Pasaron meses de ese suceso, Amery se arrepiente de eso. Hoy en día lo sigue haciendo.
Él estaba aparentemente perdido en un bosque frondoso por Europa occidental y la estaba pasando mal. Ahora, por algún motivo, era torpe. Se tropezaba con cualquier roca y con las raíces que sobresalían, incluso con sus propias piernas.
También había perdido su orientación, según él estaba yendo a Noruega, pero ahora no estaba seguro siquiera si estaba en Francia, Alemania, o Bélgica. Había perdido su mapa, así que solo estaba caminando hacia donde salía el sol cada mañana. ¿Por qué? Ni él lo sabía, solo lo hacía.
Aún perdido, se preguntaba cómo estarían sus hermanos. Pensaba constantemente en el estado de Realnost, en su brazo. Se preguntaba si estaba molesto con él por eso. También sí Aisling estaba molesta con él ya que había destruido su hermoso jardín, sería lógico que lo estuviera. Nightmare obviamente estaría molesto... Aunque no sabía el porqué, pero seguramente lo estaría. Había hecho mil motivos para que estuviera molesto con él, que no lo estuviera sería raro.
Siendo sinceros, Amery los extrañaba. Extrañaba las conversaciones, las bromas, su mera presencia le hacía falta. Ya se había acostumbrado a ellos, tanto, que volver a acostumbrarse a la soledad de siempre iba a ser muy complicado.
En el trayecto, también pensaba en cómo se suponía que iba a proceder con su plan. Porque necesitaba mil y una cosa que no iba a conseguir perdido en un bosque en medio de la nada. Necesitaba un plan para dar inicio a su plan original.
Primero necesitaba un lugar, una residencia donde poder empezar. Luego, una forma de poder financiar la investigación sobre la radiación, estudios en ingeniera, botánica y otras tantas que debía descubrir por el camino. Formular una teoría para iniciar una práctica, para eso necesitaba materiales que para poder usarlos, necesitaba mano de obra, que para financiar todo necesitaba mucho, pero mucho dinero.
Todo esto lo frustraba, pero buscar la solución, era lo más importante así que no dejaba de pensar en eso durante la mayor parte del día. Una y otra vez regresaba con el tema, una y otra vez volvía a reconsiderar sus opciones para una y otra vez buscaba más posibilidades y formas de aplicarlas. No descansaba, ni cuando la noche caída, no era tiempo para descansar.
Ya se había perdido en los días cuando se adentró a una parte del bosque la cual notaba más verde que el resto. La fauna vegetal de ese lugar era impresionantemente viva y variada, le recordaba al jardín de Aisling. Aunque cada vez que recordaba eso le llegaba un ataque de remordimiento preocupante.
Él caminó con la mirada en los árboles de alrededor, estaba cautivado por lo hermoso que se veían con ese verde brillante, pero realmente... Hasta la hierba mala se veía increíble.
Mientras más se adentraba en esa parte, más maravilloso era todo. Esto hizo que su ambición por cumplir su plan aumentara. De tan solo imaginarse como se vería Madre tierra con esa calidad de vegetación... Debía comenzar ya con su plan.
Pero aparte del gran sentimiento de iniciativa que le daba el bosque, también le generaba paz. Cada respiración era relajante. El viento era apacible. Cada paso era ligero, sin cargas. La mente se abría ante tanta tranquilidad haciendo que las ideas fluyeran con serenidad, como el arroyo de al lado, mismo que, aunque llevara piedras, estas rodaban en armonía formando un suave y encantador sonido.
Así fue como su mente comenzó a traer resultados a sus preguntas de forma ordenada y automática, sin él esforzarse mucho, haciendo parecer que las respuestas a todos los problemas fueran tan fáciles.
Amery, al descubrir que la que mayor parte de sus problemas tenían una solución teórica, decidió darse un merecido descanso. Así que a los pies de un gran árbol con grueso tronco recostó su espalda y cabeza, acomodándose para dormir un rato.
Esa noche en la cual dormía profundamente, tuvo un extraño sueño.
En el sueño veía un cielo azul despejándose de nubes, los rayos del sol colándose entre ellas. Estaba en un bosque en aparente otoño, donde algunos árboles anaranjados bordeaban la derecha de un sendero mientras que del otro lado había un arroyo abundante. Al final del camino, en una planicie con un verde césped la cual estaba protegida con una cerca de palos, había una casa de ladrillos de 2 pisos, con su techo inclinado y chimenea. Era hogareña, típica de una pequeña familia.
Él caminaba con dirección a esa casa, la cual mientras más se acercaba, más feliz se sentía, era el mismo sentimiento que cuando regresó a las ruinas, el de regresar al hogar. Ya cuando estaba llegando a la casa, vio por la ventana una sombra, misma quien volteó hacia él y empezó a saludar desde adentro para a caminar a paso veloz hacia la puerta para abrirle. Pero cuando esta se abrió, el sueño acabó.
Fue un sueño tranquilo, así que, a la hora de despertar, lo hizo lentamente, pero sin abrir los ojos. Él sonrió, ya que pocas veces soñaba y nunca algo que le diera esas sensaciones, suponía que significaba algo importante, pero debía prestar más atención a otras cosas.
A su alrededor, escuchaba movimiento. Parecía un animal grande quien se acercaba para olfatearlo. Amery no se movió y dejó que se acercara lo suficiente para después poder posar su mano cerca del suelo, tocando al animal. Ahí notó la piel más extraña que alguna vez había tocado. Era muy áspera y hasta filosa, parecía escamosa.
Confundido abrió los ojos esperando ver un armadillo o algo parecido, pero al ver una mano con escamas negras y uñas amarillas, sonrió divertido. Tenía sus sospechas, pero nunca esperó encontrar uno ahí.
Lo que más le sorprendió no fue encontrar uno, fue que atrás de este había decenas, cientos, quizás miles de ellos rodeándolo, observándolo.
Amery, al verlos, empezó a reír abiertamente. Ese bosque solo le resolvía los problemas y le daba oportunidades para poder proseguir. Pensaba que era una obra silenciosa de Madre Tierra, y, aunque no lo fuera, no iba a desaprovechar lo recibido.
Él sonriente, se levantó del suelo, haciendo que los relegados, todos ellos alzaran la cabeza, reconociéndolo como Primordial... Como su líder.

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El principio de todo
Ciencia FicciónSeguimos el crecimiento de la tierra desde el principio de los tiempos por el paso de 4 eras principales. Era de lo "dinosaurios", La era de las "Bestias", Era de los "Dioses" y la era de la "Humanidad". Donde hubo intervenciones y sucesos de 4 pers...