El trayecto fue silencioso, llegamos en menos de media hora al lugar. Es una bodega pequeña, no tiene ventanas y la fachada está destruida. hay escombro a los lados y el color que antes pretendía ser blanco, esta manchado con el moho y deteriorado.Aparcamos a un lado y nos bajamos del coche.
Nos adentramos a la bodega y Lisa enciende la luz haciendo que toda la oscuridad a nuestro alrededor se disipe.Aprovechando la luz, le echo un vistazo al lugar. No hay nada especial aquí, solo tenemos una mesa larga llena de polvo, las sillas a su alrededor también están sucias a pesar de estar cubiertas con mantas. El piso se siente pegajoso, es repugnante.
Aunque nada de esto importa porque a dónde en realidad nos dirigimos está debajo de nosotras, esto es solo una fachada. ¿Quién se interesaría por una bodega sucia y sin nada importante a la vista?
Lisa fue muy lista al tener esta idea, solo nosotras sabemos de su ubicación y lo que verdaderamente es este lugar.
Busco a mi amiga con la mirada y la encuentro en el otro extremo del lugar, toca la pared múltiples veces como si buscara algo. Decido acercarme y ayudarle pues en realidad trata de encontrar el pequeño compartimento que nos abrirá las puertas de la verdadera bodega.
Al llegar a su lado pude verla concentrada y no es hasta que encuentra lo que busca, que voltea a verme. Nos sonreímos con melancolía e inmediatamente aprieta el botón que abren las puertas del elevador.
Cada una coloca sus huellas y el elevador se cierra para comenzar a descender.
Nos miramos en silencio por unos minutos que parecen horas, nuestra amistad es larga, nos conocemos desde pequeñas así que tenemos la habilidad de comunicarnos sin hablar. Tan solo basta una mirada para saber lo que la otra piensa, pero en esta ocasión las miradas son engañosas, pues tenemos mucho de que hablar y las dos sabemos que estamos caminando por la cuerda floja.
Un nudo se instala en mi garganta impidiendome hablar, parece que Lisa está en las mismas condiciones que yo porque suspira y aparta la mirada de mí.
—Ciara, yo...
—Déjalo.
Al escuchar mi tono firme vuelve a mirarme pero esta vez noto algo diferente. Pena, mi amiga me mira con pena. Ella sabe mejor que nadie lo mucho que he luchado para cambiar las reglas del imperio, esas estúpidas leyes que nos impiden ser nosotras mismas y nos condenan a vivir una vida ajena a nuestros deseo. Tenemos que ser un adorno para los hombres, siempre bonitas y elegantes, nunca un ser pensante que puede opinar sobre las decisiones de los líderes.
Decido no seguir atormentandome y cambio la conversación.
—Recibí la clave, tenemos quince minutos para conectarnos —digo mirando mi reloj.
—Por supuesto, en diez minutos tengo todo listo para entrar a la reunión —contesta con confianza, esa es su área y estoy segura que sabrá manejarla a la perfección.
En ese instante, las puertas del elevador se abren revelando la verdadera bodega. Televisiones y computadoras están por todo el lugar, también se encuentra una mini sala para descansar. Al fondo hay un pasillo que conduce a los vestidores y el baño. Nuestro lugar de operaciones es mas grande de lo que parece.
La primera en entrar es Lisa, yo tengo que caminar con mucho cuidado pues el vestido y los tacones me hacen sentir incómoda. Sé perfectamente como ser elegante pero esta misión no lo requiere, al menos no aún.
Rápidamente camino a la mini sala y me quito los tacones, masajeó mis pies mirando como Lisa se prepara para trabajar, camina de un lado al otro prendiendo todas las computadoras que necesita. Sus gestos de concentración son un poco graciosos pero no digo nada porque no es el momento para bromear.
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matrimonio perfecto. {En Proceso}
Novela JuvenilUn matrimonio falso, dos personas completamente diferente viviendo en la misma casa, aparentando ser la pareja perfecta para los medios, mientras en privado hacen hasta lo imposible por no matarse... Literalmente. Ciara Pussett; una chica rebelde y...