Capítulo 21

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Algunos sucesos sucedieron en tiempo tiempo pasado, tomar como referencia capítulos anteriores



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(...)

Cuando Dan ingresó al penthouse estaba temblando con miedo, su cuerpo sentía una ganas de querer escapar con solo recordar lo que había pasado hace unos días cuando aceptó ser el desfogue sexual del boxeador, odiaba ese lugar con losas frías que tocaban sus pies. Recordaba como había escapado cuando sintió casi morir por tener sexo por primera vez con ese hombre, no paro el dolor en días, incluso sentarse era como si algo se hubiera roto. No quiso revisar a pesar de manchar de sangre su ropa, y más porque no quería lidiar con el humor de perros del boxeador por la mañana, o si deseaba ir por otra ronda, no se creía lo suficiente fuerte para soportarlo.

Cuando menos se lo esperaba ya estaba siendo empujado nuevamente por el alfa, que trató de agarrarlo con fuerza de las muñecas. Nuevamente su pulso se aceleró y su instinto de supervivencia le gritaba que lo empujara pero la diferencia de tamaño era notable y bastaba más de 3 personas como él para poder librarse. Su mano trató de detenerlo como pudo sin hacerlo enojar demasiado.

Jae lo lanzó a la cama y le arrojó el gel para que se preparara el mismo esta vez, sus cejas estaban de mal humor su barbilla aterrizó sobre las sábanas. Después de recibir una llamada, su humor parecía peor que antes. Ni siquiera esperó a que terminara de dilatar bien su agujero, solo lo sostuvo de la cintura poniendo todo su peso sobre la cintura de Dan y poder insertarlo con fuerza ocasionando que el beta gritara y su cuerpo se retuerce ligeramente. Podía sentir el calor ardiente del cuerpo del otro con las zonas que ambos chocaban y el sonido húmedo que se produce.

— Mantén la boca cerrada —

No sabia porque Jae había decidido escogerlo a él para pasar aquel suplicio, no sabia cual era la razón por la que tuvo que cruzarse con él en su camino. Alguna respuesta a sus suplicas que a diario pedía para ser ayudado, o era otra cosa más fuerte. No era nada más que el interés de un retorcido ser que se aprovechaba del sufrimiento que le provocaba, alguna de sus formas de satisfacerse a sí mismo y liberar su apetito sexual. ¿No existía otra forma menos dolorosa de tener sexo? ¿No había otra forma en la cual no era humillado de tal forma? , no lo sabía ... solo conocía esa.

Después de aquello, no creía poder relacionarse con nadie más sin miedo a las represalias.

A medida que la inserción se profundiza, el cuerpo que en un inicio era tan duro y tieso por querer escapar poco a poco perdió fuerzas para empujar, sus lágrimas ya estaban en todo el rostro y sus labios estaban tan pálidos por apretarlos con fuerzas y evitar la quejosa voz que al boxeador detestaba.

— ...Ja. Te has puesto más suave y flojo —

Dan veía como disfrutaba de la tensión densa que hacía, y dejó escapar un largo suspiro y apretaba de manera dolorosa sus nalgas, estaba disfrutando y mis ojos giraron cuando empezó a cavar más profundo. El beta soltó un gruñido y mordió con fuerza las sabanas sintiendo como nuevamente lo apuñalaban el agujero propio con ferocidad y sin piedad.

MAREA AMBARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora