21. Último

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No negaba que salía con sudadera y cubre bocas en modo incógnito directo a casa de Bright ¿Por qué? Porque aún tenía poca esperanza y se auto decía idiota por estar enamorado.
Lo veía encender las luces dentro, algunas veces salir, pocas veces lo veía por la ventana.

Caminaba haciendo muecas mientras volvía a casa aquéllas veces. Vachirawit jamás lo notaba y el no haría nada por hacerse notar tampoco.

Recordó aquello mientras se ponía una sudadera y salía de casa con Dew. Habían dejado un par de cobijas en la sala junto al dinosaurio de peluche.

—Amaba entrenar en días de lluvia. Me sentía más ligero.

—¿Enserio? ¿No te cansaba más?

—No, me relajaba. Incluso luego del entrenamiento nos quedábamos jugando bajo la lluvia.

—Tenían mucha pasión o mucho tiempo libre.

—Ambos.

Después de contarle aquel recuerdo Dew le tomo la mano y salieron de la casa. Debía aprovechar la lluvia que continuaba, haría que Win se sintiera mejor al menos por un momento.

No tenían balón o pelota, así que simplemente salieron y quedándose un rato en silencio hasta que el más alto se rió.
Concordaron simplemente correr de inicio a fin de calle, algunas veces Win gritaba mientras corría y Dew fingía no conocerlo alejándose, pero rápidamente el otro iba para abrazarle.

—¡Por el honor!

—Por el dinosaurio.

—A la puerta de tu casa.

Se tomaron de la mano como si fuese un trato firme y serio. Contaron hasta tres y salieron corriendo Dew estiró los brazos mientras gritaba “Dinosaurio”.
Win corría riendo y viendo la espalda de Dew cuando cerca de su casa detuvo un poco la velocidad, sonrió con melancolía y un ligero nudo en la garganta.

—Esta bien, vuelve conmigo está noche finalmente  —Dew se quedó parado frente a la puerta tosiendo un poco tapándose con su manga —No quiero enfermarme.

—Gracias —Llego, ambos estaban totalmente empapados.

—Entremos, si nos apresuramos evitaremos enfermarnos —Abrió la puerta haciéndose a un lado para dejarle pasar primero.

Win lo miro, todo quedo en silencio, ni las gotas que caían hacían ruido. Dew le sonrió y el más bajito subió el escalón de la entrada. Bajo la cabeza por segundos, pero finalmente lo miro, le dio un beso y después le abrazo con fuerza.

—Disculpame.

—No te preocupes —Le abrazo de vuelta —No importa.

—Lo siento tanto —Habia empezado a llorar otra vez.

Dew se fue después de cambiarse, bañarse y darse cuenta que Win estuviera bien: En su cama con un paquete de galletas y sin riesgo de enfermarse.

Win sé quedó en casa recordando que iba ser padrino. Renunció, no podía ni debía y lo más importante: no quería.
Maldición ¿Por qué se concentro más en la boda y no en su documentación? Tendría un tiempo para pensar, pero deseaba ocuparse en algo.

Y el futuro novio estaba frente la casa de su mejor amigo, dejando el último debate que tenía en mente a un lado.
Después de ver el beso en la puerta de la casa tomo distancia y se alejo más para no ser visto. Se quedó bajo la lluvia un rato más antes de irse finalmente sin ver a Dew salir.

¿Importaba? La boda sería en dos días.

Milagrosamente ninguno enfermo aún con los tres totalmente empapados.
En un abrir y cerrar de ojos estaban todos reunidos en espera.

68 días para una boda | BrightWin/BrighTuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora