28 - Declaración y publicación.

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— ¿Qué ha dicho? — Tzuyu se levantó a preguntar en cuanto su jefe salió cansado de la sala de interrogatorios, donde Hirai Jihyo estaba.

— No ha querido declarar.

— Dejame intentarlo — Tzuyu sonrió perspicaz, pues era a lo que iba después de convencer a su esposa de retrasar solo un poco sus vacaciones por lo ocurrido en la rueda de prensa (Nayeon se había enojado, así que Tzuyu esperaba que valiera la pena ver a su esposa enojada con ella, por este caso).

— La van a condenar a muerte, Chou — su jefe duramente dijo, y Chou ya lo sospechaba, pues los de la alta sociedad no la dejarían viva después de asesinar a los dos únicos monarcas Myoui, ni siquiera había un heredero — Aunque le saques información, no sirve para nada.

— Soy buena interrogando — sonrió — Déjame ver si puedo encontrar una respuesta justificable, ambos sabemos que el rey Akira no era el ser más puro del mundo.

Su jefe lo consideró un momento, hasta soltar un pesado suspiro y restregar su mano en su cara, pero por fin dió la afirmación que Tzuyu deseaba.

— ... Vamos.

— Quiero hacerlo sola — ella aclaró, y siguió antes de que quisieran interrumpirla — Ella no confiará si están más, quiero que estemos solas y escribir lo que me diga, ¿bien?

Cuando se lo concedieron, Chou se adentró rápidamente hasta la sala de interrogatorios, corriendo de forma casi brusca a los colegas que estaban ahí, al igual que arrastrar para afuera al que parecía interrogar furiosamente a la adolecente Hirai Jihyo.

Mientras Jihyo estaba totalmente callada.

Cuando ya nadie estaba, Tzuyu se aseguró de que nada saliera de allí en grabadoras o con otras personas, sino que solo escribiría. Todos sus movimientos siendo seguidos por la adolecente.

— Bien. Señorita Jihyo, sin grabadoras, sin más personas, solo nosotras dos, quisiera pedirte que me digas que ocurrió exactamente con tus madres — simultáneamente a sus palabras, se sentaba frente a la menor que la miraba interrogante.

— Ya tienen esa información, ¿no? — Jihyo fue en defensiva, como si hubiera sido atacada.

— No me refiero a la que el rey Akira dió, esa no me la creo — Tzuyu pudo captar lo más calmada que se pudo Hirai Jihyo — Las cosas no encajan, y solo tú sabes lo que verdaderamente ocurrió hace quince años cuando Myoui Mina dejó Japón.

— ¿Por qué quiere saberlo?

— Mi deber como detective es encontrar la verdad y hacer justicia — Tzuyu entrelazó sus manos por arriba de la mesa, buscando darle confianza para saberlo.

— Hice justicia por mi propia mano — Jihyo alzó los hombros.

— Y te condenarán a muerte, pero puede que no, si hay una justificación detrás.

— Como si quisiera vivir. He perdido a mi familia — Jihyo dijo en voz baja, al igual que agachó su cabeza y desvió su mirada a la pared.

— Pero no dejeras que el rey y su esposa se hayan ido con una buena imagen, ¿no? — Jihyo pareció bufar de acuerdo — Ellos debieron hacer algo, y es lo que quiero saber.

— Se lo diré, si me deja hacer una llamada al último, a mi tía Sana — Jihyo rápidamente sonrió, sabiendo bien qué hacer.  No había hecho todo impulsivamente, ella era inteligente (en las matemáticas cuestionablemente, pero qué más da).

— Bien.

Jihyo se puso a recordar exactamente lo que le contaron sus madres cuando escaparon a Corea, para poder relatar lo más resumido posible a la mujer que anotaba todo en su libreta en una letra casi ilegible.

A Chou casi pareció que le brillaron los ojos al ver que cada cosa que decía encajaba con cada cosa que realmente ocurrió, incluso escuchaba algunas veces como Jihyo hacia algunos comentarios de los momentos felices que ocurrieron.

Y cuando tuvo la historia completa en las hojas, Tzuyu solo sacó su celular para dárselo a la adolecente, mientras ella salía de la sala para buscar a su jefe y platicar un momento con él.

Mientras que Jihyo rápidamente llamó al nunero de su tía Sana, hasta que contestó una voz adormilada.

— ¿Quién es?

— Tía Sana. Soy yo, Jihyo.

— ¿Jihyo?... ¡Jihyo! Bebida, ¿dónde estás? ¿Estás bien? ¿Qué ha ocurrido? ¿Por qué-... ? — sus preguntas fueron ignoradas por Jihyo, quien prefirió interrumpir.

— No puedo explicarlo ahora. Estoy en una sala de interrogatorios hace dos días, pero he conseguido un celular. Necesito que hagas algo para que no me condenen a muerte.

— ¿Qué? ¿Te condenarán a qué? — Sana estaba alterada. Si estaba demasiado mal con las recientes muertes que sucedieron, no quería perder a Jihyo.

Había despertado con la noticia de que ya no estaba en búsqueda por aclararse que no era cómplice, y también ayer tuvo la noticia de que la bebita Jihyo había hecho dos asesinatos y un alboroto en una rueda de prensa.

Demasiado para su cerebro y corazón.

— No he tenido condena, pero necesito que sigas mis indicaciones — Sana murmuró afirmativamente — Justo en el cajón de la habitación donde yo me quedaba en tu casa, el de más abajo, por ahí esta una bolsa de plástico.

— No me vayas a decir que te drogabas — Jihyo rodó los ojos ante eso.

— No. Está mi celular, lo guardé ahí cuando me fui a la rueda de prensa — Sana por otro lado fue a buscarlo, hasta trastear todo el cajón y por fin encontrar el aparato electrónico embolsado — En Twitter tiene una publicación en privado, y quiero que la cambies a público.

— ¿Qué es esto? — Sana murmuró, viendo el celular para darse cuenta de la publicación que había en la aplicación.

— Solo publicalo, retuitealo con tu celular para que llegue a más. Nos vemos pronto — Jihyo se despidió cortamente, colgando e interrumpiendo a su tía otra vez.

— Espera, Jihyo-...

Jihyo dejó el celular en la mesa, esperando unos minutos hasta que la detective por fin entró con las hojas en manos, releyendo una y otra vez, pero esta vez tenía una mueca en sus labios.

— Esto no lo aceptarán, pondría una mala imagen de la realeza — Chou dijo lo que su jefe le había comentado, y era totalmente cierto, pero no lo soportaba.

— Ya me encargué de eso, revisa tu celular en quince minutos y verás cómo la magia del Internet hace todo — Jihyo sonrió audazmente, mientras que Chou frunció el ceño y agarró su celular para esperar.

Y fue verdad, porque en todos lados se público la historia de Myoui Mina e Hirai Momo, con fotos, vídeos, explicaciones y mucha más información de la verdad.

Nadie podía borrarlo, lo publicaban en todos lados.

GAJOG MUNJE ▪︎ MIMODonde viven las historias. Descúbrelo ahora