GAJOG MUNJE ▪︎ MIMO

27 - Rueda de prensa.

El rey Akira alistó su traje, el cual se veía pulcro elegantemente para la situación que lo ameritaba. Un pesado suspiro sale de su boca, mientras su esposa está tomando de su habitual té, esperando a que terminase de ponerse la corbata correctamente.

Con una seña le hizo saber que estaba listo, así que Eun dejó la taza, y ambos pudieron salir de la habitación, para ser escoltados por guardias hasta la rueda de prensa que darían al aire libre en aquella plaza para todo el mundo.

Mayormente es comunicado digital, pero Eun había recomendado que sea una conferencia al aire libre, donde puedan tener palabras directas de él y todo sea más creíble.

Ahora solo respondería algunas preguntas, ya que de todos modos horas antes había dado un comunicado de las autoridades sobre el caso que se enfrentó la realeza Myoui.

Cuando salió, los flashes estaban en ellos, cegandolos un poco, pero lo soportaban para poder aclarar todo de una buena vez.

La detective Chou Tzuyu estaba presente, con una cara dudosa, mientras su esposa Nayeon tomaba su mano y le preguntaba varias veces si se encontraba bien.

Chou no es la encargada del caso, sino uno de sus colegas lo es, pero es lo bastante observadora como para notar que su colega parecía nervioso haciendo su trabajo, al igual que torpe cada que respondía sus preguntas sobre el caso.

Cuando Chou investigó por su propia cuenta, y no le cuadraba los comunicados que hacían los reyes y las autoridades, no cuadraba la historia en algo.

Hirai Momo secuestró a Myoui Mina por quince años, les pudo sacar una visa residencial para Corea y comprar una casa sin que Myoui Mina intentara escapar alguna vez, con vecinos a los que Myoui Mina alguna vez pudo pedir ayuda. El proceso de adopción de una niña no es fácil, por lo que Myoui Mina tuvo otra oportunidad para escapar y que la ayuden, pero no.

Las posibilidades de que las autoridades no hayan detectado que aquellos cuerpos en el acantilado no eran Hirai Momo e Hirai Jihyo, eran terribles. Los forenses no funcionaban así, no pudieron confundirlas. Momo no fingió su muerte, alguien con poder compró a las autoridades para que digan que murió.

Eso Chou lo tiene claro.

Mientras veía fijamente al rey Akira responder preguntas de los reporteros, se ponía a repasar.

Hirai Momo usó dos cuerpos para fingir la muerte de ella y su hija, para después ir y asesinar a Myoui Mina, pero haciéndolo pasar por un suicidio. Huyó, y al día siguiente se suicidó en un hotel barato y de mala fama.

Mientras que Hirai Jihyo todavía no es encontrada.

Sí, esa historia no se la cree Tzuyu, por más que su esposa Nayeon le diga que mejor lo dejara pasar y tome las vacaciones que le ofrecieron hace semanas.

Tzuyu no podía tomar vacaciones con un caso así (por más tentador que suene irse a descansar junto al amor de su vida), tenía curiosidad y una gran pasión de hacer justicia en lo que sea que ocurrió realmente con las familias Hirai y Myoui.

Aún así, le había prometido a su esposa que solo asistiría a esa rueda de prensa para después aceptar las vacaciones.

Chou se fijaba en cada expresión del rey y su esposa, buscando entre esos gestos algo que delate algo pequeño.

Tzuyu también tenía en cuenta la posibilidad de un Síndrome del Estocolmo tremendo que haya azotado a Myoui Mina esa década y media, pero no se la creía a como las autoridades dijeron. Había algo más que no estaba viendo.

Como se dijo, Chou era observadora, por lo que cuando observó un movimiento extraño, de una persona encapuchada con una polera de un morado pastel, frunció el ceño y afiló la mirada ante la persona escondida que parecía más alguien menor.

El rey Akira sonrió, respondiendo con toda seguridad la pregunta de una de las periodistas.

— ¿Usted cree que alguna vez Myoui Mina lo haya perdonado?

— Mi hija era de buen corazón, que cayó en un pozo sin fondo, pero era buena. Me perdonó mi ausencia de su niñez en el primer momento que me disculpé.

Esa respuesta hizo a alguien apretar los puños y sentir su garganta cerrarse ante la tensión de su cuello.

— ¿¡Estás seguro!? — la pregunta resonó de sus labios en una voz alta y ronca, por lo que se pudo escuchar entre las demás preguntas, y todos esperaron respuesta del rey.

— Estoy completamente seguro.

Jihyo con eso tuvo suficiente, se quitó la capucha y sacó del interior de su polera el arma para descargar todas las balas en ambos reyes, haciendo que toda persona se agache y griten alteradas y algunos guardaespaldas intenten proteger a los monarcas.

Tzuyu rápidamente hizo a su esposa hacia abajo, buscando protegerla con su propio cuerpo, y vió en ese momento a Jihyo apretar el gatillo repetidas veces hasta que solo sonaron chasquidos del cargador vacío.

— ... Yo no — sonrió de lado, con sus ojos no mostrando emoción, pero rápidamente fue tirada al suelo por Chou Tzuyu que la inmovilizó y esposó.

Aún así, Jihyo seguía sonriendo.

Y ahora sí, Chou tendría respuesta a sus dudas.