Lo que prometía ser un agradable despertar para Milán se convirtió en una pesadilla al escuchar gritos provenir de la sala de estar, suspiró frustrada al saber a quién pertenecían.
Invocar a Satanás nunca había sido tan fácil.
Miró el reloj en la mesita de noche, sus amigos llegarían en un par de horas más.
Louis dormía a su lado sin importarle que en la sala se estuviera desatando un infierno.
―Mierda ―murmuró poniéndose de pie con cuidado de no despertar a Louis―, esa perra.
Milán de algo estaba segura; esa sería la última vez que Audra pisaría su casa.
Llegó a la sala de estar justo en el momento en el que Bill empujaba a Audra lejos de él con la respiración entrecortada y la cabeza dando vueltas. Ella intentó acercarse nuevamente a él.
―Tócalo una vez más y te prometo Audra Phillips que te quebraré la mano ―exclamó de forma agresiva atrayendo la atención de la mujer―. ¿Entendiste?
Bill se acercó a su esposa tambaleante con la cabeza apunto de explotarle.
― ¿En serio crees que te tengo miedo? ―Audra se acercó insolente a ella, Milán sonrió.
―Deberías ―musito tranquila acercándose ―, te convenía tenerme de amiga ¿sabes? Pero quisiste obsesionarte con mi marido.
Audra rio.
― ¿Y?
―Y ahora tendré que destruirte si no te largas de aquí y nos dejas en paz ―no bromeaba, su voz era decidida.
―No puedes hacerlo, querida.
― ¿Estás segura?
La sonrisa burlona del rostro de Audra se borró. Milán giró el rostro con preocupación al ver a Bill caer al suelo sosteniendo su cabeza con sus manos, momento justo que la mayor aprovechó para abalanzarse sobre ella y derribarla en el suelo.
El primer puñetazo lo dio Audra, un rastro de sangre descendió desde la nariz de Milán. El dolor que sintió en el momento desapareció para ser reemplazado por furia, sin pensarlo tomó impulso dándole un cabezazo que hizo a Phillips tambalearse hacia atrás.
Milán la empujó para ponerse de pie, con el dorso de su mano limpió su nariz, lanzó un rápido vistazo a Bill que seguía en el suelo. Dirigió su mirada de nuevo al frente y camino hacia la mujer.
―Déjame dejarte claras las cosas ―escupió agachándose para tomarla de su chaqueta y levantarla del suelo―. No te quiero cerca de mi marido y sí, hablo de William Denbrough por si no te ha quedado claro. No te quiero cerca de mi casa, de mi gato, mis amigos o familia. Nada. Me tienes harta y ya me cansé de ser buena contigo, no me hagas mostrarte el lado oscuro que heredé de mi maldito padre.
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ɪɴᴇꜰᴀʙʟᴇ | ᴮⁱˡˡ ᴰᵉⁿᵇʳᵒᵘᵍʰ ²✔
Fiksi Penggemar"𝗗𝗶𝗰𝗲𝗻 𝗾𝘂𝗲 𝗻𝗼 𝗵𝗮𝘆 𝗻𝗮𝗱𝗮 𝗽𝗲𝗼𝗿 𝗾𝘂𝗲 𝘂𝗻 𝗰𝗼𝗿𝗮𝘇ó𝗻 𝗿𝗼𝘁𝗼, 𝗽𝗲𝗿𝗼 𝗲𝘀𝗼 𝗺𝗲𝗻𝘁𝗶𝗿𝗮, 𝘀í 𝗹𝗼 𝗵𝗮𝘆 𝘆 𝗲𝘀 𝘂𝗻 𝗮𝗹𝗺𝗮 𝗿𝗼𝘁𝗮." Milán ya no creía en los felices para siempre, mucho menos en los amores verdaderos...