Tras una horas de letargo la conciencia de Izuku surgió, despertó abriendo los ojos lentamente y con aturdimiento. Se dio cuenta de que estaba sentado recargando su espalda en la base de un pino y su cuerpo cubierto por una manta hasta los hombros.
—¿Qué? ¿Dónde...? —Miró de un lado a otro queriendo ubicarse.
Miró la blancura de la intemperie por la nevada que hubo ese día, a unos metros de él estaba el trineo y Horn sacudiendo su cabeza para levantarse y acercarse a su dueño.
—Hola amigo —esbozó con una sonrisa relajada, sacó las manos debajo de la manta para recibir al borrego y acariciarle la cabeza. —Si mal no recuerdo, yo estaba...
Susurró meditabundo, giró un poco la cabeza logrando ver el alma errante de Fang a un lado de Katsuki, quien recargaba la espalda baja al trineo, estaba inexpresivo miraba un mapa sujetado en manos.
El mapa era más directo de la zona montañosa del norte donde estaba Vaarja, para su infortunio no había información más allá, intentó descifrar los últimos rastros en los límites de la cartografía.
Katsuki giró para observar a Izuku por encima del hombro con cierta indiferencia, no obstante, con ello intentaba mantener una discreción de la descarada cercanía que tuvo con él.
—¿Pudiste hablar con Fang? ¿Qué tal? —Cuestionó ladeando la cabeza con curiosidad.
Katsuki dobló el mapa en manos para guardarlo en una de sus alforjas con ese gesto inexpresivo y natural.
—Si buscabas reivindicarme te salió mal, Fang está de acuerdo conmigo —sonrió con una sorna desvergonzada.
Izuku elevó sus cejas con asombro y confusión miró al lobo que lucía más relajado luego de haber congeniado con Katsuki. La desventaja principal de ser un espiritista era que si invoca o manifesta a esas almas con otros él perdía la noción y caía cansado en un letargo para reponerse, no podía corroborar si era verdad lo que decía el rubio, pero ver esa actitud del lobo le afirmaba que sí.
—No agredas a otras aldeas... —advitió preocupado de que llegara a tomar venganza por él.
—Me estás juzgando mal, solo lastimo a quien se lo merece.
—¿Y cómo es que asumes el lastimar a otros? —Exclamó inquieto de que su idea de olvidar los rencores hubiera salido mal. Recargó su rostro a la mano y suspiró.
—Cualquiera que pisotee a la gente que me importa lo amerita.
Respondió de forma contundente y acechante, Izuku por su parte parpadeó aturdido de eso, irguió la espalda para devolver la mirada. Su piel erizó con cierto nerviosismo de ello.
—¿Soy... tan importante para ti? —Susurró inquieto.
—¿Tiene algo de malo que sea así? Ya te lo dije, no trates de controlar lo que siento, ni yo mismo lo hago.
Izuku resopló recargando la nuca al tronco mientras acariciaba el cuello de Horn a su lado.
—Bueno, no me extraña si conozco varios secretos tuyos... Lo tramposo que somos con la prueba de valía, que tu animal guía esté siguiendome, varias cosas nos conectan, Kacchan.
Comenzó a murmurar con frenesí llevando una mano a sus labios, varios escenarios que solo ellos se conocían los arrinconaron a terminar unidos como forasteros, un desterrado y un superviviente.
Katsuki alzó una ceja al notar como volvió ese raro hábito en el menor de hablar sin parar en un escalofriante murmuro, normalmente lo hubiera callado molesto, pero ahora mismo era un alivio que se desenvolviera con naturalidad, eso le indicaba que ya no estaba molesto por la impertinencia de anoche en casa de Eijiro.Izuku se veía tan bonito desde su perspectiva mirando a la nada, murmurando mientras pellizcaba ese sonrosado labio inferior y dejando escapar un vaho gélido en su aliento sin descanso.
—Es suficiente —detuvó con una sonrisa burlesca alzando la mano. —Hay que avanzar antes de que oscurezca.
—Uh... sí... —masculló extrañado poniéndose de pie, Fang inmediatamente acudió hacia él con emoción meneando la cola e Izuku le restregó una apacible sonrisa.
Katsuki acercó al problemático borrego, que últimamente se volvió más condescendiente, el animal se quedaba quieto y accesible a que le volviera a poner las sogas y arnés para jalar el trineo.
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Horn & Fang [BkDk]
FanfictionOrgullosas y poseedoras de una independencia feroz, las tribus del norte son consideradas salvajes, ásperas, en especial por los diversos rituales que se llevan a cabo, entre ellos la prueba de valía donde los envían a enfrentar por cuenta propia la...