El daño de la Longevidad

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Amery regresó a España para participar en la Guerra de Nápoles en 1494 hasta 1559 dándole la victoria a España que de cierta forma era un pago por la destrucción de su carabela.

Luego estuvo en la aun no conocida "Guerra de los ochenta años" en 1568. Donde fue parte de las Provincias Unidas consiguiendo su independencia en 1648.

En estas 2 ultimas guerras, fueron las peores guerras donde Amery participó. No porqué la guerra fuera horrible, que lo fueron, sino que el desempeño de Amery fue el horrible. Durante esas guerras, al ser tan largas hicieron que él llegara muchas veces a su límite, entorpeciendo sus movimientos y muchas veces siendo alcanzando por los ataques enemigos, sin contar que aún le pesaba un poco los sucesos que escuchaba del nuevo continente, lo que evitaba que se concentrara.

Amery notoriamente estaba cansado. Se preguntaba por qué había tantas guerras longevas, se preguntaba si realmente lo que peleaban era tan importante, de todas formas, él las terminaría cada que se formaran.

1667-1699, la gran guerra turca. 1700-1721, la gran guerra del norte. Dos guerras en la cual Amery ni siquiera estaba en sus cabales. La artillería le había alcanzado varias veces, haciendo que en muchas ocasiones atacara sin diferenciar aliados de enemigos, lo que hizo que otras tantas veces, lo atacaran a él. Así fue como él cayó cansado a finales de 1721.

Pero se levantó, aun había guerras donde actuar.

Aunque pasaron los años de "paz", en donde Amery descansaba, no lograba hacerlo. Como Primordial era capaz de aguantar mucho daño, y tenía una longevidad indefinida, pero no era inmortal ni incansable... tampoco era capaz de recuperarse del todo, lo que hizo que un daño no físico apareciera.

El daño acumulado lo había lastimado de otra forma, dentro de su cabeza varios cables no funcionaban correctamente, ahora solo hacia lo que recordaba que debía hacer, luchar, luchar y luchar en tantas guerras que supiera, que escuchara y que sintiera, no recordaba nada más.

1727-1729, guerra Agro-española.

1733-1738- Guerra de la sucesión polaca.

1739, finales de la guerra ruso-turca.

1740-1748, guerra de la sucesión austriaca y la guerra Carnática.

1748-1754, segunda guerra Carnática.

1754-1763, guerra Franco-india.

1766-1769, guerras Anglo-Mysores.

1775-1783, Revolución estadounidense

1789-1799, Revolución francesa

1803-1815, Guerra napoleónicas.

Mismas guerras en las que él se declaró fuera de tiempo. Ya que ahora usaban mosquetes tantos largos como cortos, cañones y espadas, Ya no usaban arcos en las guerras, aunque él aun usaba el suyo, también su Tachi y brazales, los cuales ya presentaban desgaste aun con toda la atención y el cuidado que él les daba. Aun con todo esto, él siguió luchando, sumando más números, más víctimas...

De un momento a otro y de forma inconsciente, terminó en américa. No sabía cómo o cuando había llegado, solo sabía que había una guerra y que debía luchar en ella.

Luchó desde 1808 hasta 1830, donde participó en: Independencia de México, Independencia de Perú, Independencia de Chile, Independencia de Argentina, Independencia de Uruguay, Independencia de Colombia, Independencia de Venezuela, Independencia de Centroamérica una tras otra sin parar ni descansar.

También de 1836 hasta 1852 en la Guerra Grande.

De la misma forma, sin saber cómo había cruzado el océano, pero sabía que estaba en el lugar donde debía estar. Empezó luchando en la guerra de Crimea en 1853 hasta 1856.

Al terminar esta, intentó regresar a América con motivos de participar en otra batalla, pero a finales del 1867 se desvió en uno de los barcos chinos, los cuales lo llevaron por frontera japonesa, así que por el "Sakoku" fueron interceptado y hundidos por el ejército japonés.

Así terminó en una de las playas junto a escombros del barco donde iba. Se levantó confundido, mareado, pero sentía la guerra, la batalla estaba cerca, debía llegar a ella. Aun sin estar recuperado de todas las guerras anteriores y con unos cortes y daño recientes. Avanzó lentamente, ignorando a los campesinos que lo veían asustados, también olvidó su arco, mismo que quedó enterrado en la arena.

Caminó durante días sin dormir, así llegó a los bosques donde se enfrentó sin merito a varios samuráis que lo atacaron, los cuales lo dejaron gravemente lastimado antes de caer ante él. El daño provocado lo había dejado al punto que usaba la Tachi como bastón, estaba cansado, al borde de la muerte, pero debía seguir, era lo único que quedaba en su mente, era su deber.

Avanzó, avanzó y avanzó apoyándose en los arboles, con varias heridas abiertas en la espalda, aun con todo eso, logró cruzar con lentitud casi toda la región, siguiendo su sentido.

Caminó hasta que, en un día lluvioso, vio a un pequeño grupo de personas, todos ellos tenían sombreros de paja y katanas así que Amery los consideró enemigos.

Él alzó su Tachi contra ellos, haciendo que las heridas que se estaban recuperando se abrieran y chorrearan, obligándolo a bajar el arma para así apoyarse. En su mente solo había una sola palabra. – Pelea, es tu obligación – Así que, en un intento de pelear, tensó todo su cuerpo obligándolo a por lo menos levantar la cabeza.

Ahí vio a alguien que hizo que en su cabeza varios cables se conectaran durante unos segundos. Vio como una de las personas con sombrero de paja se le quedó viendo, así que levantó un poco su sombrero para verse cara a cara. Según Amery, esa persona en cuestión era Katsumi, era ella. Se alegró tanto hasta el punto de sonreír, luego su sonrisa se desvaneció. – ¿Quién es Katsumi? – Se preguntó, pero fue lo último que hizo ese día.

Su Tachi no resistió su peso y cayó al suelo casi muerto. Su cuerpo herido se apagó por el gran desgaste, aunque él quería resistir y seguir, decayó por el cansancio en medio de la lluvia.

La mujer en cuestión vio como Amery había decaído sin ninguna gracia en el suelo y realmente no le dio gran importancia, lo iba a dejar ahí ya que su grupo iba retrasado y debían llegar a su destino antes del alba. Aun así, vio de reojo como el hombre se estaba intentando levantar, aun con todas las heridas abiertas. Ella vio su determinación ciega, su buen físico, parecía un guerrero nato y no era de esas tierras. También se sorprendió por esa sonrisa que le dio, la cual le había resultado bastante agradable... Ella pensó que de todas formas iban a llegar tarde. 

El principio de todoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora