Las Vegas|Joseph Quinn

266 36 10
                                    

Joe tocó el botón del departamento de Wesley, esperando que le abriera la puerta del edificio. Traía con él una maleta, en la que había guardado un montón de ropa al azar. No sabía donde diablos empezaría a buscarte, pero estaba completamente seguro que Londres no era un lugar donde debía buscar.

Presionó constantemente el botón del departamento de su amigo, pero no obtuvo respuesta. Presionó otros botones, de otros departamentos, al azar; teniendo suerte de que alguno de las otras personas que vivían en el edificio decidieran abrir. Cuando lo logró, se adentro casi corriendo hacía el departamento de Wesley.

Golpeó la puerta con insistencia, pero no obtuvo respuesta. Se estaba enfadando, ¿por qué le diría que viniera hasta aquí si no estaba en casa? Joe sabía que Wesley guardaba una pequeña llave sobre la puerta, sin pensarlo la tomó y abrió.

—¡Wesley! —Llamó, dejando la maleta sobre el sofá. Una vez más, no obtuvo respuesta; mientras murmuraba maldiciones tomó su celular y marcó el número de su mejor amigo.

¿Hola? —Respondió él, sonaba agitado.

—¿Donde demonios estas? Estoy en tu departamento—.

Mierda, lo olvidé—Murmuró Wesley—Ven al hospital central—.

—¿Qué? —Joe parpadeó perplejo—¿Qué pasó?—.

—¡Solo ven!—Se limitó a responder Wesley para luego terminar la llamada.















—Mira, encontré una silla de ruedas—Wesley se acercó a ti mientras guardaba con dificultad su celular en el bolsillo. Te había dejado en la sala de espera mientras iba en busca de algún médico, pero al encontrar la silla la tomó sin pensarlo y volvió a ti.

—¿No encontraste algún doctor? —Cuestionaste mientras tomabas asiento sobre la silla. Lo que había sido un alivio, las contracciones eran cada vez peor y estabas al borde de caer desmayada sobre el suelo.

—Vamos—Wesley no lo dudo ni un segundo, tomando la silla de ruedas, empujándote por los largos pasillos del hospital. Buscaba la sala de emergencias.

—Wes—Intentaste llamar su atención, se veía muy nervioso y alterado. Te dolía, pero Wes estaba realmente asustado—Wes, tranquilo. —Hiciste una pequeña mueca de dolor, que intentaste disimular, pero fue en vano, Wesley lo había notado.

—¿Como quieres que esté tranquilo cuando estás a punto de tener un bebé? —Cuestionó él—Si te pasa algo Joseph me asesina—.

Por fin Wesley y tú llegan a la sala de emergencias, donde además de ti, hay otras personas esperando.

—Ya vuelvo, iré a hablar con la chica del mostrador—Te avisó Wesley y asentiste como rapidez.

—Vamos bebé, ¿no puedes aguantar un poco más? —Murmuraste mientras acariciabas tu vientre—Ni siquiera te escogimos un nombre, cariño—Mencionaste con un tono de dolor en tu voz. Era algo que habías deseado hacer junto a Joe.



Joe llegó al hospital, no entendía que pasaba con Wesley, pero si no estaba muriendo ahí en el hospital, él mismo se encargaría de hacerlo. Se adentro en el lugar, encontrando la sala de emergencias primero.

En cuanto divisó a su mejor amigo, no podía creer lo que sus ojos veían. Estabas ahí, junto a Wesley, sobre una silla de ruedas, ¿por qué estabas en una silla de ruedas? Joe no lo pensó detenidamente, el enojo creció dentro de él, cegándolo por completo. Se acercó con rapidez hacía ustedes dos, casi corriendo.

—¡No puedo creerlo! —Joe alzó la voz, aunque ya estaba junto a ustedes dos.

—¡Joe! —Lo miró sorprendido Wesley—Gracias al cielo que llegaste. —Mencionó con alivio.

One Shots Joseph Quinn|Eddie Munson (Parte 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora