9: La cena.

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Me observo atentamente en el espejo

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Me observo atentamente en el espejo. Tengo ojeras muy marcadas bajo los ojos, mi piel es muy sensible y las pequeñas manchas parecen más graves de lo que realmente son.

Hago una mueca de desagrado y suspiro mientras niego un par de veces con la cabeza. No, hoy no permitiré que los malos pensamientos arruinen mi día.

Me trenzo el cabello y me coloco un poco de corrector para tapar mis ojeras, me doy un último vistazo en el espejo y salgo del baño.

Tomo mi bolso y abro la puerta de la recámara para dar tan solo dos pasos al frente y tocar la puerta de Lisa. Espero pacientemente a que me abra, cuando no lo hace, pongo los ojos en blanco y entro sin avisar.

Bufo al verla todavía dormida, son casi las nueve de la mañana y ella sigue en la cama con la boca abierta y una mancha blanquecina en su mejilla.

Al menos puedo estar tranquila al saber que no le pasó nada malo. Aun así necesito saber que fue lo que sucedió cuando desapareció de mi lado en el bar.

Tomo una almohada y sonrió por lo que estoy a punto de hacer. Me acerco con cuidado hasta ella y río mientras le doy un almohadazo.

—¡Despierta! —grito y le doy con la almohada tres veces más antes de comenzar a reír.

Lisa se levanta asustada y yo solo puedo reírme al ver su cabello rubio alborotado, su rostro manchado por el maquillaje y su expresión al verme junto a ella.

—Eres una insensible —me reprocha —. ¿No ves que me siento fatal?

—Necesitamos hablar —digo en tono serio. Ella sabe perfectamente a qué me refiero.

—Si, lo sé. Pero primero necesito una ducha. —Se levanta y camina hacia el baño. Yo me quedo sentada en su cama reflexionando sobre lo sucedido la noche anterior.

Después de ver a Alessandro en el bar, mi mente quedó en blanco, mis recuerdos son borrosos y me hacen sentir como si solo recordara una película.

Llegué a casa de Lisa como pude y entré por la puerta trasera, ni siquiera recuerdo como es que llegamos a su habitación. Simplemente la dejé en su cama y me metí a la recámara que está acondicionada para mí. Paso mucho tiempo aquí al igual que ella en mi casa.

Sonrío al ver a mi mejor amiga salir del baño envuelta en una toalla blanca. Estoy feliz de saber que ella está bien, anoche sentí que mi alma se rompía cuando la ví tirada y casi inconciente en ese lugar.

—Si me sigues viendo de esa manera, se me olvidará que eres casi mi hermana y me lanzaré sobre ti como león hambriento —dice mientras se recarga contra la puerta y levanta una pierna, al mismo tiempo que simula una garra con la mano.

—Aquí te espero, bebé —bromeo con ella para aligerar el momento y retrasar la conversación incómoda sobre lo sucedido en el bar.

Le ayudo a elegir la ropa que usará y me quedo observando como camina por toda la habitación mientras se maquilla y se peina.

matrimonio perfecto. {En Proceso}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora