7. Me gusta

224 31 2
                                    

En preparatoria todo era diferente.
Podía recordar esos días, aún si en algunas partes se borrarán de repente.

Gracias memoria, sabía que podía contar contigo.

Lograba verse después de clases caminando a casa junto con Bright en múltiples ocasiones: cielo azul, gris, rojo e incluso a veces medio rosado. Con sol, nubes, totalmente despejado, lloviendo. Pasaban muchísimo días, caminando juntos a la par o algunas veces Win con ligeros pasos adelante.

Nunca hubo un acuerdo, simplemente se dio por hecho que ambos iban y venían juntos. Desde el mediados de primaria iban en bus juntos, la secundaria por igual y en prepa debido a la cercanía de la escuelas iban a pie.

El primer día simplemente Bright paso por Win a casa y se fueron, desayunando un par de donas. Obviamente al término de las clases los dos salían juntos volviendo a casa de Bright... que luego se turnaron: Casa Metawin, casa Vachirawit.

Asimismo cuando fueron separados de salón, su rutina para llegar e irse. Con la diferencia que Bright primero dejaba a Win en su salón y después de estar un rato conversando iba a su clase... o quedándose en su salón cuando no tenía profesor. Se mezclaba bien y el profesor si lo notaba no decía algo.

Aún si pasaban el receso algunas veces por su cuenta con otros compañeros o solían reunirse y hacer una bola de amigos conjunta.
Cómo ambos no mostraban interés en alguna otra persona, nunca pensó que pasaría si alguno entrara en una relación, hasta que hablo con Gun.

—Pero no vayas a molestarte.

—No, tranquilo. Dime.

—Es sobre tu novio.

—¿Cuál novio?

—El chico guapo que siempre te trae al salón.

—¿Bright?

—No lo sé, siempre los veo juntos —El más bajito se recostó en la banca —Pegados, llegan juntos, se van juntos.

—No somos novios. Es mi amigo, mi mejor amigo.

Off quien si era amigo de Win llegó con aguas y jugos para todos dejando una botella en la cabeza del más bajito quién sería su futuro novio.

—¿De verdad?

—Te dije que son amigos, como tú y yo —Off le destapó la botella a su amigo y se la paso.

Gun tomo un sorbo de agua —Le diré a Sam que vaya con él entonces.

—¿Sam?

—Una chica de su clase. Hablo ocasionalmente con ella cuando coincidimos en el bus. La chica rubia bajita de su salón. Le gusta tu amigo.

Luego de la escuela en el camino de regreso con Bright a su derecha comiendo papitas le puso más atención a su amigo. Obviamente Bright era atractivo pero no sabía sobre chicas que tuvieran interés en él ni su amigo le decía si alguien le confesaban sus sentimientos.

Cuando alguno de los dos hubiese pareja ¿Qué pasaría? Puede que no pasarán tanto tiempo juntos pero al conocerse serían amigos los tres o si ambos tuvieran una relación al par probablemente los cuatro serían muy buenos amigos.

De cualquier forma, evidentemente si alguno le gustará una persona serían los primeros en saberlo.

—Le gustas a una chica.

—¿Hmm? —Bright volteo la bolsa para asegurarse de comer todo —¿Yo?

—Es de tu clase

—¿Ella te dijo algo?

—Me enteré por casualidad, creían que eras mi novio.

—¿Enserio? —Guardo la basura en su mochila y abrazo el brazo de Win recargando la cabeza  —¿Qué le dijiste? ¡No habrás negado lo nuestro!

—¿Eh? Claro que no, le dije que eras mi novio y que si te miraba más de la cuenta le sacaría los ojos.

—Perfecto, así es como me gustas. Con tus celos y todo rabioso.

—¿Rabioso? —Detuvo el paso mientras su amigo reía y seguía el camino hasta que volvió arrodillandose frente suyo.

—Win Metawin alias conejo privilegiado. Mi Win ¿Puedes dejar de hacerme esperar? ¿Finalmente podemos ser novios? —Levanto ambas manos ofreciéndole una bolsa de frituras.

—Tengo que pensarlo, no esperaba esto.

—Winnie, me gustas mucho. Puedes enamorarte de mi en el proceso —Y tenía razón, termino gustando de él.

Quizá incluso se enamoró, tenía a su mejor amigo, alma gemela y quién le gustaba en uno. Esa sonrisa hermosa que se convirtió en risa cuando el otro le ayudo a levantarse.

Ese pequeño momento hizo que todo el día se dijeran “Amor” cada que se llamaban. Además los días acontinuación Bright comenzo a darle un conejo de chocolate todas las mañanas.

—Buen día, te traje un clon de chocolate —Le extendía el pequeño conejito —Para que te enamores de mi pronto.

A veces las palabras cambiaban pero incluso cuando sus demás amigos estaban presentes y notaban el chocolate antes de que Win pudiera responder su amigo se adelantaba:

—Es para que finalmente sea mi novio y se enamore de mi.

¿Había sido despistado? Quizá pensaba las cosas más ahora.
Esos juegos y bromas ¿Eran eso?
Las veces que se le confesaban a Bright respondía lo mismo.

—No puedo, me gusta Win. Estoy cortejandolo desde hace tiempo y aún espero su respuesta.

No creyó que fuese enserio, pensaba que su amigo realmente no sabía rechazar a los demás. Por eso cuando realmente comenzo a gustarle Bright pensó que lo notaría inmediatamente.

Nunca le gustó alguien más, por eso no sabía que hacer y simplemente copio: Entregaba un paquete de gomitas ocasionalmente que sabía eran las preferidas de Bright.

Hasta que un par de meses después encontró su primer conflicto:
¿Y si esto terminaba mal?
Dejaría de verle, no iría a su casa y la relación de amistad se alejaría.
Sentía un vacío en el estómago cada que pensaba en eso y por eso dejo de recibir los chocolates... inútilmente porque Bright encontraba maneras de hacer que el conejito apareciera en su mochila o sudadera.

—No entiendo.

—Tranquilo Win, puedes usar tus habilidades para conseguir alguna otra cosa.

—No lo sé, esto es dific...

—Pero como no tienes ninguna, quizá no te vaya mal durmiendo en la calle. Puede que la gente se apiade de ti y te regale agua —Bright lo interrumpió y Win lo miro con indignación —Cuando sea millonario te comprare un sándwich siempre, porque somos amigos.

—¿Por qué yo sería un mendigo y tú un millonario?

—Soy guapo, tengo habilidades y soy inteligente pero tú mi pequeño Win, tienes salud la mayoría del tiempo —Le lanzó el libro que trataba de estudiar.

De saber que su relación se quedaría intacta no hubiera dudado en confesarse. Si tan solo tuviera la certeza de que la relación amorosa se mantendría.

68 días para una boda | BrightWin/BrighTuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora