Capitulo 18: Lo sabré por mi cuenta.

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Pasé por tercera vez mis fríos dedos por su tibia mejilla acariciándola levemente. Posé mi mirada en aquellos ojos azules, perdiéndome por completo y olvidando todo a mi alrededor.

Sonrió de costado, al tanto de lo que causaba su mirada en mí. Mis mejillas se ruborizaron un poco y escondí mi rostro en su pecho abrazándome más a su cuerpo. Me apretó con sus fuertes brazos y suspiró dejando un delicado beso en mi coronilla.

Estábamos recostados en mi cama, simplemente disfrutando de la cercanía del otro. Nathaniel no se había querido marchar después de que deje de llorar, y en verdad me alegraba que se quedara conmigo, no quería tenerlo lejos de mí...al menos no hoy.

Levanté mi cabeza un poco de su agarre para poder apreciar su rostro más tiempo. Él se fue acercando lentamente a mí, hasta posar suavemente sus labios sobre los míos. El beso inició dulce, suave, apenas sintiendo cada roce entre ellos. Metió su mano por debajo de mi blusa de la pijama, haciendo que su tacto frío me estremeciera. Colocó su mano en mi cintura atrayéndome hacia él, pegando por completo nuestros cuerpos, mientras el beso subía de intensidad. Su lengua delineó mi labio inferior, permitiéndole el paso a mi cavidad bucal para encontrarse con mi querida lengua que lo esperaba ansiosa.

Fue subiendo lentamente mi blusa, dejando a la vista mi vientre plano. Mis mejillas volvieron a tomar color. Nerviosa por pensar en lo que podría llegar si lo dejaba continuar.

El sonido incesante de mi teléfono, rompió aquella situación que se empezaba a poner un tanto acalorada, haciendo que ambos nos separamos jadeantes. Que momento más oportunos, así no tendría que ser yo la que le pidiera parar. Me ahorraría la enorme vergüenza. Me levanté de la cama, yendo a buscar mi teléfono, evitando mirar a Nathaniel a los ojos.

-¿Mamá?-Pregunté después de haber pulsado el botón de contestar.

-¿Ya estás más tranquila?-Contestó con otra pregunta. Antes de responderle respiré hondo, tratando de que mi respiración que todavía estaba acelerada volviera a la realidad al igual que los latidos de mi corazón.

-Sí-Dije y me llevé una mano a mi cabello peinándolo un poco, podía sentir la intensa mirada de Nathaniel a mis espaldas, poniéndome aún más nerviosa de lo que me encontraba-¿Ahora si sabes algo de papá?

-Me dijo la enfermera que esta mejor, pero que tiene que seguir en observación al menos hasta mañana-Dijo y un suspiro de alivio se escapó de mis labios.

-¿Cuando regresas?-Pregunté vacilante.

-Hasta que de a André de alta-Dijo y mordí mi labio inferior.

-¿Estás en Cleveland?-Volví a preguntar, esperando que mamá no sospechara nada de lo que iba a hacer.

-Si ¿Por qué?-Su voz cambió a algo más seria.

-Es que nunca me dijiste donde había sufrido el accidente-Dije recordando lo que me había dicho en las llamadas pasadas-Cuando te dejen verlo me hablas ¿Sí?

-Claro Chloe, te quiero-Hizo sonar sus labios como si me enviara un beso y sonreí hacia tal gesto, hace mucho que no lo hacía.

Murmuré un ''igual te quiero'' y colgué, dándome mi tiempo para voltear hacia Nathaniel. Su codo estaba apoyado en el colchón, con su cuerpo hacia un lado, su cabeza recargada en su palma abierta, con toda su atención puesta en mí.

Sonrió pícaro al ver mi incomodidad y palmeó la suave superficie donde se encontraba invitándome a acostarme junto a él. Negué con la cabeza, reprimiendo una sonrisa tonta que se quería escapar de mis labios.

-Nathaniel...creo que será mejor que te vayas-Dije en un murmullo. Vi como cambiaba su rostro sereno a uno de confusión y enojo.

-¿Por qué?-Dijo seco.

-Mamá viene de camino-Mentí para que me dejara sola en casa.

-¿Y va a dejar a tu papá solo allá?-Preguntó un tanto incrédulo. Mordí nuevamente mi labio, y moví nerviosamente mis manos.

-Sí, bueno no-Me contradije. Maldije en mi interior-Va a venir por mi, para llevarme a ver a André-Volví a mentir. Él asintió, al parecer creyendo mis palabras.

