Tramposos

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No se podría definir con precisión la mirada de Izuku, lucía perdido, avergonzado o encantado, quién sabe, esos bonitos ojos brillantes como esmeraldas a contra luz de una mañana irradiaban un placer visual a Katsuki.

Izuku parpadeó un par de veces hasta entrar en sí, por fin desvió la mirada del rubio sin saber donde esconderse, el dorso de la mano se conservó contra sus labios como una barrera procesando lo que acababa de pasar: se dejó besar por Katsuki.

―¿Qué...? ¿Por qué fue eso?

Balbuceó con un nulo intento de retroceder, puesto que una mano ajena le sostenía desde la cintura. Katsuki sonrió con lucidez, podría estar eternamente contemplando esa bella mirada que le dirigía, tonta y confundida, a pesar de que le dio sus motivos, ajustó su garganta y se lo repitió. 

―Te di tres solicitudes, ¿no? Me gustaría decir que estoy satisfecho, pero no es así ―solventó con ganas de volver a inclinarse a besarlo, pero descartó su idea y lo soltó. ―Es todo.

Izuku aprovechó para retroceder un paso, ladeó unos grados la cabeza todavía confuso.

―Por mi parte, sí. Respetaré tu decisión.

Ya no pretendía cuestionarlo u hostigarlo, fue muy claro en que lo dejaría en paz con esas tres condiciones. Ahora todo dependía del menor.

Todavía adolorido por sus heridas quiso mantener la calma y el perfil bajo, así que discretamente dio media vuelta para alejarse, Horn y Fang se mostraron inquietos por ello, pero no se comparó con el pánico en la reacción de Izuku, quien inmediato estiró un brazo para alcanzar el abrigo e impedir que se alejara más.

Katsuki giró su cabeza para indagar, pero solo encontró a Izuku con un gesto cohibido y sus labios apretaban en una mueca tratando de hablar nervioso.

―Lo recuerdo... ―mencionó a un volumen apenas audible―, la prueba de valía y lo tramposos que somos... todo.

Katsuki podría ser tosco y abalanzarse en abrazarlo, pero en base a todo el martirio por el rechazo con sus burdos cortejos aprendió a ser pertinente, se quedó en su sitio expectante de lo impredecible que era el pecoso.

―¿Todo? ―Repitió para cerciorar, a lo que Izuku asintió.

―Me desconozco a lo que te dije, como espiritista nunca llegué a ser un grosero que discutía con palabras de odio. Lo siento mucho.

―Siempre hay una primera vez, me siento privilegiado de serlo ―bufó con un toque sarcástico.

―No, no solo fuiste el primero en eso, tú... ―tartamudeó debatiéndose en decirlo en voz alta.

Sujetó la mano desnuda de Katsuki para guiarla a su rostro; la piel de la palma era áspera a comparación de la aterciopelada mejilla de Izuku. 

―...También eres cálido...

A Katsuki le recorrió un escalofrío en el buen sentido de la palabra.

―¿Así lo crees? A pesar de que soy un sujeto que viene del nort-...

―También... estoy enamorado de ti.

Interrumpió Izuku con una sonrisa culposa, Katsuki se quedó en blanco.

―Quisiera ser tan egoísta, al menos una vez... ―resopló tratando de mantener la calma, sintió las yemas de los dedos ajenos intentando delinear sus facciones.

―¿Por qué renunciaste a mí? Incluso sin intentarlo.

―No creí que volviéramos a vernos.

―Estás subestimando mi terquedad.

Horn & Fang [BkDk]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora