•Parte 2•
Mientras tu cabello corre salvajemente detrás de ti, haces un gran intento de permitirte que el viento que golpea tu cara te distraiga de la sensación de hundimiento en tu estómago. Esa sensación se hace cada vez más grande, hasta que se vuelve insoportable cuando llegas al parque de casas rodantes. Permites que tu bicicleta caiga sobre el césped, tomando un tiempo para reunir el valor antes de tocar la puerta principal del remolque de Eddie.
Se siente raro estar ahí llamando a la puerta. Ni siquiera puedes recordar la última vez que lo hiciste. Pero te niegas a sobrepasar algún límite; estar del lado de Chrissy te hará la vida mucho más fácil.
Eddie responde a la puerta, sin aliento, sudado, con ojos salvajes y su cabello era un desastre.
—¡Hola!–saluda él.
—Hola— saludas, entrando detrás de él. Parpadeas mirando el lugar. Era como entrar en algún tipo de dimensión alterna, una en la que Eddie y Wayne limpiaban regularmente el remolque y preferían el olor a lavanda sobre el de cerveza y pizza. La cocina está impecable, la sala de estar tiene una vela encendida sobre la mesa de café, y los estantes que contenían un millón de tazas están impecables. —¿Quién eres y qué diablos hiciste con mi mejor amigo?— ríes.
Se ríe tímidamente, cruzando los brazos contra su pecho.
—¿Es demasiado?— cuestiona.
—Será mejor advertirle ahora para que no se acostumbre a la limpieza— respondes, observando como las superficies a tu alrededor brillan y brillan.
—Ja-ja muy chistosa. Tengo que vestirme. Tengo algunos bocadillos en la mesa de la cocina, ¿te importaría hacer las palomitas?— Eddie no se molesta en esperar a que respondas, ya está caminando hacia su habitación.
Puedes echar un vistazo a su habitación mientras cierra la puerta detrás de él, sonriendo a la ropa esparcida en el suelo. Al menos una parte de ese pequeño refugio suyo sigue siendo normal.
Las palomitas de maíz tiemblan en su bandeja mientras las revuelves continuamente en la estufa para evitar que se peguen a la parte inferior y se quemen. Justo cuando las primeras palomitas logran su límite, un golpe desde la puerta principal llama tu atención.
Las cosas no volverían a ser iguales después de esa noche. De camino a la puerta, intentas convencerte de que es algo bueno.
¿Verdad?
La puerta se abre, dejando ver a la animadora principal de Hawkins, con un vestido rosa que se ajusta muy bien a su pequeño cuerpo y con sus rizos rubios y su flequillo que enmarca maravillosamente su cara. Sus manos están detrás de su espalda, está de pie ahí con sus zapatillas blancas, sus pestañas largas y su sombra de ojos color azul. Es difícil no estar celosa de lo guapa que es.
Está claro que no esperaba que abrieras la puerta.
—¡Hola! Lo siento, Eddie está en su habitación. Debería regresar en cualquier momento—.
—Oh, ok— ella entra mientras retrocedes, juntando sus manos, probablemente por los nervios. —¿Qué película decidió traer?—.
—Sabes, estaba tan ocupada burlándome de él por limpiar por una vez en su vida que no me moleste en preguntar — admites, con la esperanza de hacer la atmósfera más ligera.
Ella mira alrededor del lugar, aparentemente inspeccionándolo.
—Mm—ella camina hacia el sofá. —Es lindo cuando se esfuerzan tanto—.
—Claro— respondes, caminando de regreso a la cocina, esperando que las palomitas de maíz no se hayan quemado irremediablemente. —¿Quieres mantequilla en las palomitas?—.
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One Shots Joseph Quinn|Eddie Munson (Parte 2)
FanfictionPorque los One Shots de Joe nunca son suficientes.