8 Amo, r?

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Veía a los guardias pasar de un lado a otro mirándolo de forma curiosa, su rostro en sí, su rostro era un tanto diferente, casi como un gato.

Tenía esa ligera molestia en el pecho, las palabras del hombre, aquel no dejaban su mente.

-Hey!- miró al guardia - dame tu nombre para el registro -

-Min Yoongi- levantó una ceja, y enseguida comenzó a escribir.

-¿Hace mucho no escuchaba, ese apellido- dijo, de forma curiosa, de quién eres hijo?- 

-¿Dónde está Baby?- corto.

El hombre sonrió ladino, gesto que no le gustó para nada a Suga.

-Será mejor que te olvides de él, muchacho...-

-¿Por?- se acomodó mejor en los barrotes y lamió sus labios.

-Porque desde hoy baby será la puta personal del príncipe Taehyung-y sí, a su mente llegó la imagen del menor siendo tomado, y su pecho ardió- para esta hora ya debe estar gimiendo como una perra, así que mejor olvídalo y ya- apretó los puños.

¿Por qué algunas personas se creen con el derecho de tomar a otras? Y más aún porque tenía que ser precisamente su amo.

-No sabía que los príncipes tenían ese poder?-

-Son realeza, hacen lo que quieren- sin más se fue dejando a Suga, respirando agitado, cerró los ojos, espero paciente escuchar el llamado, es que si jimin tan solo pensaba en él, iría a sacarlo de ese infierno así no pidiera deseo alguno, aunque se ganara otros tres siglos de castigo por romper las reglas.

- Tiene el valor para traer jóvenes al palacio y tomarlos como sus concubinos, pero no tiene los huevos para poner orden en su pueblo, ridículo- 

Es que sin duda no solo era hermoso, Tae había descubierto que ese joven era más que solo una cara bonita.

-Jamás fue de mi agrado ser responsable de todo esto- 

-Pues qué pena, por qué lo es, y déjeme decirle hace un pésimo trabajo, la gente muere de hambre, no hay trabajos, los guardias hacen lo que quieren, violan, matan y agreden a diestra y siniestra mientras usted busca con quien revolcarse- Rabia?

Mucha, el reino moría de hambre y el tarado que debía cuidar de ello, se divertía buscando con quien coger, irónico pensó.

Por su parte, Tae se sentía embelesado, el joven era todo lo que Jin aprobara como pareja, tenía incluso más responsabilidad afectiva con el reino que él mismo.

-¿Cómo te llamas?-

-¿Importa?- 

-Sí- se levantó, ya que Jimin de un golpe lo había mandado al suelo- quiero saber el nombre de mi concubino-levantó las cejas del asombro, mientras Tae solo mostraba su sonrisa cuadrada, característica de la familia real.

-Concubino?- asintió- olvídelo, seré muchas cosas, pero jamás el puto de un engreído que cree que por nacer en cuna de oro, no debe mover un dedo por los demás- caminaba lento, sin perder detalle de aquellos hermosos labios rosas, que parecían llamarlo- se lo advierto, si da un paso más, lo lamentará el resto de su vida- no quería, pero sí las cosas escalaban, llamaría al genio.

-No tienes muchas opciones Baby- dos pasos rápidos le bastaron a Tae para llegar junto al menor y tomarlo de la cintura y apegarlo a su cuerpo, ese que Jimin sintió caliente.

-No estoy jugando, suélteme!-Tae sonrió.

-Créeme que yo tampoco- con una de sus manos, atrapó las dos del menor mientras que la libre, comenzó la tarea de saciar algunas dudas y si, el cuerpo del menor era tan suave como se veía, olisqueo aquel lago cuello, dejando un sutil beso al final-serás mío, Baby-susurro ronco en el oído de quien solo cerró los ojos, y arrugó el entrecejo al sentir aquella mano tocando su miembro por debajo de la delgada tela que lo cubría- te haré mío de formas que jamás has sentido...- cuando sus labios tocaron los del menor, noto el libido subir de golpe en su cuerpo.

Suga, pensó el menor, dejando salir aquella lágrima, su cuerpo tambaleó y cayó sobre la cama, con el hombre aquel sobre él, quien se acomodó entre las suaves y lindas piernas de su nuevo juguete, ese que probaría.

-¿Ahora si lo pedirás?- escucharon los dos, aquella ronca voz cargada de rabia, buscando la fuente, dándose con los afilados ojos de Suga, el menor sonrió.

-Quién eres, ¿cómo entraste?- grito sin moverse de su cómodo lugar.

-¿En serio me harás pedirlo?- puchereo, viéndose adorable a los ojos de los dos mayores, es que sí, Suga tenía que reconocer que su amo en esas ropas se veía simplemente hermoso.

-Conoces las reglas...-

-Hey! ¡Guardias!!- gritó Tae, llamando la atención de Jimin y Suga así como la de los guardias fuera de la habitación, esos que entraron rápido al oír a su majestad- saquen a ese intruso y mátenlo!- el genio rodó los ojos- ahora!-

Corrieron hasta Suga, pero le bastó solo una mirada para que quedaran quietos, daba miedo.

- ¡Que creen que hacen sáquenlo de aquí!!- volvió su atención al menor que sintió claro como Tae restregaba su duro miembro contra el suyo.  

Suga apretó los puños, cerró los ojos antes de que la razón lo hiciera retroceder, se movió rápido y sacó al menor de las garras de Tae, que ni cuenta se dio del movimiento, hasta que fue muy tarde, los vio en la ventana Jimin abrazado de aquel tipo, que sonrió con prepotencia al poner su mano en la estrecha cintura de su capricho.

-Como...- suga dio un paso y se dejaron caer, Tae corrió hasta esta, pero al mirar, no había nada, se habían esfumado, sonrió ladino, es que sin duda su carpincho era una caja de sorpresa, es que solo unos agarrones y besos le bastaron para querer a ese joven junto a él toda su vida, aunque primero tendría que deshacerse de aquel hombre.

-Majestad Kim...-

-¡Corre la voz, 500 monedas a quien me dé información, y 1000 a quien me traiga a Baby y a ese infeliz- los guardias se miraron- qué esperan!- mostraron respeto y salieron rápido- ya verás, tarde o temprano llegarás a mí- 

Aterrizó en aquella azotea, sin despegarse de peli negro, que sonreía a sus anchas, había salido invicto, sin gastar un deseo, lo apretó fuerte haciendo que los verdes miraron fijo los negros del genio.

-¿Estabas dispuesto a dejarse tomar por él?- 

-Sabía que tú irías por mí- coqueto, cortando un poco la distancia entre ellos, dejando a Suga algo mareado, olía bien, la piel bajo sus manos se sentía suave, paso saliva- habrías dejado que me tomara?-negó, había caído, como un novato en el juego de un niño.

Afianzó el agarre cortando más la agonía, dejando solo un suspiro entre sus labios, uno que Jimin mató al rozar los finos labios de Suga.

-¿Quieres hacerlo tú?- rozándose sin descaro, haciendo notar su urgencia, despertando de paso, la del mayor, lo soltó un poco y sin dejar de verle trono sus dedos, en segundos a su alrededor apareció una copia de su habitación dentro de la botella.

-Es un deseo?- susurro antes de volver a rozar los labios del menor, que sonrió un poco, en especial al sentir como la mano que había usado para traer aquel lugar se acomodaba en su trasero, apretándolo.

- Solo así lo harías?- deslizó sus manos por el torso del mayor, quitando suave las pocas prendas que este tenía, deleitándose con lo suave y blanco que Suga era, mordió su labio al ver el rígido pezón, se agachó un poco y paso su lengua caliente, sacando el primer suspiro- dime, no lo harías solo por gusto?-lo empujo suave cayendo en la cama, volvió a tronar los dedos, despojándolos a ambos de las prendas, quedando desnudos, expuestos a sus miradas- Suga...-

Eso fue lo último coherente que pudo decir, porque lo demás, solo fue un coro que Suga disfruto, a concho.

Es que Jimin había pasado de ser amo de Suga a ser su amor.    

.Pide un Deseo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora