Un mes después Tom se movía como pez en el agua en su nuevo trabajo. Asistía a todos los desfiles en donde desfilaba uno de los modelos de la agencia Miller y acudía a las fiestas que se celebraban después, donde entre copa y copa tomaba alguna foto de recuerdo.
Le extrañó no ver a Bill en las fiestas, acudía a casi todos los desfiles porque era realmente bueno pero luego desaparecía y no le volvía a ver hasta el día siguiente.
Tuvo la gran suerte de poder meter a Andreas, le llevó al señor Miller el book que él mismo había hecho y fue aceptado de inmediato...claro. Andreas se lo agradeció muy efusivamente esa noche, y al día siguiente antes de ir al trabajo. Compartieron una ducha y con él en el suelo de rodillas, Tom cerró los ojos y se derramó en su boca con un único nombre en mente.
"Bill...."
No lo podía evitar, fue verlo y querer hacerlo suyo. No le importaba que tuviera novio, y que encima fuera su jefe. Cada vez que le tocaba fotografiarle sentía que esa sonrisa que Bill dirigía a la cámara, era en realidad para él. Esas miradas, esa forma de moverse...Bill le estaba provocando sin saberlo.
Ese día volvía a trabajar con él. Andreas estaba en la misma sala junto con otro de los fotógrafos y Georg, aún esperando que le sacara ciertas fotos. Pero Tom seguía sin acceder, al único que fotografiaría de esa manera sería a Bill si se lo propusiera. Sabría como trabajárselo, como convencerle de que se fuera quitando la ropa prenda a prenda y posara ante sus ojos en su mayor esplendor.
Podría hacerlo, y lo haría...
Tuvo su oportunidad esa misma tarde cuando fue llamado al despacho del señor Miller. Bill se encontraba allí y se sentó a su lado en el amplio sofá que había en una esquina.
—Tom, eres muy bueno—empezó a decir Robert sonriendo—Tu trabajo es magnífico, y voy a encargarte lo último que me han pedido.
Dejó a un lado los documentos que repasaba y miró a las dos personas que le miraban expectantes.
—¿Qué os parece iros por unos días a Nápoles?—preguntó en un susurro.
Los ojos de Tom se iluminaron al escucharlo, y Bill reaccionó tal y como lo esperaba.
—¿Un viaje tan largo ahora? No estás en condiciones de viajar—dijo Bill con firmeza.
—Lo sé, por eso os vais tú y Tom solos—aclaró Robert.
—No—afirmó Bill—No pienso irme y dejarte en este estado.
—Tom, ¿puedes disculparnos?—pidió Robert carraspeando.
Tom asintió en silencio y levantándose del sofá salió del despacho.
—No pienso irme—insistió Bill cruzándose de brazos.
Robert suspiró y levantándose fue a su lado.
—Cariño, sabes que es muy importante—trató de convencerle—Y yo no puedo viajar, necesito reposo.
—Me quedo a cuidarte—susurró Bill, sintiendo como le temblaba el labio inferior.
"El final se acerca"—pensó con tristeza.
—No me iré sin ti a mi lado—dijo Robert como si le hubiera leído la mente—El nuevo tratamiento funciona, ya no me siento tan fatigado.
No pudo evitar romper a llorar, buscando refugio en el cuello de Robert. No quería llorar delante de él, pero se sentía impotente. No había nada que él pudiera hacer para salvarle.
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Un amor verdadero
FanfictionBill: 25 años, lleva desde los 19 con un prestigioso diseñador mucho mayor que él pero al que ama con todo su corazón, más en esos momentos en que está gravemente enfermo. Tom: 25 años también, no sabía en el lío en que se metía cuando vio pasar a B...