—¡Esta falda no sube! —grita Avril mientras da saltitos para remediarlo.
— Igual es que es demasiado pequeña — le digo por cuarta vez suspirando.
Son las siete y cuarenta y cinco, quedan quince minutos para irnos y seguimos así. Avril, sigue así.
—¿Y por qué no te pruebas otra? — le aconsejo mientras me pongo mis bailarinas de nuevo. Le señalo una que sobresale del armario.
—Venga ya Heather. Esa falda la usaba con ocho años. Ya no me entra.
Me siento en la esquina de la cama. Mi amiga busca ansiosa por todos los armarios buscando una falda decente. Tira toda la ropa a la cama desesperada.
—Oye... no es por meter prisa ni nada, pero no vamos a llegar.
—Que siiii pesada—me responde malhumorada —. ¿Por qué no te vas a retocar tu maquillaje mientras lucho contra esta estúpida falda? — sugiere.
—Eh, no insultes a la falda que ella no te ha hecho nada.
—Si, me está jodiendo la noche.
—Anda deja que te ayude— me levanto de su cama y me sitúo a su lado.
Suspira aceptando mi humilde ayuda.
—A la cuenta de tres coge aire y no respires, ¿vale?
Afirma con la cabeza en forma de respuesta.
—Una... Dos ... ¡Tres!
La subo tan fuerte que de poco me cargo la cremallera.
—Listo— sonrío.
—Ay ni te imaginas como te adoro ahora mismo— dice mientras me besa en las mejillas y aplaude.
Diez minutos más tarde estamos, por fin, en el coche de su padre camino a la fiesta.
—Y dime, ¿qué tal te ha ido con Jake? — inquiere con ambas manos en el volante.
—No ha estado mal.
—"No ha estado mal"— me repite con tono burlón—. En serio, exijo que me cuentes todos los detalles.
—Tampoco hay mucho que contar. Hablamos sobre nuestros gustos y eso.
—Pues vaya mierda de cita— hace un mohín.
—No era una cita— le recuerdo.
—Ups. Perdón. Era una quedada de "amigos".
— Eso está mejor.
—Heather— me dice girándose en redondo.
—¿Sí?
—¡Esto es maravilloso! Yo enamorada, tú en proceso. Y las dos juntas yendo a una fiesta— grita de la emoción que le produce.
Me rio apoyando la cabeza en la ventana. Sin duda le ha dado igual lo que le he dicho sobre nuestra amistad.
—Bueno, como veo que estás tan contenta, pon Taylor Swift por mí.
—Nop— me contesta alegre.
—¿No? Venga ya es mi cantante favorita.
—Pues la mía no y el coche es mío.
—De tu padre— le corrijo.
—Da igual, pertenece a mi familia.
—¿Y qué sugieres?
—Vas a ver lo que es la buena música, chica.
Dos minutos más tarde nos encontramos cantando "One more time" de Britney Spears a todo pulmón
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La Voluntad del Destino
Romansa¿Y si te dijeran que el Destino esa capaz de todo? Heather siempre ha sentido que su vida no le pertenece. Desde que su padre salió por esa puerta y todo se derrumbó diez años atrás, ha hecho todo lo posible para que, con suerte, pueda juntar todas...