Familia Munson|Eddie Munson

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La puerta se abrió de par en par, dejando entrar a Edward Munson junto a su mejor amigo de la universidad, Tommy Harrington.

—¿Edward?—Cuestionaste con duda. Miraste las maletas de ambos chicos y luego volviste a posicionar tu mirada sobre ellos. —¿Qué sucede?—Entrecerraste los ojos mirando al chico de cabello largo.

—Hola mamá—Saludó Edward mientras dejaba su montón de cosas sobre el suelo. Se acercó a la cocina, donde te encontrabas lavando algunos platos que habían quedado sucios aquella mañana.

—Edward—Repetiste con impaciencia. —¿No se supone que deberían estar en la universidad?—Cuestionaste mientras mirabas atentamente a tu hijo mayor. La mitad de su cuerpo se encontraba hurgando dentro del refrigerador, buscando algo para comer.

—Tom—Volteaste a ver al mejor amigo de tu hijo. Al que querías como si se tratara de un sobrino para ti.

—Hubo un problema con el departamento tía—Respondió Tommy mientras se encogía de hombros.

—Está infestado de hormigas, mamá—Edward por fin había salido del refrigerador. Había tomado una gran bolsa de frituras que habías escondido la otra noche de Eddie.

—¿Hormigas?—Frunciste el ceño confundida.

—Pues parece que hubo alguna clase de plaga y el casero nos informó que debíamos desalojar hasta que lograran deshacerse de todas las hormigas. —Explicó Tommy.

—¡No se puede vivir ahí mamá!—Intervino Edward al ver el ceño fruncido en tu rostro.

—¿Y las clases?—Cuestionaste.

—Iremos en mi auto—Respondió el chico en tono despreocupado. —Oh, y Tommy también se quedará con nosotros. —Agregó poco después. —Tío Steve anda de viaje con su nueva novia, ¿cierto Tom?—Tú hijo volteó a ver a su amigo y este último asintió.

—Prometo que no te darás cuenta de que estoy aquí tía—Se apresuró a decir Tommy.

—No me preocupas tú, Tom—Respondiste mientras volteabas a mirar a Edward. —Me preocupa Edward—Agregaste poco después.

—Soy tú hijo, madre, ¿cómo puedes decir eso?—Exclamó Edward con dolor fingido. —¿Donde está papá?—Cuestionó poco después.

—Espero que vuelva pronto—Respondiste con voz cansada.

No me malinterpreten, amo a mi hijo. Fue mi primer pequeño. Lo tuve junto al amor de mi vida y no podía estar más feliz el día que nació. A veces dicen que los padres no tienen a su favoritos, pero Edward con un simple te amo puede hacerme derretir en cuestión de segundos. Y odio que tenga ese efecto en mí.

Recuerdo que el día que lo dejamos en la universidad regresé a casa a sollozar durante toda la noche, ni siquiera Eddie logró dormir a gusto ya que tuvo que consolarme durante horas. Pero ya me había acostumbrado a no tenerlo aquí en casa; lo amo más que a nada, pero no existe chico más desordenado que mi hijo.

—¿Donde diablos estás?—Cuestionaste a través del teléfono. Tu ceño fruncido se podía notar aún a través de la llamada.

¿Cómo sabes que no estoy?—Se escuchó la voz de Steve al otro lado de la línea.

—¿Dónde estás, Harrington?—Repetiste con impaciencia.

Orlando—Respondió. —¿Por qué?—Cuestionó.

—¿Qué diablos haces en Orlando, Steve?—Suspiraste con cansancio.

Lizzie quería conocer—Murmuró. Por poco y casi no lo escuchaste.

One Shots Joseph Quinn|Eddie Munson (Parte 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora