pero estilizado...-

-Oh, Baby- 

-Baby?-

-Si a quien describes es a Baby, siempre está por el arroyo, o cerca del mercado, es muy amigable-

-Entiendo, muchas gracias- el hombre mostró respeto y siguió con sus labores, dejando a Tae, con una alegría poco propia de él, se había disfrazado para ir al reino y preguntar por el joven aquel- así que Baby- sonrió al fin podía darle un nombre a aquel hermoso rostro.

-Mi señor?-

-Ya oíste, quiero a ese que llaman Baby para antes del ocaso-

-Pero señor, Baby es escurridizo...-

-Y ustedes son la guardia real, tienen entrenamiento, no creo un simple muchacho, sea rival para ustedes- el hombre, asintió- bien, mañana antes del ocaso quiero a ese joven aquí, o tendremos que hacer algunos cambios-

-¡Si señor!- 

¿Que si pondría el reino de cabeza, por un capricho? Claro que sí, por algo era príncipe.

.Pide un Deseo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora