34 - Jihyo y Janne: Nuestra familia.

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Habían pasado qué.

¿Cinco años? Sí, cinco años.

Jihyo estaba fuera de la cárcel desde hace cinco años, y afortunadamente todo para ella estaba mejorando. Aunque al principio era apagada, sus tías, sobrina, y ahora esposa la hicieron que poco a poco empezara a brillar como antes.

Su sonrisa perspicaz seguía en su rostro, mostraba todo para estar siendo feliz de nuevo, aún si la pérdida seguía dándole una tristeza inevitable. Había perdido a sus dos madres, su familia, pero ya hacía hecho una.

Sí, es exactamente eso, tenía una hermosa hija llamada Haerin, que había adoptado junto a su esposa Janne. Al principio no estaban del todo seguras si adoptar ahora estaba bien, pero decidieron que hacer una familia era algo que ya deseaban y estaban preparadas para la responsabilidad.

Haerin fue la chiquilla con la que habían formado un vínculo en el orfanato. Tenía tan solo dos años, caminaba apenas y mostraba mucha evitación hacia las personas, pero con el tiempo se había hecho cercanas a las dos y no paraba de acercarse a abrazarlas y no despegarse.

Incluso empezaba a llorar cuando debían irse, pero pronto vivía con ellas, legalmente como su hija.

Habían decidido vivir en Finlandia, en ese país nórdico y ya conocido por ellas, considerando la mucha familia de Janne que allá la esperaba. Jihyo solo tenía a sus tías Sana y Dahyun al igual que su sobrina Minjeong, pero las visitaba seguido y llamaba casi a diario, al igual que les mandaba fotos de su pequeña hija, recibiendo muchos comentarios y amor de la tía Sana que Haerin apenas conocía.

En aquel mismo vecindario de Finlandia que Jihyo conocía, habían comprado una casa cerca de la de los padres de Janne, por lo que Haerin veía seguido a sus abuelos y tíos, hasta se había encariñado bastante con su abuela.

Janne había empezado a trabajar como arquitecta, pues había estudiado para ello, mientras que Jihyo era más ama de casa, le gustaba quedarse en lo cálido, hacía lo necesario para mantener bien su casa, hacía la comida y cuidaba a Haerin cuando Janne no estaba en casa.

Estar en lo cálido de su hogar era mucho mejor, pues no acostumbraba al frío clima del país, aunque poco a poco ya no le torturaba tanto como antes.

La nieve, el cielo, el invierno.

A Jihyo le empezaba a gustar cada vez más, y su pasatiempo favorito era sentarse afuera para admirar todo aquello con un termo de chocolate caliente.

Haerin de tres años, totalmente abrigada, siempre se sentaba junto a ella en silencio. La pequeña no era muy habladora, solo cuando era un tema que le encantaba, y por ello solo se sentaba en silencio mientras bebían líquido caliente a la vez que adoraban la vista.

Janne no se extrañaba si las veía así cuando llegaba del trabajo, pues ya era totalmente algo usual. Más bien, se sentaba junto a ellas, dándoles dulces que había comprado, y las tres contemplaban su alrededor.

Era algo en familia. No necesitaban hablar, solo se relajaban, comían, bebían, y pensaban. Cada una podía pensar en cosas diferentes, pero con un rostro apacible

— ¿Quieren comer pizza? Traje de venida aquí, y no quisiera que se enfríe — Janne habló en susurros, pero se pudo escuchar bien debido al silencio. Jihyo asintió, sobando su estomago.

— ¿Quieres pizza, Rinnie? — la pequeña asintió rápidamente, alzando sus brazos para ser cargada por su mamá Jihyo — El pedazo con más queso será para ti — Haerin aplaudió felizmente.

Janne siguió a ambas, entre risas junto a su hija porque Jihyo estaba temblando del frío.

GAJOG MUNJE ▪︎ MIMODonde viven las historias. Descúbrelo ahora