Se levantó un tanto pensativo para mi gusto, se acercó a mi y me dio un casto beso en los labios. Ahora si no pude evitar sonreír como una tonta. Se despidió de mí y se acercó al balcón, por donde salió, así como había entrado.

Bien, ahora si; manos a la obra.

Saqué una pequeña maleta del fondo de mi armario, y la llené con varios cambios de ropa. No sabía hasta cuando estaría en Cleveland. Así que tendría que ir preparada. Guardé mis artículos de limpieza personal, y tomé algo de dinero que se encontraba en mi alcancía para el boleto del tren.

Cambié mi pijama por unos pantalones de mezclillas entubados, una blusa rosa y una sudadera blanca, junto con unas botas cafés, por si acaso llovía. Entré al baño, cambiando rápidamente la gasa en mis heridas por una venda blanca.

Bajé rápido las escaleras, tratando de darme prisa, para poder alcanzar a llegar a la terminal, ya que después de una hora determinada no dejaban abordar a nadie más o no habría transporte disponible.

Le dejé croquetas de gatos en el plato de Zuki, junto con agua. Para que no pasara hambre mientras no me encontraba. Quería llevármelo conmigo, y que me hiciera compañía durante el viaje, pero al final decidí no hacerlo, al fin que no era mucho el recorrido hasta allá, máximo unas tres horas.

Salí de mi casa silenciosamente, antes de salir me había fijado que el reloj de la sala marcaba las seis pasadas de la noche. Pronto oscurecería. Dejé mi maleta en el suelo mientras cerraba la puerta con seguro. Guardé las llaves en la bolsa que tenía atravesada en mi pecho y tomé de nuevo mi maleta para empezar a caminar hasta la terminal.

Escuché como unas ramas crujían detrás de mí, como si alguien las hubiera pisado al pasado. Volteé rápidamente pero no había nada ni nadie detrás de mí. Tragué saliva sonoramente y seguí con mi camino. Un aire helado pasó por todo mi rostro, haciendo que me estremeciera de frío, y agitó mi cabello suelto, haciendo que varios mechones se me interpusieran en la vista. Tal vez el sonido solo era eso; el viento. Y me lo repetí a mi misma miles de veces hasta estar segura de habérmelo creído.


-Un boleto para Cleveland, por favor-Pedí amablemente a la mujer detrás del mostrador que sonriente me atendía.

-El tren sale a las 8 horas-Asentí aceptándolo y ella tecleó algo en el computador frente a ella-Serían 25 dólares-Saqué el dinero de mi bolsa y se lo entregué.

-Que tenga un lindo viaje-Me dio el boleto y murmuré un gracias, saliendo de la línea para dirigirme a una de las sillas que se encontraban ahí, esperando a que diera la hora.

Me sentí observada, y una alarma en mi cerebro se activó poniéndome alerta. Giré mi vista disimuladamente a cada lado, esperando encontrarme con el causante de ese efecto en mí. Pero no encontré nada, en realidad el lugar estaba vacío, a excepción de unas cuantas personas que caminaban de aquí para allá.

Después de unos minutos anunciaron que saldría el tren. Tomé mis cosas y me dirigí a la puerta que conducía a donde se encontraba el transporte. Me formé tras unas tres personas, pero nos pasaron rápidamente en cuanto revisaban que trajéramos el pequeño boleto.

Dentro de este, solo había unos pocos asientos ocupados, por lo que me podría ir en donde quisiera. Caminé, adentrándome más hasta llegar a los últimos asientos, donde todos permanecían desocupados. Puse mi maleta en uno de los compartimentos que se encontraban arriba de los sillones. Y me senté cerca de la ventana.

Saqué mi celular y conecté los audífonos, pulsé ''aleatorio'' y sonó 'Jear of Hearts'' de Christina Perri. Me acomodé mejor en el asiento, recargando mi cabeza en el respaldo y cerré los ojos disfrutando de la música y el viaje.

Esperaba no llegar demasiado tarde a Cleveland.

Me sentía algo incómoda, ya que si mal no recuerda esta sería la tercera vez como máximo que me subía a un tren. La mayoría del tiempo caminaba o papá nos llevaba en su automóvil. Aparte de que nunca había sido de mi agrado viajar sola, hasta la fecha sigue sin gustarme, pero dada la situación tendría que hacer algo de esfuerzo.

El cansancio se empezaba a apoderar de mí, llevándome a caer en un profundo sueño.

복수 (Venganza) Chloe BourgeoisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora