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**"Muy buenos días, espero hoy tengamos una jornada increíble, como ya saben la lluvia de estrellas sucederá esta tarde alrededor de las 8 así que busquen un lugar especial y disfruten el maravilloso espectáculo que el cosmos nos dará, en otras noticias..."

—Jimin ya levántate hijo, llegarás tarde! —escucho los golpes en la puerta y se cubrió más con las mantas, odiaba en serio los lunes — Jimin!— más golpes, esos que parecían taladrar sus tímpanos — Park Jimin si no te levantas, llamaré a tu hermano... —abrió los ojos de golpe y bajó rápido de la cama, quitando el seguro de la puerta, abriéndola.

—Ya estoy tranquila, ¡no tardo, no tienes que llamar a Hoseok! —la mujer solo sonrió, eso nunca fallaba, si había alguien a quien su hijo menor respetara, ese era su hijo mayor, Park Hoseok.—Cinco minutos jovencito, o lo llamaré — dejándolo solo.

—¡Ya estoy! —

Park Jimin, hijo menor de la familia Park, una de la más antigua de la ciudad, misma que se remonta desde casi sus inicios, cuando su ancestro del mismo nombre se casó con la hija del mercader Park, dándole así el inicio a su historia familiar, siendo él quien por alguna razón llevará el nombre de su antepasado.

—Suerte hoy y recuerda que iremos con los Jeon, para ver la lluvia de estrellas, así que no tardes de más —

— Ok, madre, nos vemos — subió a su bici y comenzó su camino a la escuela, esa de la que saldría este año, ya que cumpliría pronto la mayoría de edad, aunque en el alma seguía siendo un niño.

Era un chico alegre, confiado de sí mismo, con una habilidad única, para los deportes, y muy ágil, imán de chicas, y también algunos chicos, pero que no lograban llamar su atención, por lo que aun a sus casi 20 años no había tenido una relación jamás.

—¿Irás con nosotros a ver las estrellas? —

—Lo lamento Tae, pero mi madre organizó algo con los Jeon, ya sabes, son amigos desde siempre —

—¿Ósea que iras con Jungkook? — lo miro curioso, bien sabía el interés de su amigo por el hijo menor de la familia Jeon.

—Supongo que estará ahí —pensó.

—Saben chicos, yo creo que iré con Jimin a su casa, así no se siente tan solo —

—¿Qué? —

— Pero sí, tú eras el más interesado en ir con el grupo Taehyung —

—Sí, pero ahora quiero ir con Jimin — el pelinegro sonrió, su amigo era único.

Las clases pasaron como todas, solo que algo más rápido, ya que todo el mundo quería estar preparado para la lluvia de estrellas, las lomas y lugares altos adornados, esperando eso que sucedía solo una vez cada siglo.

—¡Mamá ya llegué! —

—¡Hola señora Park! —

—Tae qué sorpresa — abrazándolo — irás con nosotros? — asintió — genial entre más mejor, tu hermano llegará en poco a buscarnos, así que cámbiate Jimin —

—Sí, madre — subió a su habitación, y busco algo que ponerse, cómodo, pero que lo protegiera del frío, siendo un pantalón algo ancho, una playera manga larga y sus zapatillas favoritas.

Cuando el hermano de Jimin llegó, los tres subieron al auto y se fueron rumbo a casa de los Jeon esa que estaba convenientemente en lo alto de una de las lomas.

—¿Hola Kook cómo estás? —

—Bien Jimin y tú, ha, hola Tae — dijo algo tímido, haciendo sonreír al mayor.

—Hola Jungkook — es que si las miradas hablaran esas se habrían dicho de todo.

—Pero pasen por favor —

—¿Gracias Nam, y Jin dónde está? —

—Donde crees que está Hanna — la madre de Jimin sonrió.

—En la cocina — asintió — iré a ayudarle.

Comieron entre risas, esperando la hora programada, esa que llegó cuando la primera luz se vio caer en el firmamento.

—¡Está comenzando! —

Todos los ojos estaban en el cielo, admirando lo hermoso que es ver esas luces caer y perderse.

—Es hermoso, no crees, ¿Jimin? —

—Lo es Kook — suspiro, ya que de alguna forma ver las luces le daba nostalgia como si extrañara algo, hasta que lo vio pasar, por el rabillo de su ojo, una luz diferente a las demás, una que no se perdió en el cielo, sino que cayó — vieron eso? —

—¿Qué cosa? — preguntó Kook.

—Una luz que no... — noto la mirada de su amigo — olvídalo —

De regreso a su casa tenía esa sensación en el pecho, su madre le había dicho que antiguamente esas luces representaban a viejos amores de otras vidas que volvían para que no los olvidaran.—Tal vez tu alma recogió un viejo amor hijo, por eso te sientes así — dijo antes de darle un beso de buenas noches, porque si grande y todo, pero eso era algo que amaba.

Se subió como cada mañana al auto de su familia y salió rumbo a la escuela, pasaba junto a una arboleda cuando algo llamó su atención, un brillo en el suelo junto a un viejo árbol, pidió al chofer detener el auto y bajó con la curiosidad viva en sus ojos.

—¿Qué es esto? — se agachó para tomar eso que brillaba con fuerza — Una botella? — sonrió.

Llegó como cada mañana, y luego de estacionar su bici, subió hasta su salón, donde sus amigos ya lo esperaban, pasó la jornada entre risas y juegos, para por la tarde volver a tomar bici y regresar a su casa, aunque fue diferente.

~Jimin puedes venir a mi casa, por favor, necesito decirte algo importante —

—Claro Kook, le aviso a mi madre y voy — colgó la llamada y llamó a su madre, quien luego de explicarle, le dijo que fuera con cuidado, pedaleo rápido, ya que la voz de Kook se oía algo angustiada y creyendo que el menor tenía algún problema apuro el paso.

Al llegar subió rápido a la habitación de quien estaba sentado en su cama, con algo entre sus manos.

—Kook que pasa, porque me pediste venir — miro los ojos del menor y algo se movió dentro, eran familiares, pero al mismo tiempo no, se levantó de su lugar y caminó hasta quedar frente al mayor, por un año — Jungkook —

—Esto es tuyo Baby, perdón por arrebatártelo antes, pero ahora al fin puedo regresarlo — mostrando sus manos, como una pequeña botella, que brillaba —espero ahora puedas ser feliz amigo mío —

—Jungkook de que hablas, feliz como... — sonrió, mirando tras el mayor.

Qué lento giro, en segundos sus ojos se aguaron y miles de memorias golpearon su mente, memorias de una antigua vida, que una que vivió el amor más intenso y hermoso, una donde aquel deseo inconcluso al fin podía cumplirse.

—Su, Suga... —hipo Porque en el fondo él sabía que algo le faltaba a su vida, esa sensación de necesitar algo que no podía hallar y como hacerlo y no estaba donde él pudiera verlo, pero ahora estaba allí, frente a él.

—Hola —dijo con a vos ronca —Jimin —El destino le había permitido volver a ver y más aún volver a amar, a quien fuera su destino, en aquella lejana vida, y esta vez, no habría poder que los separara.

Porque el primer y único deseo de Jungkook cuando encontró la botella fue aquel que el viejo Jimin guardó en su corazón.

— Deseo que seas libre genio, que puedas al fin vivir la vida a tu manera y junto a quien tu corazón desea—

Porque el destino no es malo, solo es algo travieso.

Corrió a sus brazos, y dejó sobre sus labios ese beso que no pudo darle aquel día, cuando su mente olvidó, pero ahora no solo le daría ese, le daría todos los que guardo en su alma el siglo que el ahora ex genio durmió.**

.Pide un Deseo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora