¿Y sabes que es lo más triste de todo? Que aunque vivo mi día a día diciendo que ya no tienes efecto en mi, siempre vuelvo al pasado, de forma inevitable me remonto en la época donde solíamos sonreir, y tristemente comienzo a darme cuenta de que, me sigues importando.
Porque fuiste la primera persona con la que hice una conexión cósmica, porque tú, el idiota que jamás leerá esto. Fuiste la primera persona con la que realmente conecte, que acepto mis risas, mis llantos, mis dudas existenciales y tomaba mis palabras en serio, la persona con la que podía debatir infinitamente, con la que jamás se acababa el tema de conversación, el idílico que al final... debía ser humano y tener defectos, como todos.
¿Qué jamás te confesé las cosas y me arrepiento un poco? Sí, así fue. Quizá el miedo al rechazo me pudo y me pasmo, pero eso no implicaba que no quisiera seguir cerca.
Lo irónico es que no te dije todo esto para evitar distanciamiento, y fue justo lo que paso. No espere que eso también indicara el final en nuestra amistad, no pensé que el tiempo estaba contado, que el afecto era limitado y ya no tenías nada más que brindar, a excepción de las sobras; tampoco imagine que las risas infinitas ahora eran escasas, que nuestras frases se repitieron en otros lados, que las pláticas cósmicas se transformaron en algo peor que en la nada, y que mi mera existencia, pasó al segundo plano donde no recordabas ni si quiera mi nombre.
Mientras yo de forma estupida esperaba desde el mismo lugar donde me dejaste porque al menos estuvieras bien, donde me quede a la llegada de un último "me encantaría que comenzaras contándome de galletas y terminases hablándome del universo", de nuestras buenas madrugadas, de los debates en temas serios y banales, de una despedida digna de una amistad tan hermosa, de un último murmullo de promesa falsa en nuestro "nos vemos mañana", de maldecir a la escuela, de cantar, de gritar, escuchar tu voz decir una vez más mi nombre... pero se me olvidó que esto era la vida real y no una fantasía, donde esas conexiones si existían y donde la amistad verdadera triunfa sobre todas las cosas. Pero esta era la realidad, donde tú, en realidad jamás regresarías y quizá esa conexión, solo existía en mi mente.
Y aunque eventualmente regresaste como si nada hubiera pasado, ahora se supone que debo darme a basto con el fantasma de tu esencia, con algunos saludos tan cortantes y esporádicos que en realidad desearía que dejarás de enviarme, a una conversación a medias y completamente ordinaria, acompañado siempre de la indescriptible sensación de que en realidad, eres un desconocido que comparte el rostro de aquella persona con la que admiraba las estrellas.
Y te extraño, como solo la obsoleta obscuridad que cierne el rincón donde me permito bajar la máscara de indiferencia, sabe que hago. Pero lo cierto es que extrañarte se ha vuelto tormentoso, cansado y bastante triste; razón por la que finalmente, y algo tarde si he de ser honesta, dejo partir a tu ya casi inexistente recuerdo.
Ahora, solo espero que todo lo que tenía que decir y jamás logré expresarte, sea consumido por las llamas del abismo de todo aquello que pudo y jamás fue.
Siendo de esa forma como finalmente me libero, sempiternamente, de esta flébil atadura a la muchos ponen por excelencia: el estólido nombre de"quererte".
Atte. Yo.
09/12/21
-L
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Baladas melancólicas, de todo lo que nunca fue
PoetryEn un mar de emociones, a veces solo existen letras para explicarlo, quizá de forma ambigua, pero funcional. Los poemas, las cartas, o notas escritas de madrugada, simbolizan todo lo que pudo y no fue, todo lo que pensé y no pude decir. Para quien...