💔𝗖𝗮𝗽í𝘁𝘂𝗹𝗼 𝟭💔

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El estruendoso sonido de la alarma la despertó, gruñó con molestia

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El estruendoso sonido de la alarma la despertó, gruñó con molestia. Intentó ignorar aquel horrible sonido, sin embargo, no pudo. Se levantó y con pasos pesados, camino hasta el objeto para por fin hacerlo callar.

Giró su cuerpo y por unos segundos, observó, todo lo que su vista le permitía ver bajo la oscuridad que brindaban las oscuras cortinas de la habitación. Suspiró.

Milán aún no podía creer que se encontraba sintiéndose... nada. Así se sentía diez años atrás.

Su creciente fama, luego de su segundo álbum no lograba llenar el vacío de su interior. Fingir una sonrisa frente a todos había sido más fácil de lo que imagino. Fingir estar bien, también.

Nunca imaginó que perder a Bill la iba a hacer sentir tan rota.

Un año habían pasado y ella no podía explicarse qué había sucedido. No había explicación para la forma en lo que todo había acabado, en la que su matrimonio acabo.

Una solitaria lágrima recorrió su mejilla mientras dentro de su pecho su corazón seguía derrumbándose. Se negó a llorar, se lo había prometido. No iba a llorar por alguien que no la amaba. No más.

Secó aquella solitaria lágrima, tomó algunas prendas y se fue a duchar.

Hoy era un día importante, se repitió asi misma, por lo que, se vistió adecuadamente y bajó a desayunar.

No le sorprendió ver a su hermano cocinando con Ally sentada sobre un taburete en el desayunador, acabando con todo a su paso.

Respiró antes de sonreír y fingir delante de ellos que todo estaba bien.

―Buenos días ―saludó acercándose―. ¿Cómo durmieron?

―Con los ojos cerrados ―bromeó Daniel ganándose una mala mirada de su esposa.

Milán rodó los ojos.

―Bien, nena ¿y tú? ―susurró Ally, dulce.

―Bien ―susurró tomando asiento al lado de su cuñada―. ¿Ese pequeño bebé no dio problemas?

Ally negó llevando sus manos a su abultado vientre.

―No, aunque siento que voy a estallar en cualquier momento.

―¿Dos semanas? ―preguntó Milán antes de tomar un vaso con jugo de naranja que Daniel le ofrecía―. Gracias.

―El médico dijo que podrían ser tres o cuatro ―se unió a la conversación Daniel.

Milán asintió.

Para ella era extraño saber que pronto sería tía y, honestamente no sabía cómo sentirse. Claro que se sentía feliz, pero también tenía miedo de no ser una buena influencia para aquel pequeño ser.

En silencio se puso de pie, lavó su vaso, se despidió y empezó a caminar a la salida.

―Milán ―la voz de su hermano la hizo detenerse―. ¿No comerás nada?

ɪɴᴇꜰᴀʙʟᴇ | ᴮⁱˡˡ ᴰᵉⁿᵇʳᵒᵘᵍʰ ²✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora