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El cielo con sus colores azulados, violetas, rosas y anaranjados pincelando el horizonte, le hace saber que el día está por terminar.

Su cabeza recargada con desgana contra el cristal de la camioneta.

Dan lo ve de reojo, Arthit nunca a sido una persona particularmente platicadora, ni rebelde, pero hoy cuando fue a recogerlo la postura de sus manos, cuerpo y la dirección de su mirada le hizo saber que no era el lugar donde quería ir, al menos no esa tarde.

Suspira un tanto decepcionado, mismo sonido que se ha mantenido mientras ve su celular.

📱Arthit

[¿Puedo ir más tarde a tu casa?]

Su suspiro frustrado cambio por un pequeño gruñido, en cuanto llego a casa vio esas camionetas de catering que la familia contrata cada que hay un evento especial, lo sabía, sabía perfectamente que su madre iba a querer celebrar que sea el titular en la obra de este año, pero realmente espero que le preguntara, así hubiera elegido una cena sencilla en un restaurante de comida tradicional y no tener que compartir la velada con socios de su padre, o peor su tío interesado y su decencia. ¿Vale la pena celebrar algo que aun no sucede? Ser seleccionado es una cosa, brillar en el gran escenario es otra.

Ve su celular y no hay respuesta, en cambio la parvada sigue escribiendo planeando un festejo.

Un pequeño golpe en el cristal.

Dan se asegura no este recargado en la puerta para abrir.

Música clásica, algunos murmullos, vuelve a suspirar, ve el jardín y gira sus pies en dirección a la casa.

- Dan ten listo mi auto.

- ¿Piensa salir?

- Intentare escapar.

- De acuerdo estará listo para usted – Arthit mira una vez su celular, acomoda su mochila y sigue sus pasos - ¿No ira al jardín?

- Una ducha rápida y a vestir lo que sea que mi padre eligió para mí. ¿Ya llegaron mis tíos?

- No sabría la respuesta.

Con el cabello escurriendo y una toalla en su cintura, frunce el ceño ¿Dónde dejaron la ropa para esta ocasión? Generalmente, sino es que siempre la dejan perfectamente acomodada sobre su cama, peina su habitación y nada fuera de lo normal, sonríe, al menos podrá vestir como quiere y no secar su cabello.

Pantalón de vestir negro, camisa azul petróleo dejando ver su pecho, un par de aretes en su oído izquierdo, un colguije de sol que le regalo su abuelo, zapatos cómodos.

Camina sin ver el camino, sus ojos siguen en su celular, ¿Por qué no responde?

- Un poco de vino señor. – se detiene en seco cuando un alto mesero se para frente a él.

- Umm

- Un te helado para él, pero yo acepto el vino.

- ¿Phi?

- Hola mi cisne. – Aunque estaba un tanto confundido, su expresión cambio por completo, una enorme sonrisa se dibujó en su rostro.

- ¡Patito! – La parvada corre a saludar, justo cuando en su emoción pensó en besar a los labios al moreno.

- Chérie, pourquoi as-tu mis autant de temps? (Cariño ¿Porque tardaste tanto?)

- Mère, tu as prévu ça ? comme? (Madre, ¿tu planeaste esto? cómo?)

Danza a la lunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora