Capítulo 17

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Terminada la comida se pusieron todos en movimiento. Subieron a sus habitaciones a recoger sus cosas, Tom cogió todo su equipo y Natalie su bolsa con sus enseres de maquillaje. Los demás modelos, Bill incluido, solo cogieron sus móviles y carteras y todos juntos subieron a los 4 coches que ya los esperaban con los motores en marcha.

El desfile tendría lugar en el Palacio de la Ópera, en el amplio vestíbulo que fuera reformado entre 1950 y 1964. Usarían una sala aparte como improvisado vestuario para los modelos y hacia allí se dirigieron una vez en el palacio. Gustav les dirigió y pronto ocuparon sus puestos. Natalie dejó su bolsa sobre una gran mesa y sobre ella colocó todo el material que iba a utilizar. En un extremo de la sala estaban colgadas las prendas con las que iban a desfilar y en el otro una mesa larga con comida sobre ella.

—Podréis comer algo tras el desfile—explicó Gustav—Pero recordad, no os acerquéis a la comida llevando la ropa con la que vayáis a desfilar, es muy cara y no es vuestra.

Sentía sonar así de duro, pero en una ocasión un modelo manchó una prenda realmente cara y la empresa tuvo que correr con los gastos. El diseñador en cuestión no quedó muy satisfecho de su trabajo y solicitó expresamente no volver a trabajar con él.

Suspiró y haciéndole una señal a Tom ambos se apartaron para que el resto hiciera su trabajo. Había algunos ayudantes de Dean y Dan Caten encargados de ayudar a vestir a los modelos, y los mismos diseñadores se ocupaban de dar los últimos retoques.

Natalie trabajaba a marchas forzadas, maquillando y retocando el peinado de los modelos con ayuda de otra chica, siendo Bill el que menos trabajo le daba pues él mismo se había arreglado el pelo y maquillado.

Pronto estuvieron todos vestidos y dio comienzo el desfile. Tom corrió a ocupar su puesto al final de la pasarela que habían montado en el vestíbulo, donde cada uno de los modelos haría una pausa más larga para que él tomara las mejores instantáneas. Gustav se sentaría entre el público y hacia allí se dirigió. No estaba solo, pronto vio otros diseñadores para los que empresa Miller había trabajado en alguna ocasión y se dirigió hacia ellos saludándolos, contestando con educación cada pregunta que le hicieron sobre Robert Miller y esos rumores que corrían sobre su delicada salud.

Por suerte para Gustav el desfile dio comienzo y ocupó su asiento respirando aliviado. Enseguida empezaron a salir varios modelos, siendo Bill y Georg de los primeros. Ambos iban vestidos de negro, caminando con paso firme y la mirada dirigida al frente sin mirar a nadie en particular.

O al menos Georg, los ojos de Bill estaban clavados en Tom. Caminó hacia él y una vez a su altura esbozó la mejor de sus sonrisas y posó para él. Georg le imitó, solo que su sonrisa se quedó en una mueca fría. Tom le fotografió porque ese era su trabajo, pero sus pensamientos seguían fijos en Bill y en lo bien que le sentaba la ropa que llevaba.



Casi media hora después el desfile terminaba y tal y como Dean y Dan pidieron Bill cerró el desfile. De repente se apagaron las luces de la pasarela y cuando volvieron a encenderse el lugar se había llenado de modelos musculosos que solo llevaban puestos pantalones de cuero, dejando al aire su escultural torso.

Entonces empezó a bajar una plataforma lentamente y sobre ella iba Bill. Una vez en el suelo se bajó de ella y nuevamente caminó con paso decidido. Tom no le quitaba los ojos de encima, estaba muy cambiado. Vestía unos pantalones de cuero realmente estrechos y una camiseta de tirantes negra con una especie de tirantes de tachuelas. Lo que más llamó la atención fueron las hombreras que llevaba cubiertas de plumas. Parecía un ángel caminando hacia él, fijando su mirada en sus ojos y sonriéndole con cierta timidez.

Un amor verdaderoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora