Capitulo 15: ¿Sueño o realidad?

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Nathaniel Kutzberg me estaba besando.

Sus labios se movían sobre los míos, con mucho ímpetu. Trataba de seguirle el compás de sus movimientos, pero a diferencia de él, yo era una novata en esto. Mordió mi labio inferior, haciendo que soltara un gemido, y abriera mi boca, permitiéndole el paso a su lengua, y así crear una guerra que aunque la mía ni era tan diestra como la suya, no iba a dejarse vencer. Nathaniel soltó un gruñido; bajó sus manos de mis mejillas y las posó en mi cintura apretándome más a su cuerpo, quería sentirlo más cerca. Mis brazos que hasta en este momento habían permanecido quietos cada uno a un costado de mí, cobraron vida y se enroscaron en su cuello, haciendo que el beso se profundizará un poco más, si eso pudiera ser posible. Mis dedos agarraron los pequeños cabellos al final de su nuca, haciendo leves caricias, robándole un suspiro de satisfacción de sus carnosos y suaves labios.

Nuestra necesidad de respirar se hizo presente y nos separamos solo unos centímetros. Mientras regulábamos nuestras respiraciones, Nathaniel pasó la punta de su lengua dibujando mi labio inferior. Otro gemido salió de mis labios. La sonrisa pícara de Nathaniel no se hizo esperar, y mis mejillas tomaran un fuerte color carmín.

Miré aquellos ojos azules, ahora llenos de deseo, deseo por mí. Bajé mi vista a sus labios que ahora estaban hinchados y más rojos de lo normal gracias a nuestro-Realmente muy apasionado-beso. Jamás en mi vida hasta ahora me habían besado de esa forma tan...diferente.

El aliento mentolado de Nathaniel pegaba en mi nariz, y nuevamente sin que me lo esperara me volvió a besar por segunda vez. Y esta vez se sintió increíble como la primera. Sabía que esto estaba mal, pero se sentía tan bien, que me era imposible resistirme.

Nathaniel despegó sus labios de los míos y bajó sus besos por mi mandíbula, formando un camino imaginario hasta mi clavícula y volviendo a subir por el mismo lugar, robándome uno que otro suspiro de placer.

Pero como siempre todo lo bueno tiene un final. La razón que hace unos momentos no se donde se había metido, regresó a mí, haciéndome ver las cosas con más claridad.

-No...Nathaniel-Gemí más fuerte cuando sentí como sus dientes raspaban una parte sensible de mi cuello, y luego pasaba su lengua por el mismo lugar.

Puse mis manos en su pecho, empujándolo para que se alejara de mí.

No quería ser como Marinette, no quería que me tratara a su antojo como a todas las demás que habían caído a sus pies.

Se separó un poco más de mí, observándome atentamente con una expresión confusa. Sin pensarlo dos veces, levanté mi mano y dejé que se estrellara fuertemente contra su mejilla derecha, la cual en unos cuantos segundos estaría roja.

Sus ojos se abrieron con sorpresa ante mi arrebato, pero después su entrecejo se frunció, y formó una línea recta con sus labios.

-¡¿Qué carajos te pasa?!-Preguntó enojado, mientras tomaba fuertemente mis muñecas. Los ojos que hace unos momentos mostraban deseo ahora estaban repletos de ira y frialdad. Debo admitir que me intimidaron, pero me sentía tan mal conmigo misma que no me importó en absoluto.


-Yo no soy como las demás-Traté de que mis palabras sonaran lo más seguras posibles, para que no se diera cuenta de que su presencia y tacto me afectaban ya más de lo que quería-No puedes follarte a una y luego a venir a besarme como si nada-Me zafé de su agarre en un movimiento brusco. Pasé a su lado, quité el seguro y abrí la puerta saliendo de aquel frío cuarto del conserje.

-¡Chloe, espérame!-Evie venía gritando detrás de mí desde que salimos de la última clase del día. Ya la había escuchado, pero no quería detenerme. Necesitaba salir de esta institución lo más pronto posible, desde mi pequeño ''incidente'' con Nathaniel no lo había visto, y no me apetecía hacerlo ahora, así que, entré más rápido estuviera en mi casa; mejor.

복수 (Venganza) Chloe BourgeoisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora