—¡HEATHERRR! —Grita mi madre a todo pulmón, quitándome la ligera tela que me cubre.
—¿Uh? —Abro los ojos lentamente.
—¡Qué sean vacaciones, no significa que tengas que levantarte tan tarde!
La oigo dando pasos hacia la ventana y levanta la persiana con una fuerza que cualquiera pensaría que su fin es romperla.
Hago una mueca de dolor por toda la luz que entra. Frunzo el ceño al ver a una madre enfadada. Bueno, que digo enfadada, esa cara es de querer arrancar página por página un libro y quemarlas.
Qué dolor.
Lo sé conciencia.
—¿Qué hora es? —balbuceo, todavía medio dormida.
—La una de la tarde Heather Bailey, y yo trabajo de tardes, así que ya puedes despegarte de las sábanas y hacerte la comida tu solita.
Después de decir eso último da un portazo que casi salto de la cama.
Quejándome y con mala cara, me levanto y voy al espejo para ver mi aspecto mañanero. Y si, como me imaginaba, toda despeinada y con unas ojeras de la leche a pesar de haber dormido más de diez horas.
Me pongo una camiseta y bajo con un moño mal hecho por el terrible calor que hace.
A estas horas ya no hace falta ni que desayune. Me siento en la silla y reviso mi móvil.
—Mierda— digo al aire—. Hoy es lo de la cafetería con Jake.
—Joder— maldigo.
Pienso en todas las posibilidades que tengo para decirle algo creíble. No se me ocurre nada, y sinceramente decirle que he cogido un resfriado en pleno verano, es una mentira terrible.
Voy a desistir de esta vida, lo juro.
—Por fin has decidido salir de la cama, jovencita— dice mi madre cogiendo las llaves del coche.
Tras darme un beso en la coronilla, cosa que me extraña que haga cuando está enfadada conmigo, echa una ojeada al periódico.
—No me esperes para cenar ¿Vale?
—Vale— respondo.
—Y no quemes la casa por favor—grita desde la entrada—. Ya le hemos hecho trabajar mucho al pobre Jerry.
—Lo tengo todo controlado.
Mi madre me mira no muy confiada y cierra la puerta tras salir.
Me levanto de la silla y hago el esfuerzo de, al menos, intentar cocinar algo. Busco en varias páginas de internet con el fin de encontrar como hacer pasta a la boloñesa. Voy al fregadero para lavarme las manos antes de empezar. Me coloco un delantal y me pongo manos a la obra. Para hacerlo más amenos, pongo una playlist en aleatorio con mis cantantes favoritos.
Selecciono todos los ingredientes que necesito. Pasta, huevos, tomate, sal, aceite...
Cuando termino de mezclar todo, saco una olla que más tarde vierto el agua hirviendo con cuidado. Meto los espaguetis y cuando ya están hechos, retiro el agua y los mezclo con la salsa elaborada.
Orgullosa de mí misma y con un plato con la pasta boloñesa, me dejo caer en el sofá y enciendo la tele en busca de algo que no me duerma. Noticias... No, Novelas turcas... No... Dibujos animados...mm, ahora no... ¡Ajá! Mi reality favorito. Me froto las manos, entusiasmada.
Cuando llevo más de la mitad del plato y me meto un bocado de pasta a la boca, mi móvil vibra. Una llamada entrante aparece en la pantalla.
—Hola vril —hablo con la comida aún en la boca.
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La Voluntad del Destino
Romance¿Y si te dijeran que el Destino esa capaz de todo? Heather siempre ha sentido que su vida no le pertenece. Desde que su padre salió por esa puerta y todo se derrumbó diez años atrás, ha hecho todo lo posible para que, con suerte, pueda juntar todas...