CHAPTER TWELVE

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Maekar sentía que la cabeza le iba a explotar, pero se sentía orgulloso de haber mantenido la postura mientras recibían a Daemon y a sus hijas

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Maekar sentía que la cabeza le iba a explotar, pero se sentía orgulloso de haber mantenido la postura mientras recibían a Daemon y a sus hijas. Una vez que terminó el entrenamiento con sus hijos se tomó un tiempo para él. Lo necesitaba, para despejar su mente de todos esos pensamientos negativos que le llegaron cuando apenas y vió a su tío.

Y en aquella fría mañana Maekar Targaryen se encontraba cerca del jardín de la fortaleza roja, entrenando solo. La flecha en su arco abandonó la cuerda, con fuerza más de la necesaria.

— Mierda. — Él príncipe consorte maldijo por lo bajo al no darle al blanco.

Bajó el arco, manteniendo un rostro inexpresivo, pese al dolor que comenzó a sentir en el brazo, dónde su madre lo había herido recientemente.

Caminó hasta dónde había puesto las demás flechas y la colocó en su arco. Tomó la cuerda y alzó el brazo, ignorando el dolor y permitiendo que sus dedos casi rozaran su mejilla. Con el punto claro y con menos fuerza que la anterior, volvió a disparar. Sin embargo volvió a fallar, soltó un suspiro cansado y llevó sus vista a su vendaje, notando un poco de sangre en el.

Hacia mucho tiempo que no practicaba con el arco y flecha, pero siempre le daba calma y algo de paz hacerlo, pues era el único momento donde su mente estaba en blanco, libre de todo los pensamientos y rumores que lo acechaban día con día.

Pero ahora se estaba sobreesforzando mucho y eso le daba estrés que no necesitaba en estos momentos. Hace un par de días que apenas había comenzado a sanar su herida. Aún así era muy orgulloso como para darse por vencido, sin al menos clavar una flecha en el centro.

Se perdió en sus pensamientos y en el rugido de dragón que escucho, supuso que sería Daemon, o algunos de sus hijos o hermanos en sus prácticas. Decidió ignorarlo al igual que el dolor. Disparó unas cuantas veces, fallando todas ellas, aunque algunas habían quedado cerca del blanco.

Regresó de nuevo a dónde estaban los repuestos de flechas para continuar, cuándo escuchó unos pasos acercarse hacia él.

Una pequeña sonrisa creció en sus labios al notar de quién se trataba.

ULTRAVIOLENCE¹, rhaenyra targaryenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora