El principio de todo

Ascensos

Pasaron días, meses. Llegaron noticias del tratado de Versalles, el final de la guerra mundial oficialmente. Consiguiendo que la triple alianza, Alemania en su mayoría, aceptase toda la responsabilidad moral y material de haber causado la guerra y bajo artículos establecidos deberían desarmarse, realizar importantes concesiones territoriales a los vencedores y pagar exorbitantes indemnizaciones económicas a los estados victoriosos. Se podía decir que habían quedado como los malos, pero creando una ventana de oportunidad que alguien iba a usar.

Años siguientes, las cosas se regulaban, se "tranquilizaban" en ciertas partes del mundo, pero avanzaban. Con la utilización del petróleo como energía, aun después de una de las devastadoras guerras las cosas avanzaron económicamente. Lo vehículos cruzaron la calle, las luces iluminaban el sendero y las radios informaban que esto iba a ser algo habitual. Al igual que alguien en particular avanzaba en solitario, aunque en lo más bajo de lo bajo.

Era camarero en un hotel en Europa oriental donde ganaba la mayor miseria habida en todo el país, pero era un inicio y claramente no iba a estar en esa posición por siempre, solo quería ciertos contactos los cuales le iban a ser necesarios en un futuro no tan lejano como esperaba.

Después de trabajar, regresaba al bosque para ver a los relegados, mejor dicho, para estudiarlos. Con el tiempo se dio cuenta que, en efecto, ellos eran una versión andante y débil de los poderes de Aisling. Podían hacer crecer las semillas de una forma acelerada de lo habitual, al igual que vitalizaban a las ya establecidas dándoles ese color verde tan brilloso.

Esto, aunque poco, era un gran, gran avance, solo había que encontrar la forma de hacerlo algo más artificial para no depender exclusivamente de los relegados que aun para ser incontables, si se separaban demasiado uno de otros, este efecto se reducía notoriamente en todos los aspectos así que no salía rentable hacerlo. Era necesario hacer la versión artificial, pero para eso había que estudiarlos a fondo en una gran variedad de situaciones, lo que iba a llevar mucho tiempo.

En ese tiempo pasó algo no tan relevante para la historia, pero sí para él. Le llegó a través de voces de pasillo que la iglesia había canonizado a Juana de Arco, una antigua compañera de batalla que tuvo. De cierta forma era algo bueno que hubieran reconocido su gran valía, aunque habían tardado siglos en hacerlo.

En cuestión de un par de años y con ayuda de los recientes contactos, logró cambiar de trabajo varias veces, consiguiendo mejores sueldos con los cuales ampliaba su gama de investigación sobre la radiación y esa luz ultravioleta. Incluso consiguió un lugar amplio, cosa que le fascino enormemente.

Experimento durante un tiempo en ese lugar, llenándose de resultados que le daban preguntas. Esto significaba que debía seguir estudiando y leyendo en un intento de crear algo, pero carecía de equipo para eso.

Llegó a tal punto que un día empezó a compartir preguntas que le llamaban la atención con contactos científicos con respecto a sus investigaciones. Esto llevó que al cabo de otros tantos meses, algunos de ellos se interesaran en esa investigación sobre la "Radiación" que él hablaba con tanto fulgor durante las reuniones. Obviamente, estas palabras aparentemente sueltas, eran un anzuelo bien posicionado, quien captó la atención del pez más gordo del país.

Lo que llevó que cierta persona se interesara especialmente en esa investigación hasta el punto de que le ofreció un lugar de trabajo en un laboratorio exclusivo, donde podría tener a disposición un personal calificado en las áreas que él requiriera al igual que el material para sus investigaciones. Eso era algo que ya sabes quién no iba a rechazar, más cuando podía usar a favor los ideales de su mayor postor para continuar con su plan.

Ahora, con el lugar, el equipo, el personal y material necesario, comenzó a trabajar. No sin antes recibir cierto recordatorio por parte de su proveedor. –No se te dará los materiales gratis, quiero resultados que pueda usar en mis filas – Era algo que esperaba, pero que no tenía pensado cumplir con eso de "Mis filas", graciosamente consideraba esto muy egoísta.

Mientras uno ahora tenía todas las posibilidades de avanzar en su ideología para curar a Madre tierra. Otros se estancaban, se atrasaban, se quedan sin ideas, no sabían cómo continuar y todas sus acciones... No eran relevantes.

Realnost lo sabía, tampoco podía hacer nada al respecto, solo esperar, esperar al momento en el cual tuvieran que actuar. Esa espera no solucionaba nada, en cambio la acción, aunque fuera la más mínima era la que daba resultados, como estaba pasando en ese laboratorio.

La luz ultravioleta funcionaba como se esperaba, daba los efectos esperados, pero no terminaba de convencerlo, quería algo más potente. Así que por curiosidad analizó la sangre de los relegados, en busca de copiar ese efecto que emitían porque si llegaba a combinar eso: podría hacer aplicarla en un lugar en específico y como los relegados, una gran vitalización a la fauna vegetal. Pero antes de encontrar dicha solución, debía que cumplir con el "trato" que tenía, pero sin ofrecer resultado de su investigación.

Así que separó su equipo de ingeniería en dos, uno que lo ayudaría a albergar la luz ultravioleta en una zona y el que se encargaría del armamento, mismo que fui dirigido a su propia zona de investigación y creación para no interferir entre ellos. Esto iba a contentar al proveedor y le daría la libertad que quería para continuar.

Ya cuando consiguió resultados de la sangre de relegado, formuló una teoría, una en la cual podría usar la luz ultravioleta como emisor de los componentes de dicha sangre los cuales eran inmensamente beneficiosos, nada alguna vez visto ni siquiera sospechado que podía ser posible. Justo en ese momento en el que todo iba bien, Alemania invadió Polonia.