Milán miró a su alrededor extrañada, Beverly no había llegado aún y dudaba lo hiciera. Esperaba se encontrará bien, luego intentaría llamarla. La mano de Bill se aferró a su cintura, lo observó sonriente antes de mirar al frente en donde Eddie y Richie decían sus votos.
―Yo, Richard Tozier ―empezó a hablar su amigo ―, quiero decirte hoy que me alegro de que estés aquí, el camino no ha sido fácil y no lo será nunca, pero el tenerte a mi lado me hace querer seguir adelante y no rendirme ―su voz se quebró, bajó la mirada para evitar llorar ―. Te amo, mi pequeño y delgado espagueti; en un mundo de pastas tú y yo somos a la boloñesa.
Ninguno de los presentes pudo evitar no reír.
Eddie negó divertido.
―Yo, Edward Kasp...
― ¡Edward, detente!
Todos voltearon a la entrada en donde una agitada madre de Eddie entraba en el lugar. La mujer se encontraba roja por la molestia y sus pasos eran pesados en medio del lugar.
―Mamá, ¿qué haces aquí? ―sorpresa, era lo que Eddie sentía en ese momento al ver a su progenitora ahí.
― ¿Qué hago? Vengo a hacerte entrar en razón, vengo a salvar tu alma, Edward. No puedes casarte o lo que sea que estés haciendo con tu Richard. ¿No lo ves? Ambos son hombres. Sé que él ha corrompido tu alma, cariño, pero mamá ya está aquí y te llevará a casa.
Eddie bajó la mirada y Richie sintió su mundo derrumbarse.
―Vamos a casa, cariño, lejos de estos hijos del diablo ―su dulce voz era un arma de doble filo.
―No ―susurró Ed para sorpresa de todos, aún sin levantar su mirada y con los puños cerrados se armó de valor ―. No iré a ningún lado contigo, madre. Esto es lo que soy, él es el hombre al que amo y... y no me iré ―con los ojos llorosos la miró―. No puedes cambiar lo que soy o el camino que he elegido.
Sonia negó incapaz de creer lo que estaba oyendo. Su pequeño no podía hacer eso. Él no.
―Sabes que te irás al infierno ¿no? ―exclamó con molestia, sorbiendo su nariz ―. Sabes que...
―Ay, ya cállese señora ―gritó Milán cansada de tanta necedad, Bill a su lado contuvo las ganas de reír y con suavidad le dio un codazo a su esposa para que se callara.
―Sí, cállese ―apoyo Helen.
Sonia se giró a mirarlos a todos, uno a uno, con enojo. Los odiaba a todos por haber sido una mal influencia para su hijo, ellos debieron corromper su alma. Miró una última vez más a su pequeño, esperando que él cambiará de parecer, solo obtuvo una mirada decidida. Él ya no era más su hijo.
―Hoy mi hijo murió para mí.
Sin decir nada más Sonia se marchó con lágrimas en los ojos y el coraje acumulándose en su garganta. Richie miró a Eddie llorar en silencio, sin decir nada más salió tras la madre de su amado, tal vez podrían solucionar las cosas.
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ɪɴᴇꜰᴀʙʟᴇ | ᴮⁱˡˡ ᴰᵉⁿᵇʳᵒᵘᵍʰ ²✔
Fiksi Penggemar"𝗗𝗶𝗰𝗲𝗻 𝗾𝘂𝗲 𝗻𝗼 𝗵𝗮𝘆 𝗻𝗮𝗱𝗮 𝗽𝗲𝗼𝗿 𝗾𝘂𝗲 𝘂𝗻 𝗰𝗼𝗿𝗮𝘇ó𝗻 𝗿𝗼𝘁𝗼, 𝗽𝗲𝗿𝗼 𝗲𝘀𝗼 𝗺𝗲𝗻𝘁𝗶𝗿𝗮, 𝘀í 𝗹𝗼 𝗵𝗮𝘆 𝘆 𝗲𝘀 𝘂𝗻 𝗮𝗹𝗺𝗮 𝗿𝗼𝘁𝗮." Milán ya no creía en los felices para siempre, mucho menos en los amores verdaderos...