Capítulo 7

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No podía evitar pasearse de arriba abajo, esperando que entrara Natalie. Se hallaba en su habitación, donde había quedado con ella. Gustav se había acostado ya dejándole la suite para él solo. No podía evitar sentirse muy nervioso....y mal consigo mismo. Lo estaba haciendo solo para llamar la atención de Bill, darle celos y que se fijara más en él, y para eso iba a utilizar a Natalie.

Cuando llamaron a la puerta se quedó donde estaba, no quería abrirla...pero siguieron llamando con insistencia y al final sus pies se movieron como si tuvieran vida propia.

—¿Por qué tardabas?—preguntó Natalie entrando.

—Perdona, estaba en el baño—se excusó Tom cerrando la puerta tras ella.

Al momento sus labios se vieron apoderados de los de Natalie, quien empezó a besarle con una pasión desatada.

—Te deseo—susurró Natalie con esfuerzo—Desde que el señor Miller te contratara, no hay noche que no sueñe con que me lleves a la cama.

Tom la escuchaba sin poder articular palabra, más que nada porque de repente su boca se vio invadida por una lengua que se frotaba con insistencia contra la suya. Sentía que le faltaba el aire y poniendo las manos en los hombros de Natalie la empujó con delicadeza separando sus labios de paso.

—¿Dónde está la cama?—preguntó Natalie yendo directa al grano.

Tom señaló con la mano la puerta de su habitación al tiempo que recuperaba el aliento y Natalie se encaminó hacia ella colgándose de su brazo. Abrió la puerta y volvió a dejarla bien cerrada tras Tom.

—¿Quieres que...que hablemos antes?—preguntó Tom tratando de ganar tiempo.

—No, ya he esperado bastante—negó Natalie gimiendo por lo bajo.

Tom se quedó donde estaba viéndola caminar hacia la cama, despojándose por el camino de la ropa que llevaba. A los pocos segundos el vestido negro quedó en el suelo dejándole ver que no llevaba ropa interior debajo, lo que para ser sinceros...no le puso para nada.

—¿Vienes?—preguntó Natalie volviéndose.

Tom se la quedó mirando antes de asentir o negarse. No podía creerlo, estaba en compañía de una mujer despampanante, desnuda del todo, llevando solo unas medias sujetas con ligas y unos zapatos de tacones super alto. Cualquier otro chico estaría ya empalmado, pero él...no podía dejar de pensar que eso no estaba bien.

Escuchó como Natalie chasqueaba la lengua y caminando hacia él le cogió de la mano. Le llevó hasta la cama y le hizo sentarse en ella haciéndole separar las piernas.

—Ahora no te hagas el duro—murmuró Natalie arrodillándose ante él.

Tom la miraba sin poder decir nada, que parara...o siguiera. Estaba en estado de shock, pero a Natalie le daba eso igual. Le tenía solo para ella y no pensaba dejar pasar esa oportunidad.

Se arrodilló en el suelo y quedó entre sus piernas. Puso las manos en sus rodillas y las subió por la cara interna de sus muslos, hasta llegar a la cremallera de sus pantalones que abrió con lentitud. Metió una mano, buscó dentro de su ropa interior y sacó su lacio miembro al exterior.

—Vaya, tendré que hacerlo resucitar—rió Natalie.

Y tras decirlo inclinó la cabeza y se lo metió del todo en la boca. Succionó y lamió en vano, la cabeza de Tom estaba en otro lado y al cabo de unos minutos le dejó libre al ver que no reaccionaba.

—¿Qué te pasa?—preguntó resoplando.

—Perdona, he bebido mucho vino—contestó Tom él también resoplando.

Un amor verdaderoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora