Anna estaba segura de que quería a Bada.
Bada estaba segura de que también lo hacía, pero tenía miedo.
¿Sería capaz de superar su miedo y enfrentarse a amar?
— Hola, Lily. ¿Cómo estás? — habló Anna respondiendo la llamada que había interrumpido el momento que estaba disfrutando tanto con Bada. — Oh, lo entiendo— respondió con sorpresa llamando la atención de la más alta. — Sí, no te preocupes, nos vemos mañana — finalizó.
— ¿Todo bien? — pregunta una curiosa Bada.
— Sí, todo bien... Lily me dijo que Giselle tuvo un pequeño problema con su vuelo y no podrá llegar, entonces me dio el día libre — explicó sobre el retraso de la miembro de AESPA.
— Oh, lo entiendo — responde. — ¿Y qué te gustaría hacer?
— No lo sé, ¿no tienes hambre? — cuestiona riendo y la más alta la acompaña asintiendo.
En el auto debaten sobre qué podrían comer ese día hasta que Bada tiene una idea que le parece brillante.
— ¿Te gustaría hacer una maratón de películas hoy? — pregunta, tomando a Anna desprevenida ya que se encontraba buscando restaurantes — podría hacer una excepción por ti y cocinar algo para las dos — menciona con una sonrisa nerviosa.
— Me parece una idea perfecta — sonríe Anna emocionada por poder para más tiempo con la mayor —. Entonces vayamos de compras.
— Vamos — responde cambiando de destino y dirigiéndose a un supermercado cercano.
Anna pensaba en que no le molestaría ir de compras constantemente con Bada, al contrario, le gustaba estar con ella en ese momento, parecían una pareja de años haciendo compras para su casa.
Bada sentía nervios, mariposas, leones en el estómago, como lo quieran llamar. Estaba feliz de que Anna haya aceptado su propuesta, sólo no quería arruinarlo.
Bada se encargó de comprar lo que cocinaría para el almuerzo de ambas y Anna de las palomitas, chocolates y dulces para su maratón.
— Por cierto, ¿dónde lo haremos? — preguntó Anna sonrojándose al instante al darse cuenta del doble sentido en sus palabras haciendo que Bada suelte una pequeña risa.
— ¿Te parece bien en mi casa? Aunque no tengo problema si prefieres la tuya.
— No, está bien — responde mientras suben al auto —, le dejé a Nono comida y agua suficiente, no me extrañará.
— Bien, vamos entonces.
En el transcurso al edificio donde vivía Bada, Anna decidió subir a su cuenta de Instragram las fotos que había tomado.
anna.park
